Espacio virtual creado realmente por Nicanor Domínguez. Dedicado a la historia del Sur-Andino peruano-boliviano.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Frases del 2010

Frases para la histeria

Algunos comentarios ingeniosos del año 2010.

Por Augusto Álvarez Rodrich

La Republica, Lima, Sábado, 25/12/2010

Invité a cenar a mi casa al presidente Alan García, accidente genético que gobierna al Perú. Cuando García hundió sus oceánicas posaderas en el sofá, sentí un crujido ominoso y temí que el mueble se partiría en cuatro. Alan me animó a ser candidato. Le dije que no tenía suficiente dinero y mi madre no se manifestaba. Le pregunté cuánto ganaba el presidente del Perú. No parecía saberlo ni preocuparle. Algo así como 3 mil dólares al mes, me dijo. Con esa plata no puedo mantener a mi familia por cinco años, le dije. Y no soy un ladrón ni tengo ganas de aprender el oficio, añadí. Alan soltó una risotada y sentenció la frase de la noche: “No seas cojudo, hombre, la plata llega sola”.
Jaime Bayly

Un aspecto en torno al cual hay casi acuerdo universal es que García tiene un ego colosal que le puede cegar ante los méritos o las buenas ideas y alternativas que vengan de otro que no sea él.
James Curtis Struble, ex embajador de Estados Unidos.

Es una sociedad que tiene elementos psicológicos de derrotismo un poco mayores que los que puedan tener los brasileños, que tienen más sol, más componente negro y alegría que nosotros los andinos. Somos un país andino, esencialmente triste, no somos un país alegre como Brasil o como los colombianos que son hiperactivos, tienen esa mezcla de español del norte, vascongado y catalán y mayor componente negro, y un poco de antropófago primitivo, hiperactivos y tienen más sol, tienen Caribe. Allá tienen leather, mexicano. Nosotros acá tenemos indígenas que cosechan hoja de coca todavía, o sea el hiperactivismo está allá: tienen un campeón mundial de vehículo, tienen torero de primera categoría, todo eso es hiperactivismo racial-físico-genético. Ciertamente, nosotros somos tristes y aquí todo está mal siempre. Yo estoy seguro de que hemos hecho bastantes cosas en favor de los pobres como las hace mi amigo Lula, pero Lula tiene 70%.
Alan García

Yo estoy privado de mi libertad, pero no de mis recuerdos.
Vladimiro Montesinos a Jaime Yoshiyama por Facebook.

Yo no tolero corruptos.
Keiko Fujimori

Keiko de Villanella considera a los presos ciudadanos de segunda categoría y como tal los trata, olvidándose que su padre también es un preso. Yo estoy preso, pero no estoy aburrido. Aburrido me sentía cuando tenía que cumplir los encargos que su papi me hacía cuando ella vivía en Boston.
Vladimiro Montesinos a Keiko Fujimori por Facebook.

Lo mejor sería hundir el Huáscar.
Luis Giampietri, el vicepresidente de la República.

Yo fui engañado descaradamente. Pensaba que era una muestra de fotografía y de artesanía, donde campesinas ayacuchanas iban a vender sus trabajos.
Antonio Meier, alcalde de San Isidro, sobre por qué cercenó la Chalina de la Esperanza.

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Tomado de: http://www.larepublica.pe/25-12-2010/frases-para-la-histeria

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lunes, 13 de diciembre de 2010

Clima e Historia del Altiplano

Irregularidades del Clima e Historia en el Altiplano
[Primera Parte].

Desde los últimos días de diciembre del 2009, pero especialmente desde fines de enero del presente año [2010], se incrementó en la Sierra Central y Sur del Perú, así como en los Departamentos bolivianos de La Paz, Oruro, Cochabamba, Chuquisaca (y en las tierras bajas de Santa Cruz y el Beni), la intensidad de las lluvias del verano andino, llegando a causar inundaciones, deslizamientos y severos daños en distintas localidades del Cuzco, Puno y La Paz. El 24 de enero Machu Picchu quedó aislado por derrumbes que afectaron la vía del tren, y el día 29 el presidente Evo Morales declaró el estado de emergencia nacional en Bolivia por las lluvias e inundaciones. En febrero se desbordó el río Ramis entre Juliaca y Huancané, y el 27 de marzo nuevas lluvias y derrumbes causaron muertes en Carabaya. ¿Cómo explicar todo ésto? ¿Qué antecedentes existen? ¿Pueden prevenirse éstas irregularidades climáticas? Nuestro colaborador Nicanor Domínguez reflexiona al respecto.

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Las sociedades humanas siempre se han visto afectadas por los efectos del clima y sus variaciones, en todos los contextos geográficos donde hombres y mujeres se han asentado, en especial desde el desarrollo de técnicas agropecuarias de supervivencia (agricultura, irrigación, ganadería, pastoreo) hace unos 5000 años. El conocimiento humano sobre las características climáticas de una región en particular ha sido fruto de la adaptación cultural y de la observación de los ciclos regulares anuales de precipitaciones (lluvias, nevadas) y temperaturas (veranos, inviernos). Más difíciles han sido los intentos de predicción y prevención de las ocasionales variaciones de esos ciclos, especialmente cuando las lluvias faltan (sequías) o sobran (inundaciones). La memoria de episodios con variaciones intensas del clima no siempre se ha preservado, limitando la capacidad de prevención de las generaciones futuras.

La comprensión científica de los fenómenos atmosféricos y de los ciclos climáticos de nuestro planeta se ha venido desarrollando sistemática pero desigualmente en los últimos 250 a 300 años (las primeras observaciones meteorológicas utilizando instrumentos de medición se hicieron en Inglaterra y Francia a fines del siglo XVII, durante el siglo XVIII se extendieron al resto de Europa, y en el siglo XIX a América). Sin embargo, el estudio histórico del clima corresponde apenas a los últimos 45 años, luego de que se publicaran los primeros estudios del climatólogo británico Hubert Lamb (The Changing Climate, 1966) y del historiador francés Emmanuel LeRoy Ladurie (Historie du climat depuis l’an mil, 1967), que recopilaban y analizaban referencias históricas sobre variaciones climáticas anteriores a las primeras mediciones científicas.

En el caso peruano, el primer estudio sobre un episodio climático del pasado fue publicado por el historiador Lorenzo Huertas (Ecología e historia: Probanzas de indios y españoles referentes a las catastróficas lluvias de 1578, en los corregimientos de Trujillo y Saña, 1987), donde se transcribe la documentación colonial conservada sobre el Fenómeno de “El Niño” (FEN) más fuerte del siglo XVI en la Costa Norte. No es casual, por cierto, que éste interés académico por el clima del pasado se haya desarrollado en el Perú en los años 80, luego del catastrófico “Niño” de 1982-1983. La intensidad de éste episodio climático motivó a científicos de diferentes especialidades (climatólogos, oceanógrafos, biólogos, geólogos, así como historiadores y arqueólogos) a buscar los antecedentes y explorar las correlaciones del FEN, con el objetivo de entender mejor sus ciclos e intentar prevenir sus futuras ocurrencias.

Pese al potencial valor práctico de conocer los ciclos climáticos del pasado en el área andina, poco se ha hecho en éste ámbito de la investigación histórica. Aparte de nuevos estudios y documentos reunidos por Lorenzo Huertas (Diluvios andinos: A través de las fuentes documentales, 2001, e Injurias del tiempo: Desastres naturales en la historia del Perú, 2010), sólo contamos con el trabajo de Lizardo Seiner (Estudios de historia medioambiental: Perú, siglos XVI-XX, 2002), que desarrolla otros temas además del clima, como las catástrofes sísmicas. Además de éstos dos historiadores peruanos, numerosos arqueólogos han apuntado, ya desde los años de la década de 1970, cómo las variaciones y catástrofes climáticas afectaron el desarrollo de las sociedades prehispánicas en los Andes. Con todo, no hay aún un trabajo que reuna y sistematice los artículos especializados sobre el tema, y las historias generales sobre el Perú y Bolivia no incluyen todavía la variable del clima como un elemento importante en sus explicaciones del pasado.

No conozco estudios específicos sobre la historia del clima del Altiplano peruano-boliviano, aunque existen dispersos numerosos artículos en revistas especializadas que presentan los resultados de diversos estudios sobre paleo-climas andinos: análisis de los depósitos de hielo anuales en glaciales de alta montaña (glaciología), o de los despósitos de sedimentos en el fondo de lagunas (limnología), o del pólen de distintas especies de plantas y árboles tanto en sedimentos lacustres como en excavaciones arqueológicas (palinología). Éstos estudios proporcionan datos para entender las variaciones del clima en períodos largos de varios siglos de duración, y se enmarcan en el lapso de los últimos 10,000 años (Holoceno), tras el final de la más reciente “Edad de Hielo” (Pleistoceno).

Uno de los hallazgos más interesantes de éstas investigaciones es la exitencia de un período de más de 400 años en el que las temperaturas promedio fueron más frías que las de hoy, por lo que se habla de una “Pequeña Edad de Hielo”. En Europa ocurrió entre aproximadamente los años 1430 y 1850, con inviernos largos y fríos, y mayores precipitaciones (lluvia y nieve).

Para los Andes, gracias a los estudios del profesor Lonnie Thompson, de la Universidad de Ohio, en el Nevado Quelcaya (entre Sicuani y Macusani, el glaciar de zona tropical más grande del mundo), sabemos que ésta “época neoglacial” se produjo entre aproximadamente los años 1450 y 1880. Además, por dos siglos, entre 1500 y la década de 1720, hubo mayor humedad y precipitaciones más frecuentes, lo que benefició a los pobladores andinos debido al mayor crecimiento de pastos naturales (ayudando a la crianza de llamas y alpacas), y a las condiciones favorables para la agricultura. En cambio, el siglo y medio siguiente, entre la década de 1720 y el año 1860, fue en general más seco y con precipitaciones escasas.

Por otro lado, el profesor Thompson ha venido registrando en Quelcaya la reducción del Glaciar Qorikalis desde 1978. Durante los primeros 15 años (1978-1992) la retirada del hielo ocurrió a razón de 6 metros anuales; en los últimos 15 años (1993-2008) ha sido a un promedio de 60 metros anuales. En 30 años el glaciar a perdido 25 por ciento de su superficie, lo que apunta a que, en efecto, hay un proceso de cambio climático y que la tendencia es al calentamiento global.

Sin embargo, las variaciones climáticas de períodos más cortos, que son las que causan las catástrofes que afectan vidas humanas, son menos visibles en los estudios mencionados, a menos que se trate de episodios verdaderamente intensos como los “Mega-Niños” de 1578, 1982-1983, o 1997-1998.

Así, el FEN de 1982-1983 produjo intensas lluvias en la costa ecuatoriana y en la Costa Norte peruana (especialmente en Piura-Tumbes), mientras que el Altiplano peruano-boliviano sufrió una intensa sequía. Algunos investigadores propusieron que si ésta era una correlación consistente, los estudios históricos sobre los ciclos de los “Niños” en la Costa Norte podrían ayudar a entender e identificar los ciclos de las sequías en el Altiplano Surandino. Sin embargo, el FEN de 1997-1998, equivalente en magnitud al de 1982-1983, no produjo sequía en el Altiplano. Y este año 2010, un FEN moderado en la Costa Norte se produce al mismo tiempo que las intensas lluvias que afectan no sólo a Puno y La Paz, sino toda el área comprendida entre el Cuzco y Sucre.

Parece claro que estamos aún lejos de haber identificado las variables climáticas más importantes, y sus posibles correlaciones inter-regionales, que nos permitan pronosticar éste tipo de variaciones en la intensidad de las lluvias y prepararnos adecuadamente para enfrentar las inundaciones que ocasionan.

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Publicado originalmente en Cabildo Abierto (Puno), núm. 48, abril de 2010.

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Irregularidades del Clima e Historia en el Altiplano
[Segunda Parte].

Entre los meses de diciembre del 2009 y marzo del 2010 la intensidad de las lluvias del verano andino en la Sierra Central y Sur del Perú, así como en los Departamentos bolivianos de La Paz, Oruro, Cochabamba, Chuquisaca (y en las tierras bajas de Santa Cruz y el Beni), alcanzó niveles catastróficos, causando inundaciones, deslizamientos y severos daños en distintas localidades del Cuzco (incluyendo Machu Picchu), Puno (Juliaca, Huancané, Carabaya), y La Paz. ¿Cómo explicar todo ésto? ¿Qué antecedentes existen? ¿Pueden prevenirse éstas irregularidades climáticas al conocerse y estudiarse eventos similares ocurridos en épocas pasadas? Nuestro colaborador Nicanor Domínguez continua con sus reflexiones al respecto.

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No siempre se ha preservado la memoria tradicional (oral o escrita) de episodios con variaciones intensas del clima --especialmente cuando las lluvias faltan (sequías) o sobran (inundaciones)--, limitando la capacidad de comprensión y prevención de las generaciones futuras. El estudio científico de los paleo-climas andinos lo han hecho glaciólogos (analizando los depósitos de hielo anuales en glaciares de alta montaña), limnólogos (estudiando los despósitos de sedimentos en el fondo de lagunas), y palinólogos (analizando el polen de distintas especies de plantas y árboles en sedimentos lacustres y excavaciones arqueológicas).

