Espacio virtual creado realmente por Nicanor Domínguez. Dedicado a la historia del Sur-Andino peruano-boliviano.

martes, 11 de diciembre de 2007

Terremotos Coloniales

Terremotos coloniales (Primera Parte)

El pasado miércoles 15 de agosto se produjo en la Costa Central peruana un sismo que alcanzo una magnitud de 7 a 8 grados en la escala de Richter. Afectó directamente a las ciudades del Sur Chico (Pisco, Chincha, Cañete e Ica) y se sintió con menor intesidad en otras zonas de país (Lima, Yauyos, Huancayo, Huancavelica, Castrovirreyna, Huaytará, Ayacucho, Cuzco). Trágico recordatorio de ubicarnos en una zona sísmica, el terremoto de Pisco de este año 2007 trae a la memoria los grandes cataclismos de intensidad análoga ocurridos en Lima (24-V-1940), Ica-Nazca (24-VIII-1942), Huaraz (10-XI-1946), Cuzco (21-V-1950), Arequipa (13-I-1960), Lima (17-X-1966), Yungay-Huaraz (31-V-1970), Lima (3-X-1974), Nazca (12-XI-1996), y más recientemente en Arequipa (23-VI-2001) y Moquegua (31-X-2005). La destructividad de éstos movimientos depende de la combinación de diversos factores, como los deslizamientos glaciales en la Cordillera Blanca que hiceron del terremoto de 1970 el más mortífero de nuestra historia reciente. ¿Y antes del siglo XX?

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Desde el siglo XVI los conquistadores españoles experimentaron la sismicidad andina, aunque las explicaciones más elaboradas sobre las causas de éstos fenómenos naturales sólo aparezcan en el siglo XVII. Centrémonos en dos autores de la primera mitad del siglo, ambos sacerdotes interesados en explicar la naturaleza americana a sus potenciales lectores europeos.

El carmelita fray Antonio Vázquez de Espinosa [ca. 1570-1630], viajó por México, la América Central, Quito y el Perú durante 14 años, entre 1608 y 1622, escribiendo a su vuelta a España su monumental Compendio y descripción de las Indias Occidentales, terminado en 1629 pero sólo publicado en el siglo XX (cito por la edición 1969). Allí dedica un capítulo a discutir: “Qué sea la causa de los temblores y de qué procedan” (2da Parte, Libro IV, Cap. LXIII, pp. 343-45).

Dice: “La causa a lo que entiendo de haber temblores tan ordinarios en las Indias, [y] de qué son causados, son mucha parte las exhalaciones cálidas, que se engendran en las entrañas y concavidades de la tierra, las cuales con el azufre que juntamente se cría en aquellas partes, son materia con que se enciende y ceba el fuego de los volcanes que causan allá debajo mayores concavidades y vacíos, y como las tales exhalaciones no hallan salida fácil, y aquel no es su centro se hallan inquietas y violentadas y con aquella inquietud y violencia para salir, y a veces por la parte más flaca rompen, y así por esta violencia e inquietud, cuando hay temblor se previene y siente instantáneamente con un ruido que suena debajo de la tierra, resultado y agitado de la exhalación, lo cual se conoce evidentemente con el ejmplo de la pólvora puesta debajo de tierra en una mina, poniéndole fuego rompe y lleva por delante cuanto halla, y una bellota o castaña puesta entera al fuego, en calentándose el aire que tiene dentro entre la médula y la cáscara, como se ve y siente agitado del fuego rompe con violencia la cáscara y da estallido; así la exhalación que está en las entrañas y concavidades de la tierra para salir de ella la rompe con violencia y va buscando la parte más flaca, hasta hallarla o respirando por donde salir, (...)” [párrafo 1.405, p. 343].

Y continúa: “De suerte que una de las causas de los temblores, [aún] cuando haya otras, son los volcanes, que hay muchos en las Indias y así en las tales partes son más ordinarios; porque en el Reino del Piru los hay junto a Quito, Tunguragua, Pechinche [= Pichincha] y otros, el de Arequipa [Misti] y otros muchos de menor cuantía que hay en la tierra y en los altos de Arica, Sacama [= Sajama] y otros y los que hay en el Reino de Chile, en medio de la Cordillera Nevada, y los muchos que hay en Guatemala, Honduras y Nicaragua ya referidos [en la Primera Parte de la obra, que trata del Virreinato de Nueva España o México]” [párrafo 1.406, pp. 343-44]. Concluyendo: “Estas regiones y provincias donde hay estos volcanes son las más acosadas y lastimadas de temblores (...)” [párrafo 1.407, p. 344].

Descarta otras posibles causas: “Y aunque pueda ser también causa de los temblores que en las tierras marítimas las roturas y concavidades de la tierra se tapan y tupen con la humedad de las aguas, por donde pudieran salir las exhalaciones cálidas, que en las entrañas y concavidad de la tierra se engendran, no parece que sea bastante razón pues no corre igualmente en todas partes; y en España que puede haber esto y no volcanes, no hay temblores como de ordinario los hay en las Indias por las razones referidas; si ya no es que siendo esta la principal causa y razón. No hay en las Indias pozos como en España, con que con facilidad pudieran redimir su vejación o por lo menos haciendo pozos en todos los lugares de las Indias, habría más respiraderos y serían menos los temblores” [párrafo 1.408, p. 344].

Para Vázquez de Espinosa la correlación entre vulcanismo y sismicidad es clave. Otro autor que comparte esta explicación es el jesuita Bernabé Cobo [1580-1657], quien vivió 61 años en Indias, 48 de ellos en el Perú, y escribió una monumental Historia del Nuevo Mundo, terminada en Lima en 1653, pero sólo publicada en el siglo XIX (cito por la edición 1956, en 2 tomos). Cobo dedica dos capítulos al tema del vulcanismo (“De los volcanes que hay en el Perú y los grandes daños que suelen causar”, Libro II, Caps. XVIII-XIX; tomo I, pp. 95-101) y otros dos al de los sismos (“De los terremotos del Perú”, Libro II, Caps. XX-XXI; tomo I, pp. 101-107).

