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domingo, 17 de julio de 2011

PERU - Gana Peru y 'Ciudadanos por el Cambio'

Los cuadros del presidente

Se necesitan 300 técnicos de primer nivel para gobernar. El Partido Nacionalista no los tiene y por eso el colectivo Ciudadanos por el Cambio proveyó los expertos, la mayoría de izquierda, que elaboraron el Plan de Gobierno y abastecieron de discurso a Ollanta Humala. Ahora, a 11 días de la asunción del nuevo gobierno, definir un futuro de convivencia en el poder es la tarea pendiente.

Por Óscar Miranda

Domingo, suplemento de La República, Lima, domingo 17/07/2011

Este mediodía, en un hotel de Miraflores, concluirá una reunión de trabajo que podría ser fundamental para el futuro de Gana Perú y del gobierno de Ollanta Humala. Ciudadanos por el Cambio, el colectivo de intelectuales y tecnócratas de izquierda que elaboró el Plan de Gobierno, y cuya figuras más visibles son Alberto Adrianzén y Salomón Lerner Ghitis, desarrolla desde ayer una exhaustiva discusión sobre cuál será su papel en la administración que se inaugura el 28 de julio. Aunque tras la segunda vuelta su peso en la órbita del presidente electo decreció ligeramente –mientras lo ganaron profesionales llegados de otros ámbitos–, continúan siendo el think tank que da el principal sustento programático a Gana Perú. Y Lerner sigue siendo la persona que más influye en Humala. Después de Nadine, claro.

El debate interno en Ciudadanos por el Cambio también podría ser decisivo para el futuro del Partido Nacionalista. Domingo conversó esta semana con Sinesio López, Carlos Tapia, Cecilia Israel y otros miembros del colectivo, y comprobó que está en sus planes proponer que Gana Perú sea una alianza de gobierno en la que el nacionalismo tenga su lugar junto con la tecnocracia izquierdista (aunque independiente), los partidos de izquierda y los movimientos regionales. “Una formación al estilo del Frente Amplio de Uruguay”, explica Tapia. Al Partido Nacionalista la idea no le hace ninguna gracia. Sin embargo, según uno de sus impulsores, Humala la ve con buenos ojos.

Lo que se viene en los próximos días es una importantísima discusión sobre el futuro de Gana Perú, saludable en cualquier organización política, que no llamaría la atención si no fuera porque revela que a menos de dos semanas de que asuman las riendas del gobierno, los vencedores del 5 de junio todavía no tienen claro cómo se van a organizar para administrar el país.

Recelos nacionalistas

¿En Gana Perú hay cuadros suficientes para gobernar? Lanzamos la pregunta a varios miembros de la bancada nacionalista –para todo efecto, el único ámbito de dirigentes que tiene el partido–. Algunos, como Fredy Otárola, aseguraron que los tienen. Otros, como Víctor Mayorga, señalaron que los hay aunque no son muchos. Cayo Galindo, otrora vocero de la bancada, fue el único que admitió –al menos, on the record– que son pocos. Sin embargo, agregó que esa carencia no tenía por qué significar un problema. “Los técnicos se pueden convocar”, observó, parafraseando, no necesariamente adrede, la famosa sentencia de Luis Bedoya Reyes a Jorge Grieve en el debate municipal de 1966.

La paradoja es que al mismo tiempo que congresistas como Galindo y otros confían en que sus ‘jales’ pueden ayudarlos en la complicada tarea de gobernar dejan entrever su fastidio por la predominancia de los tecnócratas de izquierda en Gana Perú. Un legislador que prefirió no identificarse comentó que “ellos se creen el súmmum de la intelectualidad” y que “no nos ven a su altura”. Fredy Otárola cree que Ciudadanos por el Cambio “quizá puedan aportar con algunos cuadros, obviamente, como cualquier colectivo”. Galindo relativiza su papel en la elaboración del Plan de Gobierno. “Han colaborado en la redacción pero la línea matriz la ha dado el presidente Ollanta Humala”, afirma. Otros prefieren reservarse su opinión.

El malestar de los nacionalistas con los cuadros de izquierda es difícil de ocultar.