Éstos estudios geológicos cubren variaciones del clima en períodos de varios siglos, tras el final de la más reciente “Edad de Hielo” (Pleistoceno), enmarcándose en el lapso de los últimos 10,000 años (Holoceno). Así, la llamada “Pequeña Edad de Hielo” es un período de más de 400 años en el que las temperaturas globales promedio fueron más frías que las de hoy. En los Andes ésta “época neoglacial” ocurrió entre 1450 y 1880, con inviernos largos y fríos, y mayores precipitaciones (lluvia y nieve). Además, por más de dos siglos (de 1500 a la década de 1720), hubo mayor humedad y precipitaciones más frecuentes, lo que favoreció: (a) un mayor crecimiento de pastos naturales (beneficiando a los criadores de llamas y alpacas), y (b) mejores condiciones para la agricultura. En cambio, durante el siglo y medio siguiente (de la década de 1720 al año 1860), el clima andino fue en general más seco y con escasas precipitaciones, limitando así pastos, rebaños y cultivos.

Y los historiadores, ¿qué tipo de información utilizan para reconstruir el clima del pasado? Por ejemplo, la revisión de las crónicas escritas por los españoles en los siglos XVI y XVII, luego de la Conquista de los Incas y durante el primer siglo colonial, permitió al investigador francés Pierre Morlon concluir en 1992 que el clima andino entre las décadas de 1530 a 1650 había sido más frío y nevado que en el siglo XX, aunque no lo suficiente como para producir una variación significativa en los límites superiores de los cultivos. Sus conclusiones son consistentes con las características de la “Pequeña Edad de Hielo” en los Andes definidas por el glaciólogo Lonnie Thompson en 1985 y 1986.

Por otro lado, las variaciones climáticas de períodos más cortos, que son las que causan las catástrofes que afectan vidas humanas, son menos perceptibles en los estudios geológicos mencionados, a menos que se trate de episodios verdaderamente intensos como los “Mega-Niños” de 1577-1578, 1982-1983, o 1997-1998. Aquí la documentación histórica proporciona a veces detalles invalorables. Para el primero de los “Mega-Niños” mencionados, Lorenzo Huertas utilizó en 1987 la documentación colonial conservada en Lima (en el Archivo General de la Nación y en la Biblioteca Nacional) sobre los reclamos judiciales de las comunidades indígenas de los valles de Lambayeque en 1578, argumentando no poder pagar sus tributos debido a la catástrofe climática.

La documentación colonial se refiere a éstas caídas de la producción agrícola como “esterilidades”, sin aclarar si la causa climática había sido el exceso de lluvias (inundaciones, huaycos), su escasez (sequía), u otro fenómeno atmosférico (heladas), o incluso biológico (plagas). Así de ambiguo, por ejemplo, figura el término en un documento del Archivo Regional del Cuzco, de agosto de 1662, donde las comunidades del Valle del Vilcanota pedían la “conmutación” del tributo (pago en moneda y no es especie), argumentando: “la esterilidad que este año [h]an tenido en las comidas de maiz y trigo y ser notorio lo referido y que [h]an benido de todas las provincias a pedir la dicha esterilidad”. La referencia es breve y apunta a una crisis agrícola y climática generalizada en la región del Cuzco. Además, su impacto social y económico trasciende al fenómeno natural concreto que le dió origen.

Como explicara en 1983 la historiadora norteamericana Brooke Larson (a partir de sus estudios sobre el Valle de Cochabamba, Bolivia), el tributo en especie (producción agropecuaria indígena) era tasado a un monto fijo desde la época del Virrey Toledo (1569-1581), pero era comercializado a precios de mercado en ciudades y centros mineros por los corregidores y sus tenientes. Éstos pagaban a las Cajas Reales el precio “oficial” y se beneficiaban con la diferencia en los precios de mercado. En una economía “de tipo antiguo”, como la definen los historiadores franceses Ernest Labrousse [1895-1988] y Pierre Vilar [1906-2003], las “crisis agrarias” eran crisis de sobreproducción: las buenas cosechas generan abundancia de alimentos, pero provocan la caída de los precios. En cambio, un mal año agrícola (de “esterilidad”) era beneficioso para los productores, pues los precios de los alimentos subían debido a su escasez. Para las comunidades indígenas coloniales (de Lambayeque en 1578 o del Cuzco en 1662), la venta directa de sus tributos en especie resultaba un buen negocio; pero sólo podían hacerlo con el apoyo judicial de una autoridad de nivel superior, que limitara la comercialización de esos productos por las autoridades provinciales y locales.

Como puede apreciarse, los aportes de una historia del clima en el Sur Andino colonial, resultan de gran interés para entender a cabalidad la complejidad del pasado de sus habitantes. Además, puede también darnos una entrada a las ideas y percepciones de la gente de la época sobre el impacto de las irregularidades del clima.

El complejo de santuarios prehispánicos de la actual Península de Copacabana y las Islas del Sol y la Luna fue convertido a finales del siglo XVI por los evangelizadores españoles en un centro de peregrinación cristiana en honor de la Virgen María. Según el cronista agustino fray Alonso Ramos Gavilán, el “ídolo Copacati” era venerado en Copacabana prehispánica en épocas de sequía, para atraer las lluvias. Coincidentemente, los primeros milagros de la Virgen de Copacabana, fechados a inicios de la década de 1580, son lluvias milagrosas que alivian la sequía que habría afectado al Altiplano en ese entonces. Las numerosas menciones a rogativas a la Virgen para atraer las lluvias podrían servirnos de registro meteorológico, especialmente si otros documentos coloniales confirmaran “esterilidades” en esos años.

Otro agustino, fray Antonio de la Calancha, registra una sequía en 1592: “Habían sembrado los indios en toda la provincia de Chucuito sus papas, ocas, quinua y las demás legumbres que usan para mantenimiento. Faltó el agua estando ya crecidas las mieses [= cultivos] y para cuajar [= madurar] los frutos. Era general el desconsuelo, porque siendo común el hambre siempre es universal el gemido. Convocáronse todos los pueblos y, acompañando los Curas y Sacerdotes a sus indios, y concurriendo los españoles, se llenó Copacavana de una innumerable multitud” [Calancha-Torrres 1972, t. I, p. 363].

Calancha resalta “la devoción de indios, de sacerdotes y de españoles” por la Virgen: “Salió (...) la procesión, y habiendo dado la vuelta al cementerio, llegando la santa Imagen al lugar donde está una puerta por la cual se descubre la laguna [= Lago Titicaca], comenzó a soplar un viento tan vehemente, que le pareció a la multitud caian las paredes y se arrancaban los techos. Sosegáronse y conocieron que era ruido de cosa distante, y era en la laguna donde los demonios [= divinidades indígenas prehispánicas] que andan en las islas [del Sol y de la Luna] sintieron tal terror, tal tormento viendo aquella Imagen, que huyeron bramando y se escondieron temiendo. Pasó el ruido y sintieron un viento (...) agradable. Estando el cielo limpio, sin nubes, y el sol nunca más claro, comenzó a caer un agua mansa, sin ruido, sin trueno, sin tempestad; mojábanse todos y era tanta la alegría del innumerable concurso [de gente], que se deleitaban en mojarse” [t. I, p. 364].

El milagro pluvial no sólo beneficiaba a los cultivos sino que, al derrotar a las divinidades indígenas, fortalecía el cristianismo de los indios. Ocurrió en 1592 lo que cuenta Calancha es problema imposible de resolver hoy. Que la gente entonces aceptara tales explicaciones es algo cierto y debiera ser parte de cualquier reconstrucción histórica sobre el clima del pasado.

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Publicado originalmente en Cabildo Abierto (Puno), núm. 49, mayo de 2010.

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REFERENCIAS:

Alonso Ramos Gavilán, OSA.
Historia del célebre Santuario de Nuestra Señora de Copacabana [1621]
Edición de Ignacio Prado Pastor. Lima, 1988.

Antonio de la Calancha, OSA, y Bernardo de Torres, OSA.
Crónicas Agustinianas del Perú [1639-1657]
Edición de fray Manuel Merino, OSA. Madrid, 1972, 2 vols.

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lunes, 22 de noviembre de 2010

PERU - Historia de la "Canción Criolla"

Canción criolla

Por Antonio Zapata

La República, Lima, miércoles 3 de noviewmbre de 2010

Días atrás se celebró el Día de la Canción Criolla, desde hace años opacada por la fiesta de Halloween. Esta superposición es una alegoría del declive del vals, cuya próxima desaparición se ha anunciado repetidamente. En efecto, es evidente que el criollismo ha dejado atrás una época de esplendor; pero, ¿ello significa que su muerte es inevitable? Una respuesta a esta interrogante se halla en un libro de José Antonio Lloréns acerca de la historia del vals popular limeño.

De acuerdo a Lloréns, la canción criolla surgió durante la reconstrucción nacional, que siguió a la Guerra del Pacífico. El vals era muy apreciado por ser un baile de pareja, que se abraza y toma de las manos, en contraste con los bailes anteriores, donde primaban las cuadrillas casi teatrales. Era un baile intimista, que reflejaba la individualización sentimental, en oposición a la sociedad de la representación, propia de los tiempos coloniales. Por eso, el vals se impuso como esencia de una nueva forma musical.

Esa primera etapa corresponde a la llamada Guardia Vieja, que combinó valses vieneses con música de zarzuela, adaptada gracias a nuevas letras y arreglos. Entonces, destacó “el Tunante” Abelardo Gamarra que había sido breñero y publicó un célebre periódico titulado La Integridad. Fue un personaje de los comienzos y compuso un vals de gran impacto popular, “La Andarita”, en homenaje al bandolero Luis Pardo. Los fundadores se extienden hasta los intérpretes Montes y Manrique, que grabaron en 1912 para el sello de la Columbia los primeros discos de música popular peruana.

La Guardia Vieja dio paso a una segunda hornada, donde la figura más destacada fue Felipe Pinglo, quien inició la edad de oro de la canción criolla. No fue un purista, sino un innovador. Pinglo combinó el vals criollo, que había recibido de los fundadores, con géneros musicales argentinos, mexicanos y norteamericanos, transmitidos gracias a las cortinas musicales de las primeras películas del cine sonoro. Así, renovó profundamente el vals y fue resistido por los tradicionalistas, apegados al momento inicial. Además, era un poeta y supo componer una letra inspirada y sentimental.

La edad de oro acompañó el apogeo de la radio y –con un primer traspié en los sesenta– llegó hasta los críticos años setenta. Entonces, la canción criolla fue adoptada por el gobierno militar de Juan Velasco. Su estatus se elevó oficialmente a representación del Estado, ascendiendo de música costeña a símbolo de la unidad nacional debajo de los militares. Ese nuevo puesto era político y artificial.

Al caer Juan Velasco y derrumbarse su obra, nadie recogió su herencia. Al contrario, en los años 1980, los dueños de los medios de comunicación, que recuperaron sus propiedades, se encargaron de proscribir todo lo que oliera a las reformas. De pronto, la canción criolla pasó de símbolo al silencio; fue arrojada de los círculos de difusión masiva. En paralelo, las migraciones cambiaron la composición y las tradiciones culturales de la población capitalina. Así, la crisis de la canción criolla tuvo doble origen: su conflictiva relación con la política y las transformaciones sociales en Lima.

Pero no ha desaparecido; por el contrario, ha encontrado un nicho donde sobrevive y hasta se expande, como una variedad limeña de música costeña, en medio del diluvio musical causado por la internacionalización de los géneros y el predominio de nuevas fusiones, basadas en la música andina. Además, el vals perdura en los grandes éxitos de antaño, convertidos en referentes sentimentales de la nacionalidad.

Reciclada hacia abajo, la música criolla sigue en la brega y su historia queda bastante más clara gracias al enorme trabajo de investigadores como José Antonio Lloréns.

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* Tomado de: http://www.larepublica.com.pe/sucedio/03/11/2010/cancion-criolla

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miércoles, 17 de noviembre de 2010

Atolondramientos de Altura

“Puno Histórico”: Aclaración necesaria

Por: Cabildo Abierto

Enviado el 17/11/2010

La Municipalidad Provincial de Puno ha publicado el libro “Puno Histórico” en el marco de la celebración del 342 aniversario de la fundación de la ciudad. Desde Cabildo Abierto saludamos esta iniciativa, sin embargo, esta publicación ha sido realizada con una serie de omisiones, que perjudican el valor intrínseco del libro, tal como lo detallamos a continuación:

1) En el libro se considera como coautor al historiador Nicanor Domínguez, colaborador de Cabildo Abierto, y se incluye el artículo “La fundación de Puno (Conversatorio)” (Pags. 71-107). Dicho texto es la reproducción del conversatorio que organizaron la Asociación SER y La Casa del Corregidor el día 3 de noviembre del año 2005 en la ciudad de Puno, el cual fue publicado en el portal de La Casa del Corregidor ( http://www.casadelcorregidor.pe/tertulias/tertulia_Dominguez.php ) con el título “Las minas de Laycacota y la fundación de Puno”. A pesar de que este hecho es de conocimiento público, el libro no consigna la mención a dicha fuente.