Afirma: “Las dos más ricas y principales partes del Perú, que son los Llanos y la Sierra, están sujetas a dos plagas y calamidades muy trabajosas, que suelen acarrear notables daños a sus moradores. Ambas nacen de un mismo principio, que son las bocas de fuego o volcanes que hay en la cordillera general, los cuales causan muy frecuentes terremotos, y las veces que revientan, lanzando de sus entrañas inmesa cantidad de fuego y cenizas y piedra pómez, suelen asolar y destruir las tierras de sus contornos y aun las bien apartadas y distantes. Los que más sienten estos trabajos son los habitadores de los Llanos, si bien no deja de caber su parte a los de la Sierra, mayormente en las reventazones de los volcanes. De éstos hay gran número en todas las Indias; son cerros de tan extraña grandeza, que señorean las más altas sierras; tienen casi todos perpetuamente cubiertas de nieve sus cumbres, y en ellas una gran boca o abertura que baja hasta lo profundo del abismo, por lo cual arrojan ceniza, piedra y fuego; unos, solamente cuando revientan; otros, de ordinario, y los demás, de cuando en cuando, como son en la América septentrional los de Nicaragua y Guatimala [sic]; pero más famosos se han hecho a nuestra costa los del Perú, que son muchos y han reventado algunas veces, como hay memoria del de la ciudad de Arequipa [Misti] y del de Cozapa, en la diócesis de los Charcas, que reventaron en tiempo de los reyes Incas, antes de la venida de los españoles a este reino, y hicieron el estrago que los que han reventado después que está en poder de los españoles, que han sido el de la ciudad de Quito [Pichincha, 1582] y el de Omate [Huaynaputina, 1600], en la diócesis de Arequipa” [p. 95].

Basado en su experiencia durante el sismo de 1604, precisa: “La tierra más molestada de terremotos de toda la América son los Llanos y costas deste reino del Perú, a donde se experimenta una cosa bien notable, y es que, ocasionándose los frecuentes temblores de tierra que aquí suceden, según la más común opinión, de los muchos volcanes que hay en la sierra y cordillera general deste reino, con estar éstos desviados de la mar la distancia que de ella se aparta la cordillera occidental, como quda dicho arriba [Cap. IX], y estar mucho más cercanos a la sierra que cae al oriente de la misma cordillera, que no a las tierras marítimas de los Llanos, con todo eso, son sin comparación más sujetos a temblores estos Llanos y costa de la mar que las provincias de la Sierra (...). Son tan frecuentes y ordinarios los temblores en las costas del Perú y del reino de Chile, que corren más de ochocientas leguas [4000 kms] Norte Sur que no se pasa ningún año que deje de haber algunos; los cuales van corriendo por su orden en todo este espacio unos tras otros, alcanzando los menores a cien leguas [500 kms] de costa y de veinte a treinta [100-150 kms] la tierra adentro, y los generales y famosos, que suelen venir más de tarde en tarde, a cuatrocientas y quinientas [2000-2500 kms] en luengo de la mar y de cincuenta a ochenta [250-400 kms] por la tierra adentro; que todo este gran pedazo de tierra se mueve y ondea con un temblor a guisa de las olas del mar embravecido y tempestuoso” [p. 101].

Menciona terremotos ocurridos en Lima (1606, 1609 y 1630), “que han sido de mas terror que daño”, y explica: “No ha recibido esta ciudad gran daño de los temblores como otras de este reino, y particularmente estos últimos años [1630-1650], donde los temblores han sido menos y no tan rigurosos. Lo cual (allende que lo tengo por favor especial de Dios por la intercesión de su Santísima Madre, a quien esta república [= el cabildo y el arzobispado de Lima] tiene[n] por abogada contra los temblores), lo atribuyen algunos a los muchos pozos que se han hecho de pocos años a esta parte” [p. 107].

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Publicado en Cabildo Abierto (Puno) núm. 27 (setiembre de 2007), pp. 16-17.

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Terremotos coloniales (Segunda Parte)

A raiz del sismo del pasado 15 de agosto en la Costa Central peruana, nuestro colaborador Nicanor Domínguez preparó un primer artículo en el número anterior de Cabildo Abierto sobre las explicaciones dadas a los fenómenos sísmicos en la época colonial. Allí se centraba en dos autores de la primera mitad del siglo XVII, el fraile carmelita Vázquez de Espinosa (1629), y el padre jesuita Bernabé Cobo (1653). Ambos autores coloniales establecían una correlación clave entre vulcanismo y sismicidad en sus razonamientos y explicaciones. Sin embargo, sus argumentos no son originales, y el parecido que se percibe entre los autores se debe a que ambos tomaron de un autor más antiguo los argumentos que presentan en sus obras. ¿Quién fué, entonces, esta fuente común?

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La respuesta nos la ha dado el profesor español Fermín del Pino. Se trata del jesuita José de Acosta [1540-1600], quien en su famosa Historia Natural y Moral de las Indias (Sevilla 1590), dedica un capítulo al tema “De los temblores de tierra” (Libro III, cap. 26). Acosta vivió 14 años en el Perú entre 1572-1586: visitó el Sur Andino (Arequipa, Cuzco, La Paz, Potosí, Chuquisaca), fue Provincial de los jesuitas (1576-81), y participó destacadamente en el III Concilio de Lima (1582-83). Viajó a México (1587), regresando finalmente a España, donde publicó un texto sobre la actividad misionera (1588), así como la obra ya mencionada. Citaré a partir de la versión que el profesor Del Pino prepara para su proxima edición, y que gentilmente nos ha proporcionado.

Acosta comienza planteando el problema del siguiente modo: “Algunos han pensado que de estos volcanes que hay en Indias procedan los temblores de tierra, que por allá son harto frecuentes. Mas, porque los hay en partes también que no tienen vecindad con volcanes, no puede ser ésa toda la causa”.

Así, primero considera que: “Bien es verdad que en cierta forma tiene lo uno con lo otro mucha semejanza, porque las exhalaciones cálidas que se engendran en las íntimas concavidades de la tierra parece que son la principal materia del fuego de los volcanes, con las cuales se enciende también otra materia más gruesa, y hace aquellas apariencias de humos y llamas que salen: y las mismas exhalaciones, no hallando debajo de la tierra salida fácil, mueven la tierra con aquella violencia para salir, de donde se causa el ruido horrible que suena debajo de la tierra y el movimiento de la misma tierra agitada de la exhalación encendida”.

Y sugiere esta comparación: “Así como la pólvora —tocándole el fuego— rompe peñas y muros en las minas, y como la castaña —puesta al fuego— salta y se rompe y da estallido, en concibiendo el aire que está dentro de su cáscara el vigor del fuego”.

Sin embargo, Acosta considera también otros aspectos: “Lo más ordinario de estos temblores o terremotos suele ser en tierras marítimas, que tienen agua vecina. Y así se ve en Europa y en Indias, que los pueblos muy apartados de mar y aguas sienten menos de este trabajo, y los que son puertos o playas o costa o tienen vecindad con eso padecen más esta calamidad. En el Pirú ha sido cosa maravillosa y mucho de notar que desde Chile a Quito, que son más de quinientas leguas [2000 kms], han ido los terremotos por su orden corriendo; digo los grandes y famosos, que otros menores han sido ordinarios”.