Una historia de izquierda

Pero ¿quiénes son los Ciudadanos por el Cambio? ¿Cómo llegaron a ser la cantera de las ideas y políticas públicas que presentó Humala en la campaña? Su historia, relata su coordinadora, Cecilia Israel, comenzó en el 2008, cuando ella, el economista José Oscátegui, el ambientalista Ricardo Giesecke y los sociólogos Gustavo Riofrío y Vicente Otta le propusieron al líder nacionalista convocar a intelectuales y expertos de diferentes campos para conocer sus opiniones sobre temas que por entonces eran parte de la agenda pública (el gas, los acuerdos de libre comercio). Otro grupo, integrado por los analistas políticos Alberto Adrianzén, Sinesio López, Carlos Tapia, Isabel Coral, entre otros, se reunía por su cuenta con las mismas inquietudes. Eventualmente, los dos grupos confluyeron. En febrero del 2009, con su primer pronunciamiento, sobre el TLC con Chile, salieron a la luz pública. Y en el tercero, en enero del 2010, expresaron públicamente su respaldo a la candidatura de Humala.

El pasado político de ese núcleo básico, al que poco después se integrarían Félix Jiménez y Nicolás Lynch, se remonta a la Izquierda Unida de los ochenta y en algunos casos todavía más atrás. Tapia y López estuvieron en el MIR en los sesenta, y Adrianzén en el MIR-IV Etapa. Jiménez militó en el Partido Comunista Peruano (Unidad). Lynch perteneció al Partido Comunista Revolucionario (PCR). Israel fue cercana colaboradora del ex alcalde de Lima Alfonso Barrantes. La mayoría de ellos se encontró en el Partido Unificado Mariateguista (PUM) en los ochenta. Su espíritu de hombres de izquierda los condujo hacia el proyecto nacionalista de manera natural. Por esa época, entre el 2008 y el 2009, Carlos Tapia era el principal asesor de Humala y una de las personas que más lo influían. El líder nacionalista había aceptado su proyecto de construir una organización política que trascendiese a su partido, una “mesa de cuatro patas” en las que también estuvieran los intelectuales, los partidos de izquierda y los movimientos regionales. El proyecto encajaba con lo que venía haciendo el colectivo, que ya se había bautizado a sí mismo como Ciudadanos por el Cambio (desecharon su primer nombre, Intelectuales por el Cambio, porque algunos miembros, alejados de la esfera académica, no sentían que los representara).

Entre abril y mayo del 2010, Humala les pidió que elaboraran el Plan de Gobierno. Ya eran una treintena y tras convocar a expertos amigos sumaron casi 60 especialistas. Fueron siete meses de apasionadas discusiones internas. El 20 de diciembre fueron presentados oficialmente como el Equipo Técnico de Gana Perú. Aunque Jiménez fue el coordinador, para entonces Salomón Lerner Ghitis –quien se había incorporado en el camino– había ganado influencia y se convirtió en su principal interlocutor ante el candidato presidencial.

Chuquihuara, el secretario

Durante la campaña, el equipo de cuadros recibió al menos dos inyecciones adicionales de tecnócratas y profesionales. La primera, tras la primera vuelta, cuando se buscó una imagen de apertura y llegaron los ex funcionarios de Perú Posible (Kurt Burneo, Óscar Dancourt, Alfonso Velásquez, Daniel Schydlowski y otros), así como expertos que habían colaborado en el Plan de Gobierno de manera reservada y que al fin se animaban a dar la cara (Ketín Vidal, Carlos Herrera Descalzi, Fernando Sánchez Albabera y varios más).

La segunda, luego del triunfo, cuando se organizaron las comisiones de transferencia. La distribución de las comisiones sectoriales evidenció una nueva correlación de fuerzas: los miembros de Ciudadanos por el Cambio ya no eran mayoría. Por ejemplo, Luis Chuquihuara asumió la conducción de la transferencia en la PCM. Según diversas fuentes, Salomón Lerner influyó para ubicarlo en ese cargo, aunque Tapia cree que el diplomático entabló relaciones con Humala en el 2009 cuando este viajó a El Salvador –donde Chuquihuara era embajador del Perú– para reunirse con el mandatario de ese país. Hoy, Chuquihuara es el secretario personal del presidente electo y, según las fuentes, el virtual secretario general de la Presidencia.