Asimismo, la introducción del texto, escrita por la administradora de La Casa del Corregidor, Ana María Pino, ha sido consignada sin su nombre y de forma incompleta y modificada. Lo mismo sucede con diversos párrafos del texto que han sido omitidos arbitrariamente sin ninguna aclaración al respecto.

Por otro lado, las referencias bibliográficas del texto publicado en el portal, han sido incluidas de forma incompleta, sin mencionarse que corresponden al texto de Domínguez.

2) Ana María Pino y Nicanor Domínguez nos han manifestado su extrañeza ante esta situación, indicando que ninguno recibió comunicación alguna de los editores o de la Municipalidad Provincial de Puno solicitando autorización para la publicación del texto.

3) Cabe señalar que luego de la publicación y presentación del libro, el Gerente de Desarrollo Humano y Participación Ciudadana de la Municipalidad Provincial de Puno remitió a la Asociación SER una “Carta de agradecimiento” por una autorización que nunca fue solicitada.

Ante los hechos señalados, solicitamos a la Municipalidad Provincial de Puno la aclaración necesaria sobre este tema así como la publicación de la Fe de Erratas respectiva.

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Nota publicada en la revista CABILDO ABIERTO, Nro. 54, Noviembre 2010. Puno. Asociación SER.

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Tomado de: http://www.noticiasser.pe/17/11/2010/cabildo-abierto/“puno-historico”-aclaracion-necesaria

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jueves, 21 de octubre de 2010

PERU: Religión y Política (1923, 2010)

La procesión va por dentro

Por Gregorio Martínez

Perú21, sección Cultura, Lima, domingo 17 de octubre de 2010

En 1923, cuando aún no existían ni el Apra ni el Partido Comunista Peruano, una aguerrida movilización democrática y popular derramó sangre e hizo retroceder al presidente Augusto B. Leguía, quien pretendía consagrar el Perú al Corazón de Jesús, maniobra política y religiosa para eternizarse en el poder. Ahí cayeron abaleados por los gendarmes del gobierno el tranviario Salomón Ponce y el estudiante sanmarquino Manuel Alarcón Vidalón, en el Pasaje Huérfanos, cerca al Parque Universitario. Así se selló la alianza obrero estudiantil. Víctor Raúl Haya de la Torre era presidente de la federación de estudiantes.

Ahora, en el mes de la procesión del Cristo de Pachacamilla, el mandatario Alan García, en complicidad con el Congreso, recurre a una trampa similar, traiciona a Haya de la Torre y viola la Constitución al declarar Patrono del Perú al Señor de los Milagros, el mismo Jesús rubio de Leguía. Atarantados por la quimera que pinta Alan García, los demócratas que ayer fueron combativos se han quedado quietecitos, asumiendo el pacto infame de hablar a media voz que tanto condenaba Manuel González Prada.

¿Quedará impune este nuevo legicidio del gobernante Alan García? Si fuera así, el Tribunal Constitucional y su presidente Carlos Mesía serían únicamente una impostura. Ni siquiera la defensora del pueblo, Beatriz Merino, ha levantado la voz. Es como si ambos personajes ya hubiesen bendecido el contubernio contra natura de iglesia y estado que aprobó el Congreso en flagrante atentado contra la Constitución.

Desde un principio, todavía en los tiempos coloniales de 1651, la Iglesia Católica sabía, con plena fundamentación canónica, que la adoración subterránea que los negros de Lima le ofrendaban a la cruda imagen de Cristo crucificado pintado en una pared constituía un acto de idolatría. Claro que para los negros se trataba más bien del milagroso hijo de Obatala (Virgen de las Mercedes). Sin embargo, por alguna conveniencia, la Iglesia prefirió mantener el asunto en remojo.

Fue el terremoto que arrasó Lima en 1655 lo que catapultó la fama del Cristo de Pachacamilla, imagen que el esclavo Pedro Dalcón (de Alcón o más bien Halcón/Falcón) había pintado cuatro años antes, en 1651. Después del remezón telúrico, nada quedó en pie, excepto la pared de adobe con la figura cruda de Cristo. De inmediato las autoridades coloniales y la Iglesia Católica decidieron borrarla por temor al poder de convocatoria que poseía dicha pintura, ya no solo entre los negros sino en toda la población de Lima.

Al fin, el propio virrey mandó a su guardia principal, Juan de Uría, para que derrumbara la pared. Todos los intentos fracasaron. Entonces corrió la voz del milagro y el virrey en persona, con el aval del arzobispo de Lima, llegó al lugar, se postró ante el hijo de Obatala, y ordenó que se erigiera una ermita en torno a la pared. Así empezó la oficialización del Señor de los Milagros.

Actualmente, cuatro siglos más tarde, la procesión del Señor de los Milagros resulta la más grande y multitudinaria manifestación religiosa e idólatra que ocurre en las calles de una metrópoli. Cuando un extranjero contempla por televisión la marcha cadenciosa del Señor de los Milagros por el centro de Lima, queda anonadado. Más por los encuentros y saludos entre el Señor de los Milagros y su madre, la Virgen María, investida ya de Nuestra Señora de las Mercedes, o sea Obatala, hecho que de inmediato lo percibe un dominicano, un cubano, un boricua, un brasileño, incluso un uruguayo candomblero, un antropólogo de Oxford, Harvard o La Sorbona, pues la santería es una religión plena y vigente.

Pero la legítima Obatala yace oculta en el reverso del propio lienzo del Señor de los Milagros. Por supuesto, lo visible es una misteriosa Virgen de las Nieves que no se explica por qué ha sido colocada en el reverso. Solo que cuando tuvieron que restaurarla, el especialista descubrió que estaba pintada sobre un óleo de la Virgen de las Mercedes. Obatala oculta del ojo público, la Mamacha Meche. La misma Virgen de las Mercedes a la cual las Fuerzas Armadas le dieron el grado de Gran Mariscala del Perú, ratificado por el Congreso el 24 de setiembre de 1921. Luego, el 8 de diciembre de 1954, en ceremonia pública realizada en Campo de Marte, con la presencia del dictador Manuel A. Odría, la Virgen de las Mercedes fue condecorada con la Orden Militar de Ayacucho. Entonces, el nuncio apostólico, cardenal Federico Tedeschini, embajador del Vaticano, se retiró de la ceremonia, pese al embarazo de Odría, porque la consideró un acto de idolatría.

Todavía no lo han hecho mariscal del Perú al Señor de los Milagros, pero ya le colgaron todas las condecoraciones habidas y por haber. Anita Fernandini de Naranjo, alcaldesa de Lima, le dio las Llaves de la Ciudad. Velasco le puso una condecoración y Tantaleán Vanini, para no quedarse atrás, le colgó la Cruz del Mérito Naval. Posiblemente la santería no permite que el hijo reciba más homenajes que la madre. Porque siempre habrá una gran distancia entre una medallita y el bastón de mariscal.

Sea como fuere, no existe en el mundo nada comparable a la procesión del Señor de los Milagros. Las procesiones en España o en México pueden ser más patéticas y sangrientas, con verduguillos y pencas de nopal lacerando la carne; sin embargo, no se comparan con la grandiosidad del infierno de cultura chicha que en el mes de octubre trastorna Lima. Aunque, eso sí, falta meterle más bandas en contrapunteo, fiesta y creatividad popular.

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Tomado de: http://peru21.pe/impresa/noticia/procesion-va-dentro/2010-10-17/287769

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El nuevo Leguía

Por Alberto Adrianzén

La República, Lima, sábado 5 de junio de 2010

El 23 de mayo de 1923 fue, acaso, uno de los días más importantes en la vida de Víctor Raúl Haya de la Torre. Ese día, Haya, con la presencia de obreros y estudiantes sanmarquinos, encabezó una protesta en Lima que impidió la consagración del Perú al Corazón de Jesús tal como querían el arzobispo Emilio Lisson y el dictador Augusto Leguía. Su participación en esa protesta, al igual que en la lucha por las ocho horas y la reforma universitaria años antes, fue clave para construir lo que más tarde sería un liderazgo indiscutible y, después, el partido más importante y masivo del siglo pasado.

Fue el propio Haya de la Torre, ese mismo 23 de mayo en el patio de San Marcos, quien presentó la moción de rechazo a tal medida. En aquella oportunidad dijo: “se intenta una consagración oficial, cercenando la libertad de pensamiento, burlándose de la conciencia nacional”. También se dice que durante la manifestación en la Plaza San Martín y rodeado por la policía Haya les gritó: “No son ustedes responsables de la medida de terror que ha masacrado a nuestros compañeros. El culpable es el sombrío tirano que se esconde allí” (se refería a Leguía). Al día siguiente, y luego de pasear por la calles de Lima el cadáver del estudiante Manuel Alarcón asesinado en estas protestas (murieron, además, un obrero y tres policías), Haya de la Torre pronunció aquel famoso y legendario discurso que lleva por título “El quinto no matar”. Como consecuencia de todo ello, Haya de la Torre fue deportado, acusado de masón y declarado enemigo de la Iglesia.

Este hecho, como sabemos, fue uno de los factores más importantes que explica la rivalidad entre el APRA y la Iglesia Católica. En una página web de católicos fundamentalistas (www.connuestroperu.com) puede encontrarse un artículo titulado: “El ‘anticristo’ del 23 de mayo de 1923” que afirma que Haya de la Torre sería uno de los más grandes adoradores de Lucifer.

Décadas después la historia se repite pero en sentido contrario. Los que antes fueron enemigos jurados hoy se abrazan. El 12 de mayo el presidente Alan García, además presidente del Partido Aprista, ha enviado un proyecto de ley al Congreso (N° 4022) para que se declare al Señor de los Milagros Patrono del Perú.

La ironía no puede ser mayor. En este caso se puede establecer la siguiente analogía: Leguía es a García como Lisson es a Cipriani. No me extrañaría que este famoso proyecto de ley haya sido una idea inicial del actual Arzobispo de Lima. Con esta iniciativa Alan García termina de enterrar una de las mejores y más modernas tradiciones del APRA: su propuesta de un Estado laico, pero también su visión de que la libertad de conciencia –y dentro de ella la religiosa– es un aspecto central de cualquier régimen democrático.

Me imagino que a García le gustaría, en lugar de repetir las palabras de Haya del 23 de mayo de 1923, recitar más bien ese otro famoso discurso de Riva Agüero en el Colegio Recoleta en 1932, donde renuncia a sus ideas del pasado al considerarlas “despropósitos y frases impías, que hoy querría condenar al perpetuo olvido, y borrar y cancelar aún a costa de mi sangre”.

Además la propuesta de García va contra la propia Constitución ya que en ésta, como se afirma en su artículo 86, el Estado es independiente y autónomo de cualquier religión, más allá que reconozca a la Iglesia Católica “como elemento importante en la formación histórica, cultural y social del Perú”. Por ello, pretender declarar al Señor de los Milagros, como “Patrono del Perú”, es un acto de imposición que en nada favorece a un clima de tolerancia cuando hablamos de religión. Y menos al desarrollo de un Estado laico en el país.

Este no es un alegato en contra de la procesión y presencia del Señor de los Milagros en nuestra sociedad. Es más bien un llamado para construir un Estado laico y para que el Cristo Morado siga siendo del pueblo y no del Opus Dei y menos de un poder que poco toma en cuenta a la mayoría de sus fieles.

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Tomado de: http://www.larepublica.pe/disidencias/05/06/2010/el-nuevo-leguia

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domingo, 26 de setiembre de 2010

MEMORIA: Peru - Dos visiones de la Independencia

San Martín y Bolívar

Por Antonio Zapata

La República, Lima, Miércoles, 15/09/2010

En setiembre de 1820 desembarcó José de San Martín en Pisco, dando inicio a la campaña militar que llevó a la proclamación de la independencia. Sobre la estadía del general argentino en el Perú ha aparecido un libro de la historiadora Scarlett O’Phelan, gracias al Fondo Editorial del Congreso. Lujosamente editado, el texto de la doctora O’Phelan analiza la breve estadía de San Martín, que se extendió apenas dos años, uno de los cuales como gobernante.

Aunque no ingresa al período de Bolívar, en varios pasajes la autora presenta la solución bolivariana a temas que fueron encarados por San Martín. Así, de una manera indirecta, este texto permite reflexionar sobre los dos libertadores extranjeros del Perú, habida cuenta que el uno es largamente preferido sobre el otro. Como sabemos, tanto la historiografía como el sentido común de los peruanos siempre se han sentido más inclinados por San Martín.

La doctora O’Phelan ofrece pistas para entender esta dicotomía. Un tema clave fue la actitud frente a la aristocracia, mientras Bolívar la suprimió, San Martín la promovió. En efecto, el libertador argentino apostó por la monarquía como régimen político para el país independiente y necesitaba forjar una aristocracia que sostenga a un eventual Rey del Perú. En ese afán, San Martín creó la Orden del Sol y repartió títulos de nobleza, como por ejemplo al líder peruano de su confianza, Bernardo de Torre Tagle, a quien nombró Marqués de Trujillo. En agudo contraste, la Constitución de Bolívar impuso la ciudadanía.