Acosta menciona brevemente algunos ejemplos de sismos de los que fue testigo durante su estadía en los Andes (Chile en 1575, Arequipa en 1582), o de los que se informó después de partir hacia México (Lima en 1586, Quito en 1587). Los movimientos de 1575 y 1586 estuvieron acompañados de tsunamis: “Hizo también entonces la mar [en Lima-Callao] el mismo movimiento que había hecho en Chile: que fue, poco después de pasado el temblor de tierra, salir ella muy brava de sus playas y entrar la tierra adentro casi dos leguas [5 kms], porque subió más de catorce brazas y cubrió toda aquella playa, nadando en el agua que dije las vigas y madera que allí había”.

La correlación planteada entre oceanos y sismos es explicada de la siguiente manera: “son más sujetas a estos temblores tierras marítimas: y la causa, a mi parecer, es que con el agua se tapan y obstruyen los agujeros y aperturas de la tierra por donde había de exhalar y despedir las exhalaciones cálidas que se engendran. Y también la humedad condensa la superficie de la tierra, y hace que se encierren y reconcentren más allá dentro los humos calientes, que vienen a romper encendiéndose. Algunos han observado que, tras años muy secos, viniendo tiempos lluviosos suelen moverse tales temblores de tierra y es por la misma razón: a la cual ayuda la experiencia, que dicen, de haber menos temblores donde hay muchos pozos”.

Confirmaría este razonamiento el caso de la ciudad de México: “A la ciudad de México tienen por opinión que le es causa de algunos temblores que tiene, aunque no grandes, la laguna en que está”.

Con todo, Acosta considera excepciones a esta regla que acaba de proponer: “Aunque también es verdad que ciudades y tierras muy mediterráneas [es decir, tierra adentro], y apartadas de mar, sienten a veces grandes daños de terremotos: como en Indias la ciudad de Chachapoyas, y en Italia la de Ferrara —aunque ésta, por la vecindad del río y no mucha distancia del mar Adriático, antes parece se debe contar con las marítimas para el caso de que se trata”.

Como se aprecia, Acosta trata de sopesar la evidencia observable (correlación sismicidad-vulcanismo, mayor frecuencia de sismos en zonas costeras) y explicarla con argumentos racionales, considerando siempre las excepciones y casos particulares, que le impiden proponer generalizaciones absolutas en su explicación. Tanto Vázquez de Espinosa (1629) como Cobo (1653) elaborarán sus propias explicaciones a partir del elegante razonamieto presentado por Acosta (1590). Éstos autores del siglo XVII podrán añadir nuevos ejemplos de sismos y erupciones volcánicas ocurridas en los Andes con posterioridad a la publicación de la obra de Acosta.

Sin embargo, no todo es “racional” en las discusiones sobre la naturaleza que elaboran éstos autores eclesiásticos. Acosta considera que la mayor frecuencia de sismos en las regiones costeras tiene una “utilidad” religiosa: “parece han ido sucediendo por su orden en aquella costa todos estos terremotos notables. Y en efecto es sujeta a este trabajo: porque, ya que no tienen en los llanos del Pirú la persecución del cielo de truenos y rayos, no les falte de la tierra qué temer, y así todos tengan a vista alguaciles de la divina justicia para temer a Dios”.

Cobo, copiando a Acosta más de medio siglo después, dice lo mismo sobre las catástrofes naturales, que servirían para recordar a los pecadores de la omnipresencia divina: “para que, ya que está libre y exenta esta región marítima de las tormentas del cielo de truenos y rayos que padecen los habitadores de la Sierra, no falte a sus moradores [con los terremotos] qué temer, y dondequiera tengamos ante los ojos alguaciles de la Divina Justicia” [p. 101].

Y Cobo añade: “Comparados entre sí estos dos géneros de tempestades, por lo que yo he experimentado de entrambos los años que he residido en la Sierra y en los Llanos, juzgo por más formidable la tempestad y persecución del cielo que la de la tierra. Porque para salvar vidas de aquésta [los terremotos], se halla remedio saliéndose la gente a lugares descubiertos y apartados de cerros y edificios, y para la tormenta de rayos no hay lugar seguro en poblado ni fuera de él; la cual se hace más horrible por ser su golpe tan repentino, que primero se siente el daño que llegue a las orejas el ruido, lo cual no acontece en los temblores; si bien es verdad que son mayores los daños y pérdidas de hacienda [= propiedades] que causan éstos que no los rayos” [p. 101].

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Publicado en Cabildo Abierto (Puno), núm. 28 (octubre de 2007), pp. 16-17.

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Terremotos coloniales (Tercera Parte)

Con este tercer artículo, parte final de una serie iniciada a raiz del sismo del pasado 15 de agosto en la Costa Central peruana, nuestro colaborador Nicanor Domínguez termina la presentación de las explicaciones sobre la sismicidad en los Andes desarrolladas por diversos autores de la época colonial: los jesuitas Acosta (1590) y Cobo (1653), y el carmelita Vázquez de Espinosa (1629). En dos artículos previos Domínguez nos mostró cómo, pese a los esfuerzos de explicación racional y ‘científica’ de los movimientos telúricos, los autores mecionados partían de una visión religiosa cristiana en la que el medio natural “actuaba” en función de inescrutables designios divinos (catástrofes naturales vistas como “castigos” o “pruebas” que Dios enviaba a sus pecaminosos fieles en este mundo). Pero, ¿eran sólo ideas religiosas las que guiaban el pensamiento de los autores de ésta época?

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Otro interesante autor del siglo XVII que discute las posibles causas de los terremotos es el español Juan de Figueroa [1583-1665], quien, a diferencia de Acosta, Vázquez de Espinosa y Cobo, no fue sacerdote. Figueroa había nacido en Granada y llegado al Perú antes de 1610, con más de 25 años de edad, estableciéndose como comerciante en Potosí por casi 15 años. Allí su éxito en los negocios le permitió comprar el cargo de “veinticuatro” o regidor del cabildo de la Villa Imperial potosina. En 1634 se estableció en Lima, donde había adquirido el título de regidor del cabildo limeño, cargo que ejerció por casi tres décadas hasta 1661. En 1635 el Virrey Chinchón lo nombró Ensayador y Fundidor Mayor de la Casa de la Moneda de Potosí, lucrativo cargo que ejerció a través de un delegado o “teniente” por unos 20 años. En 1636 obtuvo el título de “familiar” (oficial laico) de la Inquisición, lo que garantizaba la “limpieza de sangre” de su estirpe (“sin traza de moro ni judío”). Fué alcalde de la capital virreinal en 1645, adquiriendo valiosas propiedades urbanas y rurales en la zona. Benefactor de los dominicos y amigo personal del mulato Martín de Porras [1579-1639], en 1657 compró la capilla creada en la celda del “bienaventurado” Fray Martín en el Convento de Santo Domingo de Lima, donde pidió ser enterrado, donando además 1,000 pesos para financiar su proceso de beatificación (obtenida finalmente en 1836; sólo sería canonizado en 1962; fiesta: 3 de noviembre).