¿Qué es Gana Perú?

En las últimas semanas, Ciudadanos por el Cambio ha seguido creciendo en número. Se ha organizado en 14 comisiones sectoriales que continúan reuniéndose para analizar la coyuntura y producir documentos de cara a los primeros 100 días de gobierno. Cecilia Israel dice que Soledad Piqueras, hija de Susana Villarán, se ha acercado a ellos interesada en trabajar de la mano de su propio colectivo. Tapia cree que deben seguir siendo un espacio que alimente de propuestas políticas, y eventualmente de ‘cuadros’, al presidente.

El futuro de Gana Perú como alianza será un problema que Ollanta Humala tendrá que encarar más temprano que tarde. Para el nacionalista Cayo Galindo, no existe alianza ni frente. “Lo único que se hizo fue cambiar de nombre al Partido Nacionalista. Si Gana Perú fuese una agrupación distinta tendría una estructura propia, y eso no existe”, apunta. Alberto Adrianzén discrepa; señala que se trata de una organización más amplia que el Partido Nacionalista y que el tema de la estructura que tendrá es precisamente uno de los asuntos importantes que se abordará en los próximos días. “Este es un frente que debe incluir a nacionalistas pero también a los independientes”, subraya. Los miembros de Ciudadanos por el Cambio empezaron la discusión este fin de semana. En el nacionalismo, a tan solo 11 días del cambio de mando, esperan que el presidente electo aborde la cuestión cuanto antes.

funcionarios, se busca

“Un gobierno necesita entre 250 y 300 cuadros profesionales para implementar su plan de gobierno”, dice Nuria Esparch, hasta marzo presidenta ejecutiva de la Autoridad Nacional del Servicio Civil-Servir y una de las personas que mejor conoce los requerimientos de funcionarios en el Estado. Se trata de cargos de confianza, ministros, viceministros, directores de oficinas, asesores, etc., explica. La cifra parece pequeña si se la compara con los aproximadamente 6,000 cargos de jefatura pública que existen en el Ejecutivo. Pero la pregunta es si Gana Perú los tiene. Y todo indica que no, no los tiene.

Los nacionalistas Víctor Mayorga y Cayo Galindo dicen que Ollanta Humala está preocupado por la formación de cuadros técnicos en su partido y que esa será una de las tareas que se pondrán en marcha en el corto plazo. “Hay que formar cuadros para que desempeñen cargos públicos o para que asuman cargos dentro del partido”, sostiene Mayorga. Galindo dice que los congresistas que no fueron a la reelección serán los que asuman estas responsabilidades.

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* Tomado de: http://www.larepublica.pe/impresa-domingo/los-cuadros-del-presidente-2011-07-17

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Ciudadanos por el Cambio: ¿Ilusión o realidad?

Por Carlos León Moya

Noticias SER, 20/07/2011

El último domingo, La República publicó una semblanza sobre Ciudadanos por el Cambio llamada Los cuadros del Presidente. El artículo sin embargo se limitó a hacer un inventario de declaraciones recientemente recogidas de actores políticos relevantes al interior de GANA Perú, y deslizó a mi juicio impresiones erradas sobre lo que en realidad seria el peso político de este grupo. Con la escasa información que tengo a la mano, busco en este artículo matizar al artículo mencionado y dar algunas impresiones sobre lo que creo podría ocurrir en adelante.

1. Importantes sí, fundamentales no.

La impresión que deja el artículo es que Ciudadanos por el Cambio (en adelante CxC) es un cuerpo de suma importancia, una élite con un poder propio importante. “Proveyó los expertos (…) que elaboraron el Plan de Gobierno”, “abastecieron de discurso a Ollanta Humala”, sus reuniones de trabajo son “fundamentales para el futuro del gobierno”, sus debates internos son “decisivos para el futuro del Partido Nacionalista”, etcétera.