Pero, San Martín no fue un gobernante blando. Durante su mandato se persiguió rudamente a los peninsulares. La campaña contra los chapetones fue atribuida al ministro de San Martín, Bernardo de Monteagudo, pero éste era hombre de confianza del general argentino y siempre actuó en su nombre. Monteagudo liquidó a la elite peninsular que estaba afincada en Lima. En la capital peruana vivían más españoles que en cualquier otra ciudad de Sudamérica y, además, entre ellos, estaban las mayores fortunas del país. Pues bien, el régimen del protectorado hizo una redada y deportó sin sus bienes a muchos de los españoles importantes y adinerados. A continuación sobrevino una persecución en regla que afectó gravemente a la elite. Los odios que se granjeó Monteagudo fueron tan grandes que luego fue asesinado mientras caminaba por las calles de Lima.

Es decir, si Bolívar es recordado por su carácter implacable, San Martín no fue bonachón con el enemigo. Ambos supieron marcar a sangre y fuego los límites entre colonia e independencia. Entonces, ¿por qué el uno es bien amado y el otro temido como enemigo del Perú?

La clave se halla al final y hacia ella nos conduce O’Phelan. En efecto, a San Martín le fue mal en su año de gobierno. Nadie aceptó la monarquía y sus expediciones militares fracasaron. Mal en la guerra y en la política, San Martín estaba debilitado cuando se entrevistó con Bolívar en Guayaquil, con resultado negativo para sus iniciativas. En ese momento, San Martín supo retirarse e instalar un Congreso constituyente. Es decir, organizó a los peruanos y les transfirió la responsabilidad. Mientras que Bolívar en Lima llegó al máximo de su poder y en 1826 se proclamó presidente vitalicio de cinco repúblicas sudamericanas.

Así, San Martín aparece como un hombre desprendido, aunque amante de los títulos coloniales, mientras que Bolívar encarna al republicano, pero ávido de poder. En esa imagen, San Martín representa al Estado razonable, que entiende cuando debe ceder, mientras que Bolívar encarna al Leviatán autoritario, que siempre sabe lo que necesitan los demás.

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Scarlett O'PHELAN GODOY.
El general don José de San Martín y su paso por el Perú.
Lima: Fondo Editorial del Congreso de la República, 2010.

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Tomado de: http://www.larepublica.pe/sucedio/15/09/2010/san-martin-y-bolivar

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Primores del Congreso

Por Abelardo Oquendo

La República, Lima, Domingo, 17/10/2010

Los trabajos de Scarlett O’Phelan Godoy suelen enriquecer la visión histórica nacional. San Martín y su paso por el Perú y Bernardo O’Higgins y sus estancias en el Perú, los dos breves estudios que acaba de publicarle el Fondo Editorial del Congreso, confirman ese buen desempeño. Como sus títulos sugieren, ambos libros reflexionan sobre aspectos diversos del tiempo vivido en nuestro país por los mencionados próceres.

Pero no es su interés histórico lo que motiva estas líneas sino el primor con que se ha editado estos libros; esto es: no la obra sino su puesta en página. Los dos volúmenes han sido ilustrados con cuadros al óleo, acuarelas, esculturas y grabados que cumplen con acierto sus funciones de ornamento y contextualización. Hay aquí una tarea de búsqueda y selección tan merecedora de crédito como el trabajo de diseño y diagramación, impecable. Y hay algo más, no menos digno de señalarse: lo acogedor de la tipografía, la holgura de la interlínea y de los márgenes, que lubrican al placer de leer.

Los dos libros son homenajes del Congreso a los bicentenarios de la Revolución de Mayo en Argentina y de la instalación de la Junta de Gobierno en la recién nacida República de Chile. Ojalá esta gentil y culta pertinencia y esta sobria elegancia representaran virtudes generalizadas en nuestros congresistas.

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Tomado de: http://www.larepublica.pe/inquisiciones/17/10/2010/primores-del-congreso

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Las independencias

Por Martín Tanaka

La República, Lima, Domingo, 12/09/2010

Acaba de publicarse Las independencias. Doce ensayos, de Hugo Neira (Lima, U. Garcilaso de la Vega, 2010). Difícil comentar un libro tan heterodoxo como el propio autor, que va desde un examen del orden colonial hasta los desafíos políticos del presente, pasando por los procesos independentistas, los caudillos, las oligarquías, los intelectuales, la cultura y la identidad de nuestros países latinoamericanos; una aproximación ensayística ubicada a medio camino y por encima de la historia, la sociología, la ciencia política y los estudios culturales. Si uno se despoja de los lentes de cada una de las disciplinas particulares, y se deja llevar por las múltiples preguntas, sugerencias, desafíos que plantea el autor, la lectura resulta de lo más estimulante.

Un libro como este, que se mueve en registros múltiples, hace que cada lector pueda encontrar su propio hilo conductor a lo largo de sus páginas. Quiero resaltar uno, que articula las reflexiones del autor sobre el “antiguo régimen colonial”, los caudillismos y los desafíos políticos del presente. Una de las secciones más ricas del libro es aquella en la que Neira se ocupa del antiguo régimen y llama la atención sobre el hecho de que nuestro orden colonial implicó un fuerte mestizaje, a diferencia de otros órdenes coloniales, como en África y Asia.

Ese mestizaje fue la expresión de un orden político signado por un particular tejido de alianzas, relaciones de compadrazgo, integraciones segmentadas, parciales y subordinadas. Un orden así no se basa en una oposición entre peninsulares, criollos e indígenas, sino entre diversos grupos clánicos, linajes, fragmentados, enfrentados, pero en permanente negociación. Neira no ve el orden colonial como una herencia de exclusión, discriminación y racismo, sino como un legado contradictorio de integración y subordinación.

Esta lectura permite entender también a los caudillos, presentes desde la formación de nuestras repúblicas hasta nuestros días. En contextos de actores sociales, políticos e instituciones débiles, de alta fragmentación, los ejes de articulación pasan por liderazgos personalistas, que tejen redes y lealtades cara a cara, pero siempre precarias e inestables. Los caudillos tienen así un doble rostro: son vehículos de integración, basan su liderazgo en la capacidad de representar a “los de abajo”, son el puente con los sectores “altos” de la sociedad, pero al mismo tiempo son “bárbaros”, autoritarios, personalistas.

Me llama mucho la atención cómo Neira permite encontrar continuidades históricas de larga duración en elementos muy actuales: hoy pensamos el escenario político de las regiones sobre la base de alianzas circunstanciales en torno a caudillos personalistas, que articulan precariamente los espacios nacional, regional y local, configurando un escenario de fragmentación y diversas formas de subordinación, no tanto de exclusión.

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Tomado de: http://www.larepublica.pe/virtu-e-fortuna/12/09/2010/las-independencias

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martes, 31 de agosto de 2010

Las limitaciones del Estado peruano (1821-2010)

El Estado peruano al desnudo

Por Sinesio López Jiménez

La República, Lima, viernes, 30/04/2010

Más allá de los discursos universalistas e integradores de las élites, el peruano es un Estado parcializado, inefectivo, ineficaz y poco o nada transparente. La mayoría de los peruanos no se siente defendida ni representada por él. El conjunto de instituciones que lo definen (los poderes del Estado, la distribución del poder en el territorio, los aparatos coercitivos, la burocracia, el sistema legal) constituyen una estructura parcializada que sólo llega a una parte muy limitada del territorio y apenas cubre a las clases medias y altas. La mayor parte del territorio y la mayoría de los peruanos son atendidos en forma muy deficiente o quedan fuera de su alcance y cobertura. Todo esto es parcialmente revelado por el importante y novedoso Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD que examina el alcance y los límites de las políticas sociales.

El PNUD constata que la educación no llega a todo el territorio ni alcanza a todas las clases sociales. No todos asisten ni concluyen la secundaria. El 40% abandona sus estudios secundarios y no logran, por consiguiente, adquirir una de las herramientas que les permite romper el círculo vicioso de la pobreza. El gobierno de García, sin embargo, ha disminuido el porcentaje del PBI dedicado a la educación (del 3.8% en el 2004 a 3.2% en el 2010). Algo parecido sucede con la salud medida en términos de número de médicos por habitante. El 79% de las provincias no supera el mínimo de médicos señalado por el estándar internacional en salud. Como es obvio, las provincias de la costa son las mejor atendidas tanto en la educación como en la salud en desmedro de las de la sierra y de la selva. En estas últimas regiones el Estado es más delgado e inoperante, a diferencia de la primera en donde es más denso.

El Informe del PNUD es exclusivamente cuantitativo. No entra al análisis de la calidad de las políticas públicas en salud y en educación. ¿Qué pasa con la calidad de la educación y la salud públicas en Perú? Mi hipótesis es que, en términos cualitativos, la educación y la salud públicas en Perú y en América Latina son un desastre y que, lejos de ser mecanismos de igualación de oportunidades, constituyen espacios de discriminación. ¿Puede acaso compararse la calidad de una escuela fiscal con la de una escuela privada en donde se educan los hijos de las clases medias y altas? No. De ninguna manera porque en ella se educan los pobres, los indios y los cholos. No es el caso europeo en donde la atención en estos servicios públicos es de alta calidad porque todas las clases sociales sin discriminación asisten a los mismos centros educativos y a los mismos centros de salud. Esto genera, más allá de las jerarquías sociales y las diferencias culturales, un sentimiento de comunidad política que todos comparten y que en Perú casi no existe.

¿Qué sucede con el sistema legal y con los aparatos de justicia? ¿Qué pasa con la efectividad legal? ¿A quiénes llega efectivamente la justicia en el Perú? El Informe del PNUD no examina estos temas que son decisivos para la vigencia y la calidad de la democracia.

Mi hipótesis es que no existe efectivamente igualdad ante la ley y que la justicia no llega por igual a todo el territorio ni cubre a todas clases sociales. No se trata, por cierto, de la normatividad ideal (en el papel) en donde mal que bien se ha avanzado en forma significativa sino de la efectividad legal. Los aparatos de justicia no tratan a todos por igual y no aplican la ley de la misma manera a todos. Están sometidos a los poderes económicos, políticos, mediáticos y religiosos. La gente se siente discriminada en la aplicación de la ley y la expresa claramente en las encuestas: más del 90% afirma que en el Perú no hay igualdad ante la ley ni hay justicia para todos. Estas brechas estatales son una requisitoria feroz contra las élites económicas, los militares y los caudillos que han participado en la construcción del Estado peruano.

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El Estado coercitivo

Por Sinesio López Jiménez

La República, Lima, viernes, 25/06/2010

Sintomática la reacción de García ante la marcha senderista en el campus universitario de San Marcos: intervenir, militarizar, controlar policialmente. ¿De qué es síntoma la reacción de García? De varias cosas, pero destaco solo dos. Primero, ella reproduce la conducta de la derecha cuando Sendero Luminoso se alzó en armas: encargar a las FFAA la solución del problema del terror.

Como entonces, García renuncia ahora a la respuesta política y apuesta a una salida militar. Ya hizo lo mismo en su primer gobierno. La historia es de sobra conocida. Esa apuesta produjo miles de muertos y desaparecidos, llevó al Perú al borde mismo del abismo y generó la dictadura fujimorista. Segundo, ella revela la forma como las élites, los militares y los caudillos han construido el Estado y mantienen el orden político: la coerción pura y simple.

¿Quiénes han construido el Estado en el Perú? ¿Cómo lo han construido? ¿Qué estructuras y relaciones sociales estatales han forjado esos constructores a lo largo de la historia? ¿Cuáles son las características de esas estructuras y relaciones sociales estatales? ¿Cómo se ha relacionado el Estado con la sociedad y con la economía en las diversas etapas históricas? ¿Existe la nación peruana con la que el Estado tiene alguna relación? ¿Qué tipo de relación ha establecido y establece el Estado con la multiculturalidad del país? ¿Qué papel han jugado las clases medias y las clases subalternas en el proceso de construcción estatal? ¿Qué actores y factores externos han contribuido a la formación y al mantenimiento del Estado peruano? ¿Qué continuidades y rupturas se han producido en ese proceso de construcción? ¿Existe hoy un Estado de Derecho? Es imposible responder estas preguntas inmensas en un artículo pequeño. Hago, por eso, trazos gruesos y generales para responder algunas.

Entre 1821 y 1826 no hubo Estado ni gobierno. Reinaba el caos. Este se mantuvo durante la primera mitad del siglo XIX en medio de guerras civiles y guerras exteriores. En ese contexto el ejército fue la organización que logró mal que bien mantener la unidad del territorio en un país desconectado del exterior e interiormente fragmentado, balcanizado y refeudalizado. Los actores políticos centrales fueron los caudillos criollos y mestizos que ascendían al poder a través de golpes sucesivos, apoyándose en los militares, buscando alianzas inestables con la aristocracia criolla y rodeándose de intelectuales con orientaciones diversas (republicanos, liberales y conservadores). En la era del guano, el Perú se reconectó con el exterior y emergió una élite comercial exportadora que buscó cambiar el epicentro de la política de los cuarteles a la sociedad civil. Ella organizó las finanzas públicas y diseñó un sistema legal, pero el orden político siguió reposando en la coerción (ejército) y los actores principales siguieron siendo los caudillos. La guerra con Chile interrumpió este proceso de modernización.