En 1655, cuando tenía 72 años de edad, Figueroa terminó la redacción de un voluminoso y erudito texto que demuestra que, junto con su exitosa actividad mercantil, era también un sólido intelectual autodidacta (pues no parece haber estudiado en la universidad, ni en Granada ni en Lima); poseía un telescopio y estaba al tanto de los descubrimientos del físico y astrónomo italiano Galileo Galilei [1564-1642]. El difunto historidor Guillermo Lohmann Villena [1915-2005], de quien tomamos todos estos datos, lo calificó de “hombre de amplia cultura y espíritu refinado”. La obra de Figueroa, titulada Opvsculo de astrologia en Medicina, y de los terminos, y partes de la Astronomia necessarias para el vso de ella, fue publicada en Lima en 1660. Sus casi 700 páginas, organizadas en 6 “opúsculos” precedidos de una “tabla de materias”, pretendían demostrar la utilidad de la astrología para el ejercicio de la medicina, la influencia de los astros sobre la recuperación de la salud y el bienestar humanos.

Los ‘censores’ coincidieron en que era: “obra curiosissima, y que dá noticias de razones y causas naturales (...) bien asistidos de reverencia Catolica sus discursos, y que para tratar de la inclinacion y naturaleza de las estrellas, primero se postraron a la verdad de la Fe” (jesuita Alonso de Peñafiel); “y aviéndolos reconocido [los ‘opúsculos’] con toda atencion, quanto mi diligencia puede alcançar. No hallo en ellos cosa que sea en perjuicio de nuestra santa Fé Católica; ni de las buenas costumbres, mas antes todos sus discursos y materias Astrologicas las trata el Autor con obediencia, modestia, y resignacion Christiana, sin palabra advertida, ni descuidada, y sin darles mas certeza de la que se compadece con la buena y sana do[c]trina: y de mi parecer, es obra digna de que salga a luz, porque la dará a los buenos ingenios de muchas cosas naturales y utiles” (franciscano Francisco de Borja). En otras palabras, una obra ‘científica’ ajustada a los preceptos teológicos cristianos de la época.

En el sexto y último ‘opúsculo’ del libro (“de la pronosticacion general de los tiempos”), Figueroa dedica dos capítulos al tema de los sismos: el 19, “De la causa de los Terremotos y temblores de la tierra” (f. 329v-332v) y el 20, “De las causas inmediatas a los temblores de la tierra” (f. 332v-334r). El primero sintetiza los conocimientos geológicos de la ciencia europea del siglo XVII, aún basados en las ideas propuestas dos milenios antes por el filósofo griego Aristóteles [384-322 A.C.] (ideas que Acosta, Vázquez de Espinosa y Cobo compartían, pero no explicitaron en sus obras), y el segundo especula sobre la frecuencia de los sismos y su posible correlación --y potencial pronosticación-- con respecto a los astros y sus movimientos.

Así, Figueroa afirma: “Divídese el elemento de la tierra en tres partes”. Que serían: (a) “La primera, comiença de la redondez de toda la superficie sobre que andamos, viuen los hombres y animales, crecen plantas y se crian las mieses y yerbas; en ella se hazen las fuentes, montes y bocas de fuego”; (b) “En la Region media, decendiendo hazia el centro, se engendran las exalaciones, mediante el calor del Sol y las influencias de los Astros; aqui es donde se crian minas y metales, y de las exalaciones oprimidas resultan los temblores”; y (c) “La vltima Region, inmediata al centro, no produce cosa alguna, porque el calor del Sol y las influencias de los cuerpos celestes no penetran tanta distancia, y en ella esta la tierra en pureza y simplicidad de elemento”. Además: “El grueso de la primera region no excede de siete estados; la profundidad de la segunda no se lee quanta sea” (f. 329v).

Es decir, el centro de la tierra no sería el lugar de donde provendría la lava que expulsan los volcanes, sino una región fria e inerte (por eso, cuando el poeta medieval italiano Dante Alighieri [1265-1321] describe en La Divina Comedia el último círculo del infierno, ubicado por él en el centro de la tierra, éste es un lugar totalmente congelado). La irradiación solar penetraría la corteza de la tierra y calentaría los metales de la ‘región intermedia’, como el azufre, que al expandirse o hacer explosión causarían las erupciones volcánicas y los temblores (f. 330-332). Por eso, como indican Acosta, Vázquez de Espinosa y Cobo, excavar pozos ayudaría a expulsar los gases que de otro modo provocarían los sismos.

Figueroa distingue: “Tres maneras ay de temblores y terremotos: La primera, quando la tierra se mueve a vno y otro lado; la segunda, y mas fuerte, es quando se leuanta de abaxo arriba; y la tercera, y mas furiosa, quando se lleua tras de sí la tierra y haze un monte donde no lo avia; y la primera es temblor y las dos ultimas son propiamente terremotos” (f. 329v). La correlación entre sismos e influencias astrológicas la expresa en éstos términos: “Y ultimamente [= en última instancia] los temblores proceden de causas universales que precedentemente disponen, y otras particulares, que actualmente mueven” (f. 333r). Los planetas: “Saturno, Marte y Mercurio son los significadores de los terremotos, que acontecen mas en las regiones Meridionales, que en las Septentrionales” (f. 332v). Fruto de sus observaciones astronómicas, Figueroa concluye: “Tengo experimentado por muchos años, que siempre q[ue] en Lima ha auido temblores, se ha hallado Aquario, o Scorpion en el Ascendente, o en el occiduo [sic], porque domina Aquario en esta ciudad” (f. 333r).