Que CxC proveyó los técnicos iniciales es de común conocimiento. Sin embargo, cabe preguntarse qué tanto importa eso ahora que estamos en la Hégira de la Hoja de Ruta y seremos seguramente gobernados por el “califa” Miguel Castilla (No te preocupes, Félix: en nuestros corazones siempre serás el mejor Ministro) Además, ¿desde cuándo una reunión entre un grupo de técnicos e intelectuales con una orientación ideológica que no es la del gobierno –nos guste o no- es decisiva para un gobierno? Además, en la Comisión de Transferencia hay gran cantidad de técnicos e intelectuales, y los CxC, descontando a Salomón Lerner, no son precisamente quienes conducen.

CxC no tiene un camino de rosas. Por una parte, tienen resistencias fuertes al interior del nacionalismo, como lo demuestran las declaraciones recogidas en el artículo dominguero. Por otra, no tienen una militancia detrás que les sirva de sustento en las posibles pugnas futuras. No solo muchos de los miembros de CxC no son del PNP, sino que para varios su único respaldo es su lista de publicaciones. Finalmente, tanto en Gana Perú/PNP como en el gobierno quien tiene la última palabra sin un contrapeso efectivo es Ollanta Humala. Si Humala quiere irse un poco más al centro, a los miembros CxC les quedará continuar como el ala izquierda de un gobierno amplio pero con un mando personalizado. Por todo ello, mi impresión es que CxC no es el cuerpo por excelencia de técnicos de Humala ni del próximo gobierno. Importantes sí, pero no fundamentales.

2. El discurso ¿CxC o FX?

Conocidos miembros de CxC como Nicolás Lynch, Alberto Adrianzén, Manuel Dammert y Sinesio López, sostuvieron con claridad en sus escritos del 2010 e inicios del 2011 importantes puntos programáticos sobre qué hacer en el país. Destacan centralmente la necesidad de romper con el modelo económico -de hecho, Lynch la llamaba “la humillación neoliberal”-, la bandera del cambio de Constitución –la conocida tesis del “momento constituyente”- y la recuperación de la soberanía sobre nuestros recursos naturales –al cual Manuel Dammert dedicó varios artículos.

Viajemos a enero del 2010. El Manifiesto de bautizo de CxC, ¡Por la gran transformación del Perú!, es aún más explícito: evitar “continuar con la imposición neoliberal” con “un cambio radical en la economía” que implique “un camino distinto que supere la herencia colonial de la república criolla”; “una Nueva Constitución que exprese la voluntad popular y ponga fin al veto del gran capital”; y cambiar el “modelo primario exportador neoliberal” por uno que “recupere el control nacional de los recursos naturales”.

Volvamos a julio del 2011. Ahora explíquenme cómo se sostiene que CxC le dio el “discurso” a Humala. Es cierto, CxC tuvo un aporte en temas programáticos y hasta discursivos muy importante, pero al final el discurso que se impuso, con las consecuencias políticas que esto tendrá en el nuevo gobierno, no fue el que la mayoría de ellos hubiese preferido.

Alrededor de enero hubo una fuerte tensión al interior de Gana Perú. El motivo: el estancamiento de Humala en las encuestas. En sus propias palabras, “a pesar de que las encuestas nos ponían en 8% y de que un sector dentro del partido señalaba que nos estábamos saliendo del mensaje del 2006, que nos estábamos pegando al centro, yo seguí. Teníamos un sector que planteaba radicalizar el discurso, pero nosotros mantuvimos el timón firme en la tormenta. El resultado de la primera vuelta fue un voto de confianza del pueblo”. Quienes pensaban que se debía persistir en la estrategia eran principalmente los asesores brasileros. Adivine quiénes creían que debía radicalizar el discurso.

“Yo pensaba que Humala debía radicalizarse” me dijo Sinesio López hace poco, caminando a través del pasto de la PUCP. Le dije que yo también, y que me equivoqué. “Todos nos equivocamos” me responde, “menos los brasileros”.

El discurso de Humala durante la campaña estuvo orientado a capturar el mayor espectro posible de receptores en el electorado, componente principal de su sofisticada estrategia de marketing político. Y los responsables de ello no fueron nuestros compatriotas sino FX Comunicaçoes de Sao Paulo, la empresa de Luis Favre y Valdemir Garreta. Chega de saudade.