En la primera mitad el siglo XX la política fue recuperada por la oligarquía que gobernó el país en alianza con el gamonalismo, apoyándose en el capital extranjero y en las FFAA institucionalizadas. Ella no tuvo interés en reconocer e integrar el mundo andino. Se preocupó más bien en negarlo, homogeneizándolo a través de la educación en español. La defensa de sus intereses agrario-minero exportadores la llevó a organizar un Estado principalmente coercitivo y a crear los aparatos burocráticos y el sistema legal necesarios que ayudaran a manejar mejor sus negocios y su dominio señorial. Nunca le interesó construir un bloque social con las clases populares y organizar un Estado hegemónico.

El papel de las FFAA como institución a fines de los 60 y el de los poderes fácticos en los 90 en la construcción del Estado populista y del Estado neoliberal respectivamente será analizado en el próximo artículo.

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El tigre que no fue

Por Sinesio López Jiménez

La República, Lima, viernes, 02/07/2010

Entre 1950 y 1970 se produjo un cambio político de enorme proyección histórica. El Apra, que había nacido para hacer las grandes reformas antioligárquicas, pasó a ser un partido aliado de la oligarquía, y las FFAA, que habían sido el firme soporte de esta, respaldaron e impulsaron las reformas. Las FFAA hicieron lo que el Apra pensó hacer y no hizo. Las FFAA pretendían, sin embargo, que las nuevas élites empresariales y políticas se colocaran a la cabeza de esas reformas. Ese es el sentido claro del golpe antioligárquico y antiaprista de 1962 y el de la elección de Belaunde en 1963. Ante el fracaso de Belaunde, las FFAA asumieron, como institución, el gobierno y el poder del Estado con el golpe del 3 de octubre de 1968.

A través de profundas reformas estructurales, de las cuales la reforma agraria fue sin duda la más importante, el gobierno militar liquidó a la oligarquía y al gamonalismo, puso límites a la dominación de EEUU, organizó un bloque nacional-popular, ofreció mejores condiciones de vida a las clases populares y reconoció a los indios y a los cholos. Como dictadura militar, sin embargo, concentró el poder en el Ejecutivo, sacó del juego a los partidos y disciplinó, controló y limitó la participación política para realizar los cambios en orden y evitar los desbordes populares. Los politólogos (Alfred Stepan entre ellos) han llamado corporativismo inclusivo a este tipo de bloque nacional-popular que, para integrar a los de debajo de la escala social, combina consenso y coerción al mismo tiempo.

El gobierno militar impulsó las reformas más importantes que acabaron con el Estado oligárquico-patrimonial, pero no logró construir un Estado plenamente moderno y eficaz. Concentró toda la autoridad en el Estado; amplió el dominio burocrático a través de la creación de varios ministerios; modernizó y reforzó el poder de las FFAA; descabezó y reformó el PJ; ensanchó el campo de la ciudadanía (al eliminar la servidumbre rural) y desplegó agresivas políticas sociales y culturales. Emprendió asimismo una audaz reforma educativa que amplió la cobertura pero no mejoró su calidad. Pese a estos cambios estatales importantes, el gobierno de Velasco no logró construir una burocracia weberiana: racional, eficaz, objetiva, impersonal. Tampoco logró que la ley llegue a todo el territorio. Las instituciones estatales no lograron funcionar con coherencia y eficacia, como toda burocracia moderna.

El Estado construido por los militares fue, sin embargo, más o menos autónomo. No se sometió a los poderes de las élites privadas ni a los poderes imperiales. Acabó más bien con las primeras y resistió a los segundos. Esa autonomía provenía de varias fuentes. Por un lado, de una cierta calidad de las élites militares que se habían formado en el CAEM desde los años 50 del siglo pasado y, por otro, de un amplio control de recursos económicos que le brindaba el capitalismo de Estado. El Estado Velasquista no logró forjar, sin embargo, una élite tecnocrática de primera calidad que fuera capaz de elaborar un agresivo proyecto de desarrollo industrial y de comprometer a las élites empresariales a realizarlo. Se rodeó de ideólogos más que de tecnócratas educados en las mejores universidades del mundo.

El Perú carecía, además, de una élite empresarial importante capaz de llevar a cabo los posibles proyectos empresariales de una supuesta élite tecnocrática. De haber existido esa alianza público-privada en torno a un vigoroso proyecto de industrialización y de haber contado con una burocracia weberiana, como en el caso de los tigres asiáticos, el destino del Perú hubiera sido probablemente diferente. Ante tales carencias, el gobierno militar pudo construir algunas islas de modernidad, como los casos de Brasil y de la India, pero no hizo esa apuesta. En su lugar, apostó por un capitalismo de Estado basado en el control de los recursos naturales y en un débil desarrollo de la industria sobreprotegida.

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Tomado de: http://www.larepublica.pe/el-zorro-de-abajo/02/07/2010/el-tigre-que-no-fue

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domingo, 22 de agosto de 2010

Los boleros y el "carácter nacional"

El bolero de Lucho Barrios

Por Giovanna Pollarolo

Peru21, sección Cultura, Lima, lunes, 10 de mayo, 2010


“Todo estaba destinado a que nos separásemos”, le confiesa Valentín, el preso político, a Molina, su compañero de celda, cuando le cuenta el fracaso de su relación amorosa. “¿Porque se querían demasiado?” pregunta Molina, homosexual y aficionado a las películas melodramáticas. “Eso suena a bolero”, responde Valentín, desde su posición de consumidor de la “alta cultura” que desdeña el bolero porque “es romanticismo ñoño”, propio de mujeres. Sin embargo, acabará reconociendo: “Yo me reía de tu bolero, y la carta que recibí por ahí dice lo mismo que tu bolero”. “Es que los boleros dicen montones de verdades, y es por eso que a mí me gustan tanto”, sentencia Molina. Ambos personajes de El beso de la mujer araña –del escritor argentino Manuel Puig– se refieren al bolero La carta de Mario Clavel. Valentín, que poco o nada sabe de boleros, creía que los boleros solo eran mexicanos o cubanos.

En realidad, cada país tiene su propio bolero. Los peruanos también tenemos el nuestro. ¿Cómo es el bolero peruano? le preguntó el periodista de Perú.21, Gonzalo Pajares –en una entrevista con motivo de la celebración de los 'Cincuenta años del bolero peruano’– al recientemente fallecido Lucho Barrios: “Nació conmigo. Yo le impuse mi estilo”, le respondió, aclarando que este no es como el bolero ranchero de Pedro Infante ni como el cubano de Benny Moré ni el gaucho.

El bolero define espacios sociales y también de género. Y el de Lucho Barrios es el 'bolero cantinero’, el de las letras de amores desdichados y traicionados, de llantos desgarrados, juramentos de venganza y de muerte; el que marcó la educación sentimental de varias generaciones de hombres peruanos; el que les dio permiso para dejar correr sus lágrimas en los bares y cantinas: entre hombres solos, dolientes y lastimeros. Como dicen, despectivamente, que lloran las mujeres; con otros boleros y en otros lugares.

Pero como afirma Molina/Puig, todos dicen “montones de verdades”. Y los boleros de Lucho Barrios las seguirán diciendo.

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Otra de boleros

Por Giovanna Pollarolo

Peru21, sección Cultura, Lima, lunes, 17 de mayo, 2010


La semana pasada me referí al 'bolero cantinero’ o 'bolero peruano’ –cuyas letras y acordes remiten a bares y cantinas populares, con el piso de aserrín y hombres solos frente a botellas de cerveza y copas rotas– y que Lucho Barrios impuso con su particular estilo interpretativo. Pero también hay otro bolero y otro público. Y para hablar de ese otro bolero y ese otro público, nuevamente acudiré a Manuel Puig, cuya obra literaria y dramática está transitada por personajes que hablan de boleros, los cantan y los respiran.

En La tajada, su tercer guion escrito en 1960 y que nunca se convirtió en película, Nélida es una aspirante a actriz hija de inmigrantes pobres en el Buenos Aires de los años cincuenta. Deseosa de pasar una velada romántica con su aristócrata amante, coloca en el tocadiscos un bolero. Según el guion, él hace “una mueca irónica”. ¿No te gusta? “Es muy cursi, como bolero que es”, le responde. Al rechazar el bolero, el aristócrata rechaza el 'mal gusto’ de Nélida y su clase social, y también el de su género: “Toda esa lata del corazón, y el alma, y el amor eterno… todo es falso y tonto”.

En la novela Boquitas pintadas (1968) aparece Nené, una esposa, madre y ama de casa aburrida. Nené le dice a su amiga Mabel que “le gustan los boleros porque le parecían letras escritas para todas las mujeres y a la vez para cada una de ellas en particular”. Mabel, como Molina en El beso de la mujer araña, le explica que “eso sucedía porque los boleros decían muchas verdades”. ¿Qué verdades? Las del amor, claro. No sé si hombres y mujeres lloran con los mismos boleros, pero un estudio de la investigadora María del Carmen de la Peza Casares, (El bolero y la educación sentimental de México, 2001) sobre un conjunto de 625 boleros, mostró que el 98.43% tiene como tema el amor de pareja: en 41% de ellos, el actor es masculino; en el 55% es neutro, y solo el 4% es femenino. Y el 20% celebra el amor, y el 80% llora sus desdichas.

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domingo, 15 de agosto de 2010

MEMORIA - Independencia Peruana: ¿1814?

Cusco, 1814

Por Antonio Zapata

La República, Lima, miércoles, 04/08/2010

El 4 de agosto de 1814, un día como hoy, se sublevó el Cusco contra el virrey Abascal; los insurgentes estuvieron conducidos por José Angulo y Gabriel Béjar, quienes formaron una junta de gobierno. Esta rebelión fue poderosa porque se extendió como reguero de pólvora y dominó Cusco, Arequipa, Puno y La Paz. Según el historiador Jorge Basadre, podría haber construido una república muy distinta a la que conocemos.

En primer lugar, gracias al liderazgo rebelde. Los dirigentes eran mestizos y criollos, comerciantes, soldados y funcionarios, quienes convocaron al liderazgo indígena. Incorporaron al cacique Pumacahua, quien aportó la masa campesina que formó la tropa rebelde. La reflexión de Basadre es que, si hubieran triunfado, la república naciente habría dispuesto de un centro gravitacional andino y una conducción política socialmente mixta, capaz de forjar una nación más integrada que el Perú criollo y limeño que nació en 1821.

No obstante su amplitud, la rebelión fue derrotada. Cabe preguntarse por qué y para entenderlo es preciso partir de la correlación de fuerzas. Las opciones políticas eran tres: absolutistas, liberales e independentistas. En primer lugar, la aristocracia española expresaba el antiguo régimen absolutista, tenía partidarios en todo el Perú y era representado por el virrey Abascal, quien fue muy hábil y se ganó el título de Marqués de la Concordia. En sus filas se hallaba la mayor parte de las clases adineradas y las altas autoridades del Estado virreinal.

Aunque, entre los mismos sectores acomodados hubo bastantes liberales que tenían un pensamiento reformista. No querían romper con España y sin embargo tampoco deseaban que todo siga como antes. Buscaban una reforma que igualara Latinoamérica con la Península Ibérica a través de un Parlamento bajo representación proporcional.

Por su parte, sus parientes políticos, los liberales españoles, en ese mismo momento estaban luchando contra Francia que había invadido la Península e impuesto un cambio de dinastía en favor de los Bonaparte. Asimismo, esta resistencia española convocó a las Cortes de Cádiz y en toda Latinoamérica, incluyendo al Perú, se eligieron diputados para acudir a España en el difícil trance.

Pero al caer derrotado Napoleón, el mismo año 1814, quedó libre el rey español Fernando VII, que había sido hecho prisionero en Bayona por Bonaparte. Cuando Fernando retornó a España, fue recibido con tal entusiasmo que tuvo las manos libres y restableció el absolutismo; derogó la Constitución de Cádiz y apresó a los liberales. Ahí se acabaron los reformistas y la contradicción quedó definida entre polos extremos: absolutistas versus independentistas.

Los Angulo fueron presa de ese movimiento. Ellos estaban por la independencia y formaron una junta semejante a Buenos Aires. Pero no lograron ganar a los reformistas, que en ese mismo momento estaban siendo desbaratados. En el Perú, estos liberales fueron detenidos por Abascal, que había formado un ejército aguerrido, entrenado y consciente de sus intereses como casta. Ese ejército estaba compuesto básicamente por peruanos y combatió por España hasta el final. Ellos fueron los absolutistas que enfrentaron a San Martín y Bolívar.

Si queremos llegar al Bicentenario construyendo una patria más democrática y una república más justa, debemos rescatar nuestras diversas tradiciones. No tenemos por qué imaginar que todos los peruanos fueron realistas y absolutistas. Los hubo, fueron bastantes, y se trata de comprender su postura; pero igualmente debemos recordar con patriotismo a revolucionarios como Angulo y Béjar, guardando también la debida consideración por la sensatez del pensamiento reformista de la época.

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domingo, 8 de agosto de 2010

PERU: Sendero 1980-1992 / 1992-2010

Lucha armada: 30 años.