¿Qué tan “anticuadas” resultan hoy en día, a inicios del siglo XXI, estos modos ‘Cristianos’ y ‘Clásicos’ de entender los desastres naturales? Pese a los avances de la sismología como ciencia que estudia los movimientos telúricos, las creencias populares siguen expresando una percepción “pre-científica” de las catástrofes naturales. Hace poco más de un mes el diario La República (Lima, 10-XI-2007) informaba que: “Un estudio realizado por la consultora Arellano Marketing reveló que más del 50% de habitantes de Pisco cree que el terremoto del 15 de agosto se produjo por motivos sobrenaturales, por voluntad superior o castigo divino, mientras que 70% de limeños considera que se trató de un fenómeno natural”. La enormidad de la catástrofe vivida parece no tener una explicación racional posible, a menos que las muertes y la destrucción ocurridas puedan ser “explicadas” como fruto de un designio superior, aunque en última instancia inescrutable. Muertes y destrucción resultan así “aceptables” o “entendibles” ya que ocurrirían “porque Dios lo permite”.

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Publicado en Cabildo Abierto (Puno) núm. 29 (noviembre-diciembre de 2007), pp. 16-17.

Ver: http://www.ser.org.pe/index.php?option=com_remository&op=ListarDocumentos&id=4&inicio=0

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miércoles, 7 de noviembre de 2007

Las Tres Fundaciones de Puno

La triple fundación de Puno: 1573, 1668 y 1805.

El orgullo local de los puneños por la historia de su ciudad capital es de veras singular. Ya en 1982 el historiador cuzqueño José Tamayo Herrera reflexionaba que en ese entonces Puno era uno de los pocos departamentos peruanos que tenía su propia bandera y escudo. Éstos símbolos expresaban claramente ese orgullo “puneñista”, fruto y reacción quizás de la marginación y distancia respecto del centralismo de la capital nacional, tanto como de la cercanía boliviana y paceña, ya que el patriotismo parece siempre más intenso en las zonas de frontera que en otras partes de un mismo país. ¿Cómo así, pues, un limeño como yo tiene algo que decir sobre los orígenes históricos de la capital lacustre del Collao?

Desde noviembre del 2004 he venido publicando una serie de colaboraciones sobre la historia del Altiplano peruano-boliviano, y en especial de la Región Puno, en la revista Cabildo Abierto, que publica la Asociación Servicios Educativos Rurales (SER). Estos artículos parecen haber despertado cierto interés entre los lectores de la revista, sopecho que interesados en una revisión de la historia regional del Sur Andino que no se limite a una simple repetición de los temas ya conocidos a través de la enseñanza escolar o universitaria. Entre esos artículos, quisiera destacar los publicados en los números 2 (Nov. 2004) y 11 (Nov.-Dic. 2005) de la revista, dedicados al tema de la fundación de la ciudad (ver: http://laicacota.blogspot.com/2007/03/puno-1668.html). Éste segundo artículo fué escrito tras participar en un conversatorio sobre el tema, organizado en Puno por el SER y la Casa del Corregidor, el día jueves 3 de noviembre del 2005 (una versión de esta “Tertulia” está disponible en el portal de la Casa del Corregidor: http://www.casadelcorregidor.com.pe/tertulia_Dominguez.php). Estas experiencias me han ayudado a entender un poco más los comentarios de Tamayo Herrera sobre el orgullo local de los puneños.

Uno de los aspectos más problemáticos de este orgullo “puneñista” es la ambigua, casi obscura historia de la fundación de la propia ciudad. A diferencia de Lima, Arequipa, el Cuzco o La Paz, la ciudad de Puno no fue fundada durante la época de la Conquista en el siglo XVI, sino a mediados del siglo XVII, como forma de consolidar la ‘pacificación’ del Altiplano, luego de varios años de desórdenes entre grupos rivales de mineros españoles, conflicto causado por el control de la producción de plata de la famosa mina de Laicacota. Para complicar la situación, la ceremonia de fundación de 1668, hecha por el propio Virrey de la época, el Conde de Lemos, no ha dejado un rastro documental concreto, comparable a las Actas de Fundación de otras ciudades. Además, no fué en realidad la fundación de una “ciudad” --con un “cabildo” o consejo municipal presidido anualmente por los dos (2) alcaldes elegidos tradicionalmente en la época colonial--, sino la de un establecimiento de segundo rango urbano, una “villa de españoles”.

Es más, ésta villa se fundó al lado de una asentamiento colonial más antiguo, la “reducción” o “pueblo de indios” de San Juan Bautista de Puno, establecido en 1573. En una carta de enero de 1669 el capitán Manuel Coello, que había acompañado al Virrey, decía que la nueva población se ubicaba: “a una legua de las Minas, junto al Pueblo de Puno, de quien sólo se divide por un arroyo”. En una carta del Virrey Lemos de diciembre de 1668, así como por la mención a unas ordenanzas para la nueva población, parece que la “Villa de Puno” fue fundada el domingo 9 de setiembre de 1668. La Corona española otorgó la condición de “ciudad” a Puno 137 años después de la fundación ordenada por el Virrey Lemos, sólo en 1805 (por una Real Cédula del 14 de octubre de ese año, como lo ha demostrado René Calsín; ver: http://www.casadelcorregidor.com.pe/_biblio_Calsin.php). Si se quiere celebrar los orígenes del centro urbano actual, ¿cuál de esas tres fechas se debe elegir: 1805, 1668 o 1573?

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Para la celebración de las “Fiestas Patrias” de 1918, el Consejo Provincial de Puno organizó un concurso histórico sobre la fundación de la ciudad. Ese año se quería conmemorar el 250 aniversario de la fundación de 1668. El ganador del certamen fue un educador puneño todavía jóven (tenía 32 años), que estaba por graduarse de Doctor en Leyes en la Universidad de San Marcos de Lima, don José Antonio Encinas [1886-1958]. Su Historia de la fundación de Puno (publicada en 1924) combinaba los pocos datos históricos disponibles entonces con una tradición oral local sobre la riqueza y la tragedia de los hermanos Salcedo, los mineros andaluces que habían descubierto Laicacota en 1657 y que fueron reprimidos por el Virrey Lemos. Encinas estimó que, como la nueva fundación recibió el nombre oficial de “Villa de la Concepción y San Carlos de Puno”, la desconocida fecha exacta de la fundación debía ser la de la fiesta de San Carlos Borromeo [1538-1584], santo italiano canonizado en 1610, que se celebra el 4 de noviembre. Repárese que en 1918 el municipio puneño celebraba los orígenes de la ciudad el 28 de julio, durante las “Fiestas Patrias”. ¿Desde cuándo, entonces, se celebra la fundación en noviembre?

El “Día Cívico de Puno” fue establecido en sesión del Consejo Municipal de la ciudad el 16 de agosto de 1945. Fue entonces que, siguiendo la idea de Encinas, se fijó la fecha el día 4 de noviembre. Esta identificación se vió reforzada no sólo por la práctica de la celebración anual del “Día Cívico”, sino porque en 1968, para el 300 aniversario de la fundación ordenada por el Virrey Lemos, el director del Diario Los Andes, el recordado Dr. Samuel Frisancho Pineda [1918-2001], publicó nuevamente la versión escrita por Encinas en un número especial del periódico. Además, volvió a publicar la versión de Encinas en el primer tomo del Album de Oro de Puno (1970).