3. El líder, el partido y el gobierno. ¿Uruguay o Ecuador?

El artículo cita a Carlos Tapia y sus deseos sobre Gana Perú. Él considera que GP debe ser “una alianza de gobierno en la que el nacionalismo tenga su lugar junto con la tecnocracia izquierdista (aunque independiente), los partidos de izquierda y los movimientos regionales”. “Una formación al estilo del Frente Amplio de Uruguay” habría dicho.

Sin embargo, esto tiene dos grandes problemas. El primero es en la práctica Gana Perú es una ilusión, una sombra, una ficción. No tiene comités establecidos a nivel local, no tiene un órgano deliberativo, menos aún un órgano ejecutivo. A nivel distrital existen más de un GP, muchos enfrentados entre sí y que no se reconocen mutuamente. En las regiones la situación no es distinta. Esto lo sabe bien Cayo Galindo: “si Gana Perú fuese una agrupación distinta tendría una estructura propia, y eso no existe”.

Alberto Adrianzén afirma que Gana Perú “es una organización más amplia que el PNP”, y es cierto: en él están muchas personas que no estarían en el PNP. Sin embargo, legalmente Gana Perú es el Partido Nacionalista que cambió su nombre para las elecciones. Aquellas organizaciones que firmaron un acuerdo político con el PNP para formar GANA Perú quieren que la alianza continúe, pero esto dependerá en buena medida de los propios conflictos internos del PNP y de, nuevamente, Ollanta Humala.

En segundo lugar está el eterno tema del peso de Ollanta Humala al interior de su organización, y cómo funciona realmente esta. Conversando con Steven Levitsky sobre la moderación de Humala, me dijo que lo rápido y contundente de su viraje al centro es un indicador de lo personalista que es su organización. Comentó que, según un alto mando fujimorista con el que conversó, la moderación de Keiko fue lenta y difícil, precisamente por las enormes dificultades y presiones que esto generaba al interior del fujimorismo.

De hecho, al PT brasilero le tomó más de una década lograr variar su discurso inicial anti-establishment por uno convocante y abierto que les permitiera capturar a ese electorado que lo miraba con desconfianza. Al Partido Nacionalista le tomó muchísimo menos tiempo, y como dije líneas arriba no tiene contrapesos efectivos en su interior. Por ejemplo, desde enero de este año su Comisión Política anda desactivada, no sin antes dejar las tareas políticas a la Comisión de Campaña, en la cual la última palabra la tiene el candidato.

Todo hace indicar que el PNP se maneja más por círculos de confianza que por una estructura organizativa institucionalizada. Quien está más cerca del líder es el que tiene mayor influencia, y por ende más poder. Imaginarse al PNP sin Ollanta Humala es tan difícil como imaginar a Perú Posible sin Alejandro Toledo: una característica que comparten los partidos peruanos más allá de su tendencia ideológica.

Un proceso con este nivel de personalización no se parece tanto al uruguayo o brasilero. Liderazgos fuertes con organizaciones políticas construidas alrededor de su figura, y en donde el rumbo que el Presidente de al gobierno suele no ser puesto en cuestión de manera efectiva por su organización es más el caso venezolano o ecuatoriano. Las características del PNP y Humala hacen más probable el segundo camino, no así el primero (aunque nos guste)

Epílogo ¿Y ahora?

Releo el artículo y la sensación que me deja es que quizá sea errado seguir hablando de CxC como un grupo. Yo lo he hecho por facilidad y en serio no sé qué nivel de coordinación tengan, ni qué tan válido sea. Es decir, que sus miembros se reconozcan bajo un rótulo común no es suficiente argumento para analizarlos como grupo. Sus acciones individuales pueden ser ausentes de coordinación, los intereses, objetivos y estrategias de sus miembros pueden ser no solo distintos sino contrapuestos, etcétera. Durante el 2010 era más o menos fácil distinguir el hilo común: ser el cuerpo técnico de Humala, darle soporte programático e ideológico al nacionalismo y construir el Plan de Gobierno. Ahora, ¿cuál será?

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* Tomado de: http://www.noticiasser.pe/20/07/2011/bala-perdida/ciudadanos-por-el-cambio-¿ilusion-o-realidad

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