Por Antonio Zapata

La Republica, Lima, Miércoles, 19/05/2010

Esta semana se cumplen 30 años del inicio de la guerra senderista, que estremeciera al Perú como ninguna conflagración del siglo XX. El primer problema histórico es la motivación de la lucha. Como ellos mismos han explicado a la CVR, se trató de un impulso ideológico. El maoísmo llevó a la decisión de levantarse en armas, sin considerar el baño de sangre que vendría a continuación.

Pero no hubiera sido posible que este levantamiento cobrara vuelo sin un fundamento que trascienda a Sendero. Esa base eran las humillaciones sociales y el desenfrenado racismo que hacían de parte de la población peruana un grupo ofendido y listo a estallar.

Como ninguna otra ocasión de la historia peruana, esta guerra plantea el tema del asesinato como arma de la política. Fue utilizado ampliamente por Sendero para “batir” el campo y despejar terreno, implantando sus comités populares. Luego, fue igualmente empleado extensamente por las fuerzas del orden, como procedimiento para recuperar posiciones y castigar a las comunidades rebeldes.

Las FFAA ingresaron a Ayacucho en diciembre de 1982 y buscaron arrasar con los puntos de apoyo de Sendero. Por su parte, los insurgentes maoístas organizaron represalias, venganzas y ajustes de cuentas. Mientras se elevaba tremendamente el número de víctimas civiles, la guerra se extendía a otras regiones. Los crímenes fueron seguidos por la vesania y así tuvimos muertes a pedradas, ácido en los ojos y asesinatos masivos. Al Perú le costaba caminar, cuando cotidianamente las noticias daban cuenta de interminables actos tanáticos que enlutaban a medio país.

Una cuestión decisiva es, ¿qué provocó la derrota de Sendero Luminoso? Parecía que estaban a la ofensiva y de pronto la caída del líder los desmoronó. La mayoría de estudiosos piensa que el mismo SL sobrevaloró sus fuerzas y despreció al Estado. En este sentido, la tesis del equilibrio estratégico adoptada en enero de 1990 habría facilitado la caída de Abimael Guzmán.

El trabajo policial detectó algunos contactos claves de la dirección senderista y procedió a la captura, habiendo obtenido información decisiva de un delator. Ese trabajo fino fue parte de un plan integral desplegado por el Estado a finales de los años 1980, que incluyó rondas campesinas e inteligencia policial. Aprovechando el optimismo de la dirección subversiva, el Estado derrumbó a Sendero como un castillo de naipes.

Otro punto clave es el financiamiento de la guerra y determinar si hubo alianza narcoterrorista. Aunque muchos analistas la dan por sentada, otros discrepan. Ellos argumentan que Sendero Luminoso parece haber sido pobre hasta el final; no compraron armas en el exterior y no aumentaron significativamente su poder de fuego. Por otro lado, una academia preuniversitaria habría financiado a la dirección y ese fue el hilo de la madeja que siguió la policía.

Por último, se plantea el tema de la rendición. ¿Por qué no continuaron la guerra después de la captura de Guzmán?

Aparentemente no había dirección de reemplazo en Sendero; habían caído muchos dirigentes y quienes quedaban no daban fuego como cuadros políticos. Ante sus carencias, Guzmán decidió replegarse para salvar a su organización. Pero no se ha arrepentido y piensa que las leyes de la historia conspiraron contra su proyecto. En ese momento, otros militantes de SL no aceptaron y tomaron la decisión de proseguir, origen de la facción que hasta ahora tiene presencia en el VRAE.

Treinta años después, muchos protagonistas aún están vivos y la mayor contribución que podemos hacer por la paz es recoger sus testimonios; contar los hechos y evitar que vuelvan a suceder. Tener presentes los temas de la CVR, cultivar la memoria y exorcizar, para sanar definitivamente.

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Tomado de: http://www.larepublica.pe/sucedio/19/05/2010/lucha-armada-30-anos

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Los otros senderos


Por Antonio Zapata

La Republica, Lima, miércoles, 26/05/2010

La muerte del camarada Rubén en el Huallaga ha motivado varias primeras planas en los diarios nacionales. Según la policía, era el número 2 de Artemio y a la vez sería su tercer segundo abatido en el último período. La prensa ha vuelto a hablar de Sendero Luminoso como si fuera el mismo grupo dirigido por Abimael Guzmán, sin distinguir entre las distintas variantes que operan desde hace ya muchos años. Por ello, persisten algunas dudas, ¿cuál es la relación de Guzmán con este proceso?, ¿los senderistas del Huallaga y del VRAE son parte del mismo grupo?

Cuando Guzmán cayó preso, junto a Elena Iparraguirre y otras dos integrantes de su alto mando, su organización quedó descabezada. Para aquel entonces, ya habían muerto varios dirigentes y otros estaban presos, como Osmán Morote por ejemplo. Es decir, la dirección senderista ya venía sufriendo abundantes bajas. La caída de Guzmán remató este curso, porque él pensaba la estrategia y ellas organizaban la puesta en práctica.

Guzmán fue consciente de la extrema debilidad de su organización e ideó el “acuerdo de paz”, que consistió en cesar la violencia para negociar políticamente con el Estado. Por su parte, gobernaba Alberto Fujimori y operaba su asesor Vladimiro Montesinos. Ellos publicitaron ampliamente el llamamiento al acuerdo de paz, pero luego se zurraron en toda discusión política.

Por su parte, Guzmán trató que todos los suyos se plieguen a su nueva línea, sin conseguir unanimidad. La resistencia fue dirigida por Feliciano, el principal dirigente que entonces seguía libre. Él estaba en Ayacucho, moviéndose en diversos puntos que conectan la sierra con la ceja de selva; se internó en Vizcatán, donde tuvo refugios durante años. Caminaba bastante y trató de continuar la guerra, pero también fue capturado en tiempo de Fujimori.

Con unos cuantos milicianos que venían de atrás, Feliciano formó un nuevo Sendero en los márgenes cocaleros del VRAE. Por ello, la guerrilla dirigida por el camarada José sería un grupo constituido cuando Guzmán ya estaba preso. Ellos han revisado críticamente la guerra interna, elaborando un punto de vista muy opuesto a Abimael. Por ejemplo, consideran que fue terrorista y no guerrillero maoísta. Sostienen que los asesinatos y coches bomba eran contraproducentes. En nuestros días, el grupo del VRAE sigue en la lucha, protegiendo la economía de la droga y al campesinado cocalero.

Por su parte, Artemio del Huallaga proviene de Sendero desde los tiempos de Guzmán. Él no ha roto espectacularmente con Abimael y más bien reivindica su trayectoria. Sigue ponderando el pensamiento “Gonzalo”, aunque ha desobedecido la orden de desmovilización. Del mismo modo que en el caso del VRAE, los analistas afirman que trabaja como protector del narcotráfico. En todo caso, ambos grupos mantienen un lenguaje político, aunque presten servicios a la cocaína para vivir de su aporte. A su vez, ninguno está comprando armas en el mercado ilegal y operan con material de guerra que obtienen en enfrentamientos con las FFAA y la policía.

Así, tenemos tres movimientos cuyas relaciones son conflictivas; no disponen de planes conjuntos sino competitivos. Guzmán ha abandonado las armas y busca posicionar su grupo en política. Mientras que Artemio y José son líderes de grupos armados distintos, con pésimas relaciones entre ellos. José es enemigo de Guzmán y Artemio ha tomado camino propio sin negar sus ideas.

Si el objetivo nacional es lograr la paz, necesitamos entender quién es quién en el mundo de la guerra. Para que una política al respecto sea exitosa, se requiere conocimiento y no confusión, que perpetúa la violencia.

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Tomado de: http://www.larepublica.pe/sucedio/26/05/2010/los-otros-senderos

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Voces desde la cárcel


Por Antonio Zapata

La Republica, Lima, Miércoles, 30/12/2009

Una última investigación de El Comercio sostiene que Sendero Luminoso habría montado en Canto Grande una escuela que hacía apología del terrorismo. La DINCOTE y el INPE acabarían de desbaratar esta escuela del terror. Pero esta denuncia no parece congruente con las voces provenientes de las cárceles de máxima seguridad.

Por ejemplo, el reciente libro de Alberto Gálvez Olaechea constituye un lúcido testimonio de los años de guerra interna y contiene sus reflexiones desde la prisión. Argumenta que tomó las armas “por una imperfección de la caridad”, empleando una frase tomada de Hubert Lanssiers. Explica su militancia en el MRTA como fruto de su amor al prójimo, expresado imperfectamente a través de la violencia. Pero agrega que no fue a la guerra para hacerse rico ni para disfrutar de poder, sino porque deseaba lo mejor para el desposeído y creía que el sistema político no ofrecía ningún camino válido.

Pasados los años, Gálvez ha renunciado a la lucha armada, expresando públicamente su pedido de perdón. A la vez, se ha declarado dispuesto a reconciliarse, incluso con sus torturadores. Este libro expresa su parecer de una manera altamente emotiva.

Gálvez pertenece a un grupo de presos por terrorismo que han realizado un balance autocrítico de su experiencia y solicitan ser readmitidos por la sociedad política. No necesariamente son todos, pero incluso en Sendero (acuerdo de paz) se registra un movimiento hacia una evaluación. Años atrás aceptaron que la guerra había terminado y que habían sido derrotados, ahora están tratando de obtener una amnistía. Los acuerdistas no mantienen relaciones con la fracción “proseguir”, que lleva adelante la guerra narcoterrorista del VRAE y del Huallaga.

Pocos ciudadanos han de considerar la propuesta de amnistía para los líderes senderistas. La mayoría de peruanos tiene un comprensible rechazo al planteamiento. Pero se sabe que los acuerdistas ya no están en guerra y han dejado atrás la violencia que desataron.

Estos procesos abren la posibilidad de resocialización. En ese camino ha estado comprometido el mismo Estado y su política carcelaria. Por ejemplo, acaba de aparecer un boletín del INPE de Chorrillos. Este impreso ha recibido apoyo del CEAS y de Pilar Coll, que escribe un artículo en sus páginas.

A través de esta publicación se informa que en la cárcel de máxima seguridad de Chorrillos se realizan múltiples actividades orientadas a la mencionada resocialización. Las internas practican manualidades: repujados, bisutería, lencería, costura etc. Asimismo, reciben clases de idiomas, pintura, danzas folclóricas y otras, incluyendo psicología, poesía y talleres de memoria para repensar su experiencia.

La sociedad debe saber que estas iniciativas del mismo INPE no están encaminadas a recomenzar la violencia. Por el contrario, buscan la reconciliación. Las monstruosidades de la guerra interna no volverán a suceder si sus protagonistas cambian. Si entienden sus errores y asumen las consecuencias, ofreciendo y solicitando reconciliación, entonces la causa de la paz habrá avanzado mucho en este desgarrado país. No se trata de abrir las cárceles, sino de colaborar con la evolución de quienes purgan sus condenas.

Por ello, parece extraña la investigación de El Comercio sobre la escuela de adoctrinamiento terrorista desbaratada en Canto Grande. No va en la línea de lo publicado últimamente. Ni Gálvez ni el INPE de Chorrillos están en esa dirección. Así, ese informe debe ser parte de una campaña sobre el Museo de la Memoria. Pareciera encaminada a reavivar temores y muy justificadas fobias, que predispongan a Mario Vargas Llosa a perdonar a unos, condenando sin escuchar a los otros.

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Tomado de: http://www.larepublica.pe/sucedio/30/12/2009/voces-desde-la-carcel

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Denostar o aprender

Por Antonio Zapata

La Republica, Lima, Miércoles, 16/12/2009

El historiador analiza el pasado para comprender; no se siente un juez que condena o absuelve. Por el contrario, el compromiso del historiador con los lectores es situar los acontecimientos, para entender las decisiones que adoptaron los personajes de la época estudiada. Se trata de conocer el universo de opciones que tuvieron los protagonistas. Ese marco estuvo definido por circunstancias precisas, que deben ser analizadas desde diversos ángulos. Así, se entiende a la gente de antes y uno puede aprender de su experiencia.

Normalmente el historiador intenta alejarse de temas por los cuales tiene grandes simpatías o le despiertan profunda enemistad. En esas circunstancias, se hace más difícil comprender y el investigador se halla cerca de cualquiera de dos males opuestos, pero semejantes: la hagiografía y la hipercrítica. Empecemos con las hagiografías, que reciben su nombre para referirse a las vidas de santos. Se escribieron con abundancia en Europa medieval y algunas también en el Perú colonial. Como género literario, son laudatorias al 100%.

Por extensión, se llaman hagiografías modernas a los libros de propaganda escritos para santificar a los protagonistas. Los hechos son narrados en forma positiva para que aparezca un héroe que resuelve la historia. No todos son inútiles y es indispensable considerarlos porque contienen información. Por ejemplo, una biografía de Haya de la Torre bastante bien hecha se debe a la pluma del historiador arequipeño y aprista, Roy Soto, quien el año 2002 publicó un relato monumental sobre Víctor Raúl en tres tomos y mil páginas. En este texto, se retrata de modo muy amable la vida del fundador y del PAP. Pero, a la vez, se publican cartas y documentos. Se revisa un evento interno tras otro y se glosan los textos de sus polémicas. Es cierto que elegidos por el autor y resumidos por él, pero publica abundante material documental interno que se debe revisar para comentar con propiedad.