La iniciativa para tal efeméride debió provenir del grupo de intelectuales puneños reunidos desde 1941 en el “Instituto Americano de Arte de Puno”. Esta asociación cultural de carácter indigenista recreaba en Puno a la agrupación homónima establecida en el Cuzco en 1937. El “Instituto Americano de Arte del Cuzco” fue la organización que promovió el establecimiento del “Día del Cuzco” en 1942, celebración para la que se escogió el día 24 de junio, fiesta de San Juan, en rememoración del antiguo festival agrícola del “Inti Raymi”, practicado por los Incas más de cuatro siglo antes en torno al solsticio de invierno (22 de junio).

Pese a estos orígenes indigenistas del “Día Cívico de Puno”, la celebración siempre ha tenido, a mi modo de ver, al menos un punto contradictorio: si la idea de que la causa de todos los males que afligían a la sociedad peruana del siglo XX estaba en la Conquista española del Imperio Inca en el siglo XVI, y si el “credo indigenista” fue a mediados del siglo XX el de “regenerar” a la población rural indígena del país recuperando en parte sus tradiciones culturales no-occidentales, la celebración a partir de 1945 de un acto del gobierno colonial español como la fundación de 1668 (ocurrido en el contexto de la represión del conflicto minero en Laicacota), no deja de resultar --a quien considere críticamente estos presupuestos-- un punto efectivamente contradictorio. El rescate y valoración de lo indígena y lo local no puede lograrse a cabalidad sin aceptar la totalidad de la experiencia de la dominación colonial española de tres siglos en los Andes.

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Antes de la expansión Inca sobre el Altipano del Collao a mediados del siglo XV, la zona donde ahora se levanta la ciudad de Puno era parte del sector “Urco-suyo” del reino Colla (ver: http://laicacota.blogspot.com/2007/03/altiplano-del-titicaca-siglos-xiv-xvi.html). La Conquista española del Altiplano, iniciada en 1534 con la visita de los conquistadores Diego de Agüero y Pedro de Moguer al Lago Titicaca, se hizo sobre la región que los Incas llamaban el Collasuyo y que, por unos 80 años, habían modificado en función de sus propios designios imperiales cuzqueños. Por ejemplo, los Incas impusieron un sistema de caminos (“Capac Ñan”) complementado con postas (“tampu” o ‘tambos’) servidas por las comunidades cercanas a la ruta. En el camino de “Urcosuyo del Collao” uno de los tambos era el de Puno. Por otro lado, la población indígena del Altiplano (de los tres reinos Colla, Lupaqa y Pacaje), estaba compuesta por una mayoría que hablaba la lengua aimara y una significativa minoría que hablaba la lengua uro (un 25 a 30 por ciento del total de habitantes, tradicionalmente sometidos a los aimaras). La existencia actual de zonas del Altiplano con población indígena de habla quechua es fruto de un proceso de cambio lingüístico ocurrido durante la época colonial.

Los conquistadores españoles repartieron entre sí la mano de obra indígena conquistada siguiendo las divisiones y segmentaciones de la organización interna (dualidad, cuatripartición) de los grupos étnicos andinos. De los 35 sub-grupos poblacionales en que fue dividido el antiguo reino Colla, aquel que se ubicaba en torno a lo que hoy llamamos la Bahía de Puno fué asignado hacia 1535 por el Gobernador Francisco Pizarro al conquistador Francisco Gómez de Mazuelas, vecino del Cuzco. Las fuentes coloniales se refieren a este sub-grupo como un “repartimiento” o “encomienda” con el doble nombre de “Puno e Ycho”. Cuando en 1573 los funcionarios enviados por el Virrey Toledo a reasentar y concentrar a la población indígena del Altiplano en nuevos “pueblos de reducción” (las famosas “reducciones toledanas”) pasaron por la Bahía de Puno, registraron que los indios allí “estaban divididos en seis pueblos en distancia de tres leguas” (unos 15 kms.), sumando 4,705 habitantes (un 60% aimaras, con 4 caciques, y un 40% uros, con 2 caciques). Tras coordinar con esos 6 caciques o “kurakas”, los visitadores decidieron reagrupar o “reducir” a la población en sólo dos “pueblos nuevos”: el de San Juan Bautista de Puno y el de San Pedro de Icho.

Ambos pueblos fueron diseñados siguiendo el modelo básico de los asentamientos urbanos españoles en América, que facilitaba la defensa militar: un plano en cuadrícula, con calles perpendiculares extendiendose desde una plaza central de forma cuadrangular, como un “damero” o “tablero de ajedrez”. En torno a esta plaza central se construían los edificios públicos principales: la casa de la autoridad española local, el templo o iglesia, la casa del organismo municipal que administraba el asentamiento, y las casas de los vecinos más importantes. En Puno, la plaza central delineada en 1573 corresponde hoy al Parque Pino, y la iglesia parroquial del asentamiento colonial ha sido reemplazada desde 1876 por el edificio de la actual iglesia de San Juan Bautista, de estilo neo-clásico.

Sobre éstas tempranas fundaciones tampoco conocemos fechas mas precisas. Como debiera resultar evidente por el ejemplo del 4 de noviembre, no hay ninguna garantía de que la fecha de fundación de los pueblos de indios de Puno e Icho haya ocurrido en los días en que se celebran las fiestas de sus respectivos santos patronos (24 de junio para San Juan Bautista, y 29 del mismo mes para San Pedro Apóstol).

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Así, resulta que este año 2007 se cumplen 339 años de la fundación de la “villa” de Puno, 202 años de su elevación a “ciudad”, y 62 años de la creación del “Día de Puno”, los días 9 de setiembre, 14 de octubre y 16 de agosto, respectivamente. Además, el pueblo de indios de Puno fue fundado hace 434 años. Con todo, el 4 de noviembre es la fecha celebrada oficialmente.

¿Debería, entonces, cambiarse el “Día de Puno” al 9 de setiembre? Dado que la celebración en noviembre es parte de un calendario de festividades que tiene más de medio siglo de existencia, quizás la fecha deba mantenerse. Por otro lado, mover la fiesta al mes de setiembre la haría algo más equidistante de la otra gran fiesta puneña, la de la Virgen de la Candelaria (2 de febrero), pues se celebraría 7 meses después (y 5 meses antes). ¿Y qué decir del 14 de octubre? Eso es algo que, en mi opinión, sólo los propios puneños y puneñas deberán evaluar y decidir.

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Nota: Este artículo fue escrito para ser publicado en el diario Los Andes de Puno, en el número del 4 de noviembre de 2007, fecha de la celebración del "Día de Puno".

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miércoles, 24 de octubre de 2007

Plagiarios - III

Alfredo Bryce feliz por fallo de Indecopi

La Primera, Lima, 21 de Octubre del 2007

El escritor Alfredo Bryce Echenique, manifestó “su alegría profunda” por el fallo del Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y la Propiedad Intelectual (Indecopi), al declarar improcedente la denuncia de plagio que presentó en su contra el también escritor Herbert Morote.

En una breve declaración escrita señala que “ha guardado silencio confiando en el afecto de sus amigos y en la categoría profesional de su abogado” y “agradece la confianza que, en público y en privado, le testimonió mil veces la gente en el Perú”.

Añade que “le encantaría saber que los diarios y personas que ayer tanto lo acusaron, hoy día reconozcan su error”.

La denuncia fue presentada el año pasado por Morote por el supuesto plagio de partes de su entonces libro inédito "Pero, ¿tiene el Perú salvación?" en un artículo que Bryce Echenique publicó en un diario limeño.

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* Ver: http://www.laprimeraperu.com/noticia.php?IDnoticia=5749

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Funcionarios piratas

Por César Hildebrandt

La Primera, Lima, 24 de Octubre del 2007

Los chicos de Indecopi acaban de demostrar cuán podrido está el cadáver moral del Perú, un país donde te puedes robar el trabajo de otro y ser felicitado por Julito Ortega, académico y brichero, autor de la teoría de que el plagio –así, en abstracto– no existe y que es, más bien, un paso inteligente a la colectivización de las ideas y a la anarquización de la propiedad burguesa.

Tratándose de Ortega, claro, se entiende que apueste al carácter comunista del ingenio. Lumpenproletariat de las ideas y dandy por decreto del márquetin, Ortega se ve a sí mismo (y a los demás) integrando una horda de hormigas marabuntas que, en efecto, desconocen los linderos, cagarrutean en el páramo leninista de todos y terminan escribiendo con el estilo de Ortega: un esperanto del barroco huantino que, sin embargo, sirve para seducir texanas recién inauguradas (tarea de veras envidiable).

Y este es el señor perito literario que Indecopi ha usado, según el abogado Ghersi, para demostrar que Herbert Morote, la víctima, era en realidad “el plagiario”. Y todo porque los tetudos de Indecopi, que son la edición pirata del funcionariado, se asustaron ante el apellido Bryce y se ensañaron con el apellido Morote, que les pareció más manejable a la hora de las apelaciones.

Porque habrá apelaciones. Morote está dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias con tal de sacar al fresco ya no al escritor cleptómano sino a estos prevaricadores del Indecopi.

En el fondo del asunto están las películas piratas, la gaseosa bamba, la firma clonada, el testamento en papel manteca, las ínfulas del Cojo Dennys, la chaira del cuadre, los ómnibus-camión, los muertos que cobran su pensión, los pensionistas dados por muertos para siempre, las orgías que terminan con el honor mellado, los columnistas meteóricos aunque detenidos hace años en el espacio y hasta el crítico coagulado que admite que tal escritor es un asco pero merece ser bien tratado porque es su pata. En el fondo, en fin, está ese sedimento que le impide aquí a la gente respetar al otro.

O sea que los chicos del Indecopi no saben en qué se han metido y hasta dónde les va a llegar aquello que en la India es combustible común. Porque si su repulsiva “sentencia” prevaleciera tendríamos que en el Perú la libre competencia consiste en que me tiro lo que convenga, me lo atribuyo –junto a otros 27 hurtos– y encima lucro con mi pase de vueltas porque cada artículo es chinchín y chequemán delivery.

Si el plagio se admite porque alguien es famoso y buen escritor y entrañable conferenciante y amigo de casi todos, entonces España no debió de condenar a Lola Flores por fraude tributario, Estados Unidos debió de perdonar a Ezra Pound, Alemania pudo prescribir moralmente lo de Martin Heiddeger (cuyo delito no tipificado fue la mera debilidad frente al nazismo) y José Santos Chocano no debió de ser ni siquiera enjuiciado por el balazo mortal y aleve que le pegó a Elmore. Porque robar está penado en todo el mundo –excepto en el Perú y gracias a Indecopi– y robar 27 veces ya no es robar sino vestir el hábito de San Roberto, que no existe pero deja todo abierto. Winona Ryder, a quien habría que perdonar por todo y de antemano, sólo robó una vez y fue presa, la pobrecita, varias semanas.

El mensaje de Indecopi es profundamente inmoral, tan inmoral como el gobierno que creó e hizo protagónico al Indecopi. Y que no supongan los chicos del tal ente que su ignorancia en veinte tomos los va a exonerar de la vergüenza.

Si los escritores peruanos no defienden a Morote –aunque sólo fuese por instinto de conservación y demostración de respeto por el propio trabajo que algún día puede serles birlado– es porque la mayoría de ellos pertenece a la cofradía de los auxilios mutuos, los lobbies en España, los prólogos intercambiables, la navegación sin bandera y la sobonería a las vacas sagradas que pueden llamar a la Balcells y convencerla de que hable con Herralde. Además, la mayoría de ellos escribe en “El Comercio”, un periódico que todos los días plagia a Concolorcorvo, autor de “Lazarillo de ciegos caminantes” y considerado el escritor más aburrido de las letras españolas.

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* Ver: http://www.laprimeraperu.com/noticia.php?IDnoticia=5987

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martes, 16 de octubre de 2007

Peru: Re-inventando Tradiciones: Bandera del Cuzco

Intelectuales proponen que Cusco cambie de bandera

La Republica, seccion Regional, Lima, martes 16 de octubre de 2007

Durante el foro "Vigencia de la Bandera del Cusco", convocado por el municipio provincial de esa ciudad, reconocidos intelectuales recomendaron cambiar el emblema de siete colores de la ciudad imperial.

Según informó la Comisión de Turismo, Cultura y Educación de la comuna el acuerdo fue tomado tras una larga jornada de discusión donde concluyeron que es necesario contar con un emblema auténtico que no sea confundido con banderas o símbolos de otros grupos como el de los gays.

Participaron el antropólogo Jorge Flores Ochoa, el literato Enrique Rozas Paravicino, los historiadores Víctor Ángeles Vargas, Germán Zecenarro y José Tamayo Herrera, ex director de la Biblioteca Nacional. También, el escritor Ángel Avendaño Farfán y como invitado el historiador y ex director del Instituto Nacional de Cultura (INC), Luis Enrique Tord.