La segunda posibilidad es la hipercrítica. Este tipo de escrito comparte con la hagiografía una actitud básica: son textos de propaganda, donde la historia la resuelven los héroes o los antihéroes. Aquí, los hechos son narrados en forma negativa, todo es malo, oscuro y egoísta. Los personajes son desagradables y actúan para traicionar a los demás e incluso a sí mismos. Algunos de estos textos son tendenciosos e ignoran las hagiografías para sostener su argumento exclusivamente en los enemigos del sujeto que estudian. Ninguna entrevista ni siquiera una cita de los ensayistas que defienden a quien ataco. Son libros combativos, escritos para enfrentar al adversario, para sacarle en cara sus tretas y denunciarlo por su conducta rastrera.

Por ello, los libros hipercríticos despiertan entusiasmo y aplauso de la tribuna. Al frente, se les recibe con desagrado y se les trata de ignorar. Así, tanto hagiografías como hipercríticas obligan al lector a transitar de una a otra para formarse una opinión propia.

Pero, es posible otra opción para escribir sobre el enemigo. Este acercamiento parte por aprender del otro, porque algo positivo habrá hecho para protagonizar la historia. En este caso, el objetivo del historiador es dar a conocer todos los hechos, subrayando también las virtudes del rival. Comprender sus atributos para que yo mismo pueda adecuar mis estrategias. Es una segunda manera de escribir sobre el adversario; sin denostar, sino buscando el enfrentamiento del judoka, apoyándose en la fortaleza del otro. Un ejemplo peruano serían los integrantes del GEIN, que estudiaron y escribieron sobre Sendero Luminoso con ese propósito, aprender del enemigo. Al final, supieron derrotarlo.

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Tomado de: http://www.larepublica.pe/sucedio/16/12/2009/denostar-o-aprender

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PERU - Sendero en el 2010

Sendero en San Marcos

Por Nelson Manrique

La Republica, Lima, martes, 22/06/2010

Con pocos días de distancia dos hechos recientes han movilizado a la opinión pública: la excarcelación de Lori Berenson y la marcha realizada por algunas decenas de adherentes de Sendero Luminoso en San Marcos. Lo de Berenson mostró cómo las consecuencias de la violencia vivida durante la década del 80 siguen siendo una herida abierta y hasta qué punto los miedos ciudadanos pueden ser utilizados políticamente. Es significativa la forma como el tema se consumió en pocos días, por falta de combustible.

Lo de San Marcos ha provocado una alarma semejante. La marcha de un pequeño grupo (los cálculos más alarmistas hablan de 80 manifestantes, mientras que las autoridades hablan de 30) portando banderas rojas y coreando consignas senderistas ha provocado alarma, más aún cuando entre los manifestantes la Dircote ha identificado a senderistas que anteriormente estuvieron en prisión.

Manuel Fajardo Cravero, abogado defensor de Guzmán y ponente en el evento en que comenzó la marcha, describe estas acciones como pasos de una campaña senderista iniciada en setiembre de 2009 con la presentación del libro de Abimael Guzmán De puño y letra. Fajardo añade que estos actos están inscritos en una línea definida por Guzmán desde su captura, que a la fecha se concretaría en la consigna “Por una solución política de los problemas derivados de la guerra” con el pedido de una amnistía general y la liberación de Abimael Guzmán.

Entre los senderistas identificados en San Marcos figuran cuadros que actúan en organizaciones públicas, como Adelinda Sedelmayer Armas, presidenta de la Asociación de Familiares de Desaparecidos y Presos Políticos, o José Machuca Urbina, presidente de la Asociación Cívica de Excarcelados Políticos del Perú, Amnistía y Reconciliación (ACCEP), o Alberto Mego, de un grupo teatral. No se trata de cuadros clandestinos, dedicados a operaciones terroristas, sino de activistas en el “frente abierto”.

¿Es esta la contrapartida de un trabajo clandestino, destinado a reiniciar la “guerra popular” senderista? Es dudoso. Como es sabido, estando en prisión, Guzmán cambió de línea y anunció a sus huestes que había llegado a la conclusión de que sin su dirección la victoria era imposible y que había que terminar la guerra popular. Lo anunció en una presentación de TV promovida por Montesinos, en setiembre de 1993. La nueva línea de Guzmán no fue bien recibida por todos los senderistas y esto provocó la división de SL, entre los “acuerdistas” (alineados con Guzmán y que defendían la necesidad de firmar un “acuerdo de paz”) y los de la línea “proseguir” (por “proseguir la guerra popular”). La marcha de San Marcos corresponde a la línea de los “acuerdistas” y su objetivo no es, como se ha venido diciendo, “reiniciar la guerra popular” sino, en palabras de Fajardo, abrir “un espacio político como izquierda radical”.

Los manifestantes están pues en la línea de Guzmán, no en la de los senderistas del VRAE (que son de la línea “proseguir”) y su acción no tiene como objetivo respaldar a este grupo (que acusa a Guzmán de “genocida”) o reiniciar la guerra popular.

La democracia debe defenderse sin renunciar a sus valores. ¿Qué hacer? En primer lugar prevenirse ante los intentos de utilización política de este hecho: una gran tentación en un periodo electoral. Se trata de un tema delicado, que no debe convertirse en botín politiquero. El servicio de inteligencia tiene bastante trabajo por hacer, para prevenir acciones que se salgan de la ley. Luego, es necesario responder a SL en el terreno en que éste ha planteado su desafío. Posiciones como la del presidente de la Comisión de Educación del Congreso Werner Cabrera, que piensa pedir la renuncia del rector de San Marcos porque considera apología del terrorismo pedir amnistía para líderes terroristas, o la de Alan García, que considera como el mismo delito “pedir perdón para un carnicero” se salen –como se ha encargado de señalar en estas páginas Federico Salazar– de la ley. En tanto el desafío de SL se plantee en el terreno de las ideas debe contestársele en ese mismo terreno. Es alentador que simpatizantes nacionalistas como Alberto Adrianzén y Carlos Tapia hayan asumido el desafío. A ver qué dicen los demás partidos.

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Tomado de: http://www.larepublica.pe/columna-en-construccion/22/06/2010/sendero-en-san-marcos

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Salvar a San Marcos

Por Sinesio López Jiménez

La Republica, Lima, viernes, 11/06/2010

El largo vía crucis que la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) inició en los 70 está llegando a su fin. Es el fin de San Marcos y de la universidad pública. La década del 60 fue de transición de la universidad de élite y mesocrática a la universidad popular y de masas. En esa década se produjo un encuentro social en la UNMSM entre los hijos de élites que aún se educaban allí, los estudiantes de clase media y los primeros contingentes estudiantiles de extracción popular que llegaban a la universidad. Alfredo Bryce ha dicho, sin ninguna mala leche, que lo que más le llamó la atención cuando estudiaba en San Marcos es que sus compañeros de estudios se parecían mucho a sus mayordomos.

Con la masificación y la proliferación universitaria por doquier comenzó el abandono de la universidad pública por parte del Estado, se inició la mediocrización de la enseñanza y la pérdida de gobernabilidad de la universidad. Las élites abandonaron San Marcos y pasaron a formarse en las universidades privadas. Los viejos profesores de prestigio se jubilaron o se fueron a otras universidades, algunos jóvenes partieron a enseñar en universidades extranjeras y pocos muy valiosos resistieron heroicamente hasta que se cansaron.

Con la masificación de la educación pública (en todos sus niveles), esta dejó de ser un espacio de igualdad de oportunidades y se transformó en una estructura de discriminación. La vieja política discriminatoria de siempre que negó la posibilidad de que las élites formaran con los debajo de la escala social una comunidad política nacional. En los 70 la radicalización, la irracionalidad y el sectarismo político se adueñaron de San Marcos. Todo eso desembocó en el senderismo y en el terror en San Marcos y en el país en los 80.

El movimiento estudiantil desapareció. San Marcos quedó en manos de una minoría intensa (el senderismo) que hacía lo que le daba la gana bajo el temor o la indiferencia de la mayoría. A eso se añadieron la mediocridad y la pusilanimidad crecientes de las autoridades universitarias. Con excepciones, desde luego. San Marcos dejó de ser un centro serio de enseñanza universitaria y de investigación. Recuerdo que mis clases entonces eran un permanente campo de batalla verbal con el senderismo. Supongo que otros profesores hicieron lo mismo, pero sospecho que hubo también complicidad y cobardía para enfrentar al terrorismo. Los apagones y las amenazas del senderismo obligaron a muchos profesores a dictar clases fuera del claustro universitario. A todos estos males se añadió la ocupación militar en los 90. San Marcos dejó de ser una universidad propiamente dicha para convertirse en un campo de batalla del terror.

Las cosas comenzaron a cambiar en San Marcos y en el país cuando Abimael Guzmán fue apresado en Lima por la policía mientras Fujimori pescaba en el Amazonas y Montesinos diseñaba meticulosos planes para asaltar el fisco. Pero el abandono de la universidad pública por parte del Estado continuó. San Marcos siguió languideciendo en medio de la mediocridad generalizada. En ese contexto reaparecen nuevos brotes del senderismo, se instalan pequeñas mafias por doquier, surgen grupos estudiantiles dirigidos por operadores corruptos que ofrecen su respaldo al mejor postor. Autoridades pusilánimes y corruptas viven de ese clima irrespirable y se quieren perpetuar en el poder por todos los medios, incluidos la violencia y el fraude.

Ha llegado la hora de rescatar a San Marcos de las fuerzas oscuras que la han llevado al borde de la extinción como universidad. Es necesario desplegar una movilización general de los estudiantes, de los profesores de buena voluntad, de los medios, de la sociedad civil y, desde luego, de las autoridades gubernamentales para construir una universidad nacional de todos que recupere el prestigio y la calidad que tuvo en sus mejores épocas.

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Tomado de: http://www.larepublica.pe/el-zorro-de-abajo/11/06/2010/salvar-san-marcos

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Desgobierno en San Marcos

Por Nicolás Lynch

La Republica, Lima, martes, 22/06/2010

De las últimas noticias sobre la presencia de Sendero en San Marcos lo que más llama la atención es el escándalo. Yo llegué a San Marcos en 1971 y Sendero ya estaba allí. Con sus más y sus menos siempre ha seguido presente. Y no se necesita ser Dincote para darse cuenta. Una que otra pizarra, un eventual afiche y las consignas que no cambian porque los senderistas no son especialmente creativos. Además, cuando se creen fuertes realizan una “actividad” como la del otro día para dejarse notar.

Siempre, por supuesto, aliados con la mediocridad que los usa para conseguir el espacio que no pueden solos y viceversa. En el último decenio han intentado por lo menos tres ofensivas siendo hasta ahora rechazados por la mayoría del claustro.

A Sendero, además, no le liga su movilización porque no han cambiado. Predican en sus declaraciones y consignas que quieren legalidad y amnistía, pero ni una palabra de autocrítica por la matanza que causó en el país, menos renegar de la organización que la produjo ni tampoco mostrar métodos diferentes en la propia universidad, donde vuelve a recurrir al violentismo y la burla de la legalidad. ¿Y todo esto no lo sabe el gobierno? ¡Por favor! Lo que pasa es que este Estado abandonó a la universidad pública hace décadas y no quiere interesarse en ella porque su modelo no la necesita.

Sendero, por su parte, aparece hoy, marcha por medio, por el desgobierno que existe en San Marcos. Medios y políticos parecen olvidar lo que profesores y estudiantes denunciamos hace solo tres semanas, que en las elecciones del 25 de mayo para los delegados de los profesores principales a la Asamblea Universitaria la oposición sufrió un fraude por parte de las fuerzas afines al rector. Esta situación ha agudizado el vacío de autoridad en la universidad, lo que crea condiciones para que fuerzas extremistas se atrevan a mostrarse públicamente en el campus.

El problema de fondo es entonces la falta de una autoridad legítima en San Marcos. Ello tiene solución por la vía de la legalidad. Ya sea que se respete el triunfo de la oposición en las elecciones de mayo para dar una salida inmediata o, mejor todavía, que se apruebe el proyecto de nueva ley universitaria, que el Congreso discute a paso de tortuga, para que haya una solución de conjunto para la universidad peruana, más allá de la amenaza de mediocres, radicales y nuevos ricos del DL 882 (el de las universidades con dueño).

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Tomado de: http://www.larepublica.pe/delito-de-opinion/22/06/2010/desgobierno-en-san-marcos

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Sendero, problema y coartada

Por Carlos Reyna

La Republica, Lima, miércoles, 23/06/2010

Aunque no es el más grave del Perú, Sendero Luminoso continúa siendo un problema importante. Sin embargo, para buena parte de los partidos políticos, Sendero es apenas una coartada para no asumir los verdaderos problemas graves del país, de la democracia y de las universidades.

Las distintas facciones de Sendero continúan siendo agentes de violencia política. Unos, continúan sus acciones armadas, permanecen así en la llamada guerra cruenta. Otros, piden legalidad política y amnistía para los crímenes cometidos por sus dirigentes, pero los justifican como supuesta necesidad histórica. Pasaron a lo que denominan la guerra incruenta. En ambos, la guerra aún está presente en su “política”.