No obstante, el municipio provincial aclaró que no es una decisión definitiva, puesto que el acuerdo será puesto a consideración de la población cusqueña.

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* Ver: http://www.larepublica.com.pe/content/view/183759/35/

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lunes, 15 de octubre de 2007

Perú: Inventando Tradiciones Mochicas - 1



Princesa Muchik. De regreso a la cultura Mochica

Fabiola de la Cuba deja de lado su faceta como cantante y se convierte en la responsable de la fiesta muchik.

Valeria Scottini.
Enviada especial a Trujillo

Foto: Verónica Calderón

La República, sección 'Espectáculo', Lima, viernes 2 de octubre, 2007

Hace más de 1500 años fueron tierras de la cultura Mochica y ahora serán escenario de la Fiesta Muchik.

Trujillo y Chiclayo se engalanarán con la presencia de Fabiola de la Cuba, ciudades hasta donde llegamos para ser testigos del gran despliegue y preparativos que se viven, pues en menos de un mes se realizará una colorida fiesta cultural llena de alegría y tradiciones que pretende convertirse en un reencuentro anual con nuestros antepasados.

"Nuestra idea es rescatar personajes históricos e íconos de cada lugar. Para ello hemos hecho estudios que nos permitirán vestuarios exactos y fidelidad en cada representación", cuenta Fabiola, recalcando que el evento no se trata de un show propio, sino de un conjunto de manifestaciones culturales recogidas a través de la historia.

Fabiola nos cuenta esto en Chan Chan, la ciudadela de barro más grande del mundo ubicada en Trujillo, el primer punto de nuestro recorrido que además será escenario de la inauguración de esta festividad con sabor a historia. Ahí niños y jóvenes se convierten en el deleite de los visitantes con su impresionante marinera y el armonioso sonido de los cajones.

"El día del espectáculo habrá 120 artistas con caballos de paso y una representación del Príncipe Taycanamo", adelanta Fabiola en medio del caluroso recibimiento de la gente.

El segundo destino es el balneario de Huanchaco. En medio de la arena y el sol, los pescadores bailan en sus caballos de totora y escenifican un ritual de pesca que el día de la fiesta podrá ser disfrutado en medio de un almuerzo típico.

Antes de que el sol desaparezca partimos en busca de la Señora de Cao, soberana con poderes sobrenaturales que fue encontrada en el año 2005 por el arqueólogo Régulo Franco en el Santuario Arqueológico "El Brujo", ubicado en Trujillo.

Precisamente en ese escenario con la complicidad de la noche y en compañía de las estrellas, se llevará a cabo una representación del origen de los moches "de una manera más íntima y teatral con 90 actores y aprovechando como escenario el santuario principal de Cao", recalca la responsable de este despliegue artístico.

Dejamos a la Dama de Cao para visitar Monsefú, o "Ciudad de las flores". Los monsefuanos, hombres trabajadores y religiosos se preparan para la fiesta Muchik con artesanías y la presentación de la danza de la soga en el marco del festival de danzas que se realizará. Ahí, una vez más, Fabiola acapara la atención de los lugareños.

No solo Monsefú se alista para la Fiesta Muchik, el pueblo de Saña, reconocido por sus deliciosos dulces típicos nos regala una pequeña muestra de su arte. En medio del silencio de la tarde descubrimos que aunque la fiesta todavía no comienza los pobladores están dispuestos a divertirse a ritmo de cajones y tonderos.

Antes de partir, no podemos dejar de lado la tumba del Señor de Sipán. A veinte años de su aparición, Walter Alva, el responsable del importante hallazgo, se emociona al sentir que a través de una representación de los dioses del antiguo Perú, cuenta que "Se realizará un reencuentro con la identidad y los antepasados".

Y es que Huaca Rajada, el lugar donde fue hallado, será testigo de un ritual agrícola. El fin de fiesta será en el Museo Tumbas Reales de Sipán. Allí, Fabiola volverá a convertirse por un momento en la artista y con su impecable voz presentará su espectáculo Estirpe, que en medio de una degustación gastronómica y fuegos artificiales dará fin a la Fiesta Muchik: La danza de Cao a Sipán, celebración que promete llegar para quedarse.

El dato

AL NORTE . La Fiesta Muchik se realizará del 9 al 11 de noviembre entre Trujillo y Chiclayo.

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* Ver: http://www.larepublica.com.pe/component/option,com_contentant/task,view/id,182969/Itemid,0/

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miércoles, 10 de octubre de 2007

Cuzco: Buscando un ovni

EN BUSCA DE UN ENCUENTRO

Ufólogos del mundo fueron a Cusco en busca de ovnis

Especialistas en el tema participaron en conferencias y alborotaron la ciudad

Por Renzo Guerrero De Luna

El Comercio, Lima, domingo 7 de octubre 2007

http://www.elcomercio.com.pe/edicionimpresa/Html/2007-10-07/peru0795186.html


Decenas de fanáticos de los ovnis llegaron a Cusco desde varias partes del mundo para asistir al Tercer Congreso Mundial de Ovnilogía, Vida Extraterrestre y el Hombre en el Espacio. Estuvieron en la Ciudad Imperial del 3 al 5 de octubre y se reunieron en el Teatro Municipal para debatir, escuchar y ver videos relacionados al tema que les quita el sueño: la vida en el espacio.

Desde que se dio a conocer que Cusco sería sede del encuentro, curiosos se asomaron por el recinto donde se desarrollaron las conferencias. Los rumores sobre un posible avistamiento eran tan fuertes que hasta los medios de comunicación hicieron caso de la intriga. Así, recogieron y difundieron las palabras de Ernesto Villafuerte Zavaleta, autodenominado investigador extrasensorial en Ufología, quien pronosticó que el miércoles 3, a la 1 p.m., iba a aparecer en el cielo un objeto volador no identificado. Aunque la mayoría no creyó en lo que decía, otros estaban convencidos de que podía pasar. Los crédulos, pues, se dieron cita en la plaza San Francisco. Villafuerte decía que la visita había sido confirmada telepáticamente. Pero nada. Nunca se les pudo ver, según aclaró después, porque no querían asustar a los niños.

Los seguidores, en lugar de considerar el hecho como un fraude, manifestaron que cosas como esas suelen pasar, lo que no quiere decir que nunca ocurran.

Por tal motivo salieron el sábado en busca de un lugar adecuado para hacer contacto, quizá Sacsahuamán (donde no los dejaron entrar, por eso se fueron por otro lado). Hacía frío y la mañana