En el corto plazo, en un país que vivió hace muy poco el trauma de los terrorismos cruzados, estas facciones no tienen mayor futuro. Unos se recluyen en sus focos, sumergidos en las montañas selváticas. Otros reducen su programa a la liberación de los profetas del terror que se amansaron en prisión. No tienen, por ahora, nada que cautive a ningún sector significativo del país.

Aun así, el Perú sigue brindando posibilidades de mediano plazo para el violentismo de cualquier signo. Un crecimiento profundamente desigual, que fragmenta en lugar de integrar al país, y unos partidos y poderes públicos corruptos, autoritarios y encima ineptos, son buenas semillas para un nuevo brote de la política armada, senderista o no. Una democracia diluida, sin afecto popular, es incluso más vulnerable que una dictadura abierta.

Esas son las cuestiones de fondo que han facilitado la sobrevivencia de las facciones senderistas. Los partidos que controlan el gobierno y el Congreso las han agravado en todo este tiempo. Han hecho altamente impopular y represivo a este régimen. Con la ayuda de rectores autoritarios y argolleros, dejaron en el olvido a las universidades públicas. Y ahora, cuando reaparecen en ellas los cánticos senderistas, la solución que fabrican es instalar policías en los campus.

Así, los mismos políticos y rectores que han facilitado las nuevas audacias senderistas, ahora las utilizarán como coartada para medidas represivas que no servirán para frenarlas, sino para reprimir cualquier legítima rebeldía universitaria.

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Tomado de: http://www.larepublica.pe/buen-romance/23/06/2010/sendero-problema-y-coartada

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Arrepentidos y no arrepentidos

Por Mirko Lauer

La Republica, Lima, miércoles, 30/06/2010

¿Es la falta de arrepentimiento de parte de los dirigentes la clave del problema que Sendero Luminoso representa? Sin duda es algo impactante, pues apunta a nuestro temor a un rebrote del senderismo de los años 80. Pero como tantas cosas en este tema, la idea exige segundas lecturas para ser ubicada en su contexto real.

Por lo pronto el planteamiento acuerdista que busca obtener logros y minimizar pérdidas por la vía política es una forma de arrepentimiento. Cínica, es verdad, pero no por ello menos liquidadora del planteamiento de la lucha armada como única vía. Es un arrepentimiento que todavía está esperando una autocrítica de los dirigentes derrotados.

La propuesta de un camino pacífico y político, diseñada para aliviar la situación de los jerarcas presos, va a contrapelo de las decenas de miles de muertos del planteamiento militar. La idea de fondo es que Abimael Guzmán y su entorno son indispensables para SL, a pesar de su indiscutible derrota y, según sus críticos, capitulación.

Los dirigentes presos insisten en sus discursos porque es lo único que mantiene su vigencia entre las bases que les quedan. Por el momento los medios no tienen cómo llegar a los senderistas que sí se han arrepentido e intentan otras vías para rehacer su vida o incursionar en la política. Pero es obvio que este es un grupo importante de personas.

En otras palabras, sí hay senderistas arrepentidos del camino emprendido en 1980, pero no tiene sentido buscarlos entre los dirigentes presos. Para mantener la moral en alto en un contexto carcelario estos no tienen otra salida que mantener el culto al líder y a las ideas grandilocuentes que los llevaron a la derrota.

Sin embargo hay otros factores. Uno es la entraña religiosa del planteamiento original, con una doctrina encarnada en una persona concreta, y un catecismo cuya repetición machacona es una prueba de verdad. Una ortodoxia que se ve reforzada por el espíritu de cuerpo que produce una común situación de carcelería.

Este tipo de credo, laico o religioso, no reconoce validez alguna a interlocutores críticos. Las ideas de Mao Tse-tung, y más tarde Chen Pota, dan un contexto que se refiere a victorias reales, no importa si ocurridas en otro lugar u otro tiempo. Desde el inicio SL se configuró como un partido de una ortodoxia anclada en libros antiguos.

La victoria de la democracia peruana sobre SL es real, no solo en el campo policial de la captura de los cabecillas, sino además en el campo de la opinión pública que aisló a SL. Nada, ni siquiera en la izquierda opositora o en la protesta social, muestra una mínima inclinación por el credo senderista.

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Tomado de: http://www.larepublica.pe/observador/30/06/2010/arrepentidos-y-no-arrepentidos

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Senderismo y fujimorismo

Por Sinesio López Jiménez

La Republica, Lima, viernes, 18/06/2010

Se aman y se odian. Son dos hermanos enemigos. Uno llama al otro. Estamos viendo estas escenas de amor y odio en las reacciones del fujimorismo ante una provocadora marcha senderista en la ciudad universitaria de San Marcos. Las vimos en la década del 90 del siglo pasado. La dinámica política es más o menos la siguiente: se desata la violencia terrorista, ella pone en cuestión el monopolio de la violencia del Estado, el orden jurídico colapsa, aparecen varios centros de decisión política y de órdenes legales, el orden político se esfuma y se configura entonces lo que Carl Schmitt ha llamado una típica situación de excepción. En ese contexto de excepcionalidad, Fujimori y las FFAA toman la decisión de acabar con el caos mediante el golpe del 5 de abril de 1992 y establecen una dictadura. Schmitt resume esta peculiar dinámica política de la siguiente manera: “La forma política que contiene en sí misma toda la materia pura de la excepcionalidad y asume la forma pura de la decisión es la dictadura”. Los senderistas produjeron la excepcionalidad y Fujimori y las FFAA respondieron con la dictadura.

¿Se podía eludir esta dinámica política perversa o era inevitable? ¿La historia pudo ser distinta? Mi hipótesis es que pudo evitarse entonces y que puede evitarse ahora. No me proclamo profeta del pasado. Lo escribí entre 1982 y 1984 en columnas diarias que publicaba El Diario de Marka, editadas en el libro Los tiempos de la Política (2007). En la década del 80 y del 90 los gobiernos y los partidos de derecha renunciaron a la política y encargaron a las FFAA resolver el problema del terror. La IU y el Apra (cuando era oposición) apostaron, en cambio, por una salida política. Los partidos en general no desplegaron, sin embargo, una ofensiva política e ideológica contra Sendero y el MRTA en los diversos escenarios en donde operaban: en las universidades, en algunos sindicatos, en las organizaciones campesinas. Los dejaron actuar y esperaron que los militares y la policía hicieran su tarea. Algunos sectores de la izquierda cultivaron una imperdonable ambigüedad. Creían ingenuamente que eran compañeros de ruta.

Cuando se percataron de su error y se enfrentaron con SL, ya era tarde: imperaba férreamente la lógica de guerra. En los inicios de su primer gobierno, García mismo hizo elogios desconcertantes de la heroicidad y de la entrega de los cuadros senderistas. Apología del terrorismo como se llamó después.

La responsabilidad mayor reposa, sin embargo, en los gobiernos de esas dos décadas violentas. En lugar de desplegar políticas hegemónicas en todos los campos (económico, social, cultural) que permitieran organizar un bloque social sólido con las clases populares, que atendieran sus necesidades y demandas, que las reconocieran como una parte fundamental de la nación y que quitaran el agua a la piscina en la que nadaba el senderismo, ensayaron tempranas y frustradas políticas neoliberales (Belaúnde), desplegaron un populismo irresponsable (García) e instalaron el capitalismo salvaje (Fujimori) y entregaron irresponsablemente la solución del problema a las FFAA. Se renunció a la dirección política sobre la lucha antiterrorista. En todo caso, fue el despliegue de la política en medio de la guerra (DINCOTE, GEIN, rondas campesinas) lo que tuvo éxito en la lucha contra el terrorismo. El despliegue militar fue necesario cuando la situación se tornó grave, pero bajo el comando de la política.

El senderismo emergente hoy en las universidades públicas tiene que ser combatido políticamente. Los estudiantes y los profesores tienen que organizarse para mejorar la calidad de sus claustros y para acabar con la mediocridad, la corrupción y la ingobernabilidad universitaria que constituyen el ambiente propicio para el desarrollo del senderismo. El apoyo de todos los medios y de la sociedad civil en esta batalla será decisivo. Hay que evitar la tentación de la intervención militar. La ley, el apoyo económico y la policía deben ser los aportes del Estado.

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Tomado de: http://www.larepublica.pe/el-zorro-de-abajo/18/06/2010/senderismo-y-fujimorismo

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La realidad de Sendero

Por Fernando Rospigliosi

La Republica, Lima, domingo, 04/07/2010

Fujimoristas y apristas intentan hacer creer que Sendero regresa, y que todo se debe a un par de leyes. Ambas cosas son falsas.

Centenares de veces en la última década se ha hablado de un “rebrote” senderista. Y siempre ha resultado una falsedad. Sin embargo, la idea es popular, y fujimoristas y apristas tratan de sacarle partido.

Rebrote mediático

El terrorismo ha rebrotado, pero sólo en los discursos de algunos políticos y en ciertos medios de comunicación. Los dos hechos que motivaron este enésimo rebrote mediático fue la liberación de Lori Berenson y una marcha de 30 o 40 senderistas “acuerdistas” en San Marcos.

En el caso de Berenson, liberada cinco días antes de la visita de Alan García a Barack Obama, fue claramente una decisión de García para complacer a los norteamericanos.

No sólo fue una medida del INPE –que depende del Ministerio de Justicia– recomendar su excarcelación, luego aprobada por el Poder Judicial, sino que Berenson ni siquiera había cumplido las tres cuartas partes de su condena de 20 años. Se completaba recién en noviembre de este año.

Así, Berenson salió libre a los 14 años y seis meses, beneficio irregular y apresurado sólo entendible por la ansiedad de Alan García de quedar bien con su anfitrión norteamericano.

El cuento de que salió por responsabilidad del gobierno anterior es sólo una burda mentira repetida por fujimoristas y apristas.

En cualquier caso, Berenson no se ha arrepentido, pero tampoco volverá a lo mismo. A los 41 años, después de casi tres lustros en las prisiones de Yanamayo (Puno), Huacariz (Cajamarca), Socabaya (Arequipa) y Chorrillos, lo único que debe ansiar es retornar a las comodidades de Nueva York.

¿Vuelven a las andadas?

Otra de las extravagantes mentiras de apristas y fujimoristas, es que el inexistente “rebrote” terrorista se debe a que miles de senderistas han salido de las cárceles por culpa de Valentín Paniagua y Alejandro Toledo, y que están cometiendo atentados.

Todo es falso. Han dejado la prisión los que han cumplido su pena (muchos sentenciados con leyes del primer gobierno de Alan García). Y de los que están libres, un porcentaje insignificante ha reincidido en actos terroristas.

El general (r) Marco Miyashiro, viceministro del Interior y ex jefe de la Dircote, dice que son tres, uno abatido y dos capturados. (“Por ahora no es recomendable una intervención en San Marcos”, La República, 27.6.10).

No es amenaza para el Estado

En realidad, Sendero Luminoso no constituye una amenaza para el Estado. Fueron derrotados decisivamente con la captura de Guzmán y la cúpula por el GEIN de la Policía el 12 de setiembre de 1992 y jamás volverán a desafiar a la sociedad peruana.

El Perú y el mundo del 2010 no son los de 1980, cuando iniciaron sus acciones armadas. En ese momento el comunismo había alcanzado su máxima expansión en el planeta, y el Perú venía de una larguísima dictadura militar de doce años, que había agitado y sacudido el país, que estaba convulsionado por violentos disturbios sociales y políticos.

Sendero tenía un atractivo para un pequeño pero activo sector de la población.

Hoy el comunismo prácticamente ha desaparecido en el mundo, ya no hay guerrillas izquierdistas actuando, salvo residuos que subsisten gracias al narcotráfico, como las FARC. El Perú ha progresado, el crecimiento reciente ha disminuido la pobreza y mejorado las condiciones de vida de millones de peruanos. Y la sociedad, en particular la juventud, es muchísimo menos ideológica que hace treinta años.

Los que sostienen que podemos tener otra vez un senderismo como el de los 80 y 90, o son ignorantes o mienten deliberadamente. Eso no va a ocurrir.

Sicarios del narcotráfico

La única facción senderista que ha crecido es la del VRAE, que dirige “José”. Y ha crecido no por culpa de un par de leyes, como repiten apristas y fujimoristas, sino por la incompetencia de este gobierno y los militares encargados de la zona.

Esos terroristas en los últimos años han cosechado varias victorias y han incrementado sustancialmente su armamento, gracias a la absurda estrategia de los militares de poner bases en el Viscatán y otros lugares. (Bases que ya retiraron silenciosamente).

El resultado fue desastroso. Unos 50 militares y policías abatidos, un helicóptero derribado y un arsenal en manos de los terroristas que, además, recuperaron un atractivo que habían perdido hace tiempo. Eso explica que por primera vez luego de muchos años, pudieron captar –por un breve lapso, es cierto– a algunos estudiantes de la universidad de Huamanga.

Pero los grupos terroristas que todavía subsisten en el VRAE y el Alto Huallaga, son básicamente sicarios del narcotráfico, que es la verdadera amenaza.

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Tomado de: http://www.larepublica.pe/controversias/04/07/2010/la-realidad-de-sendero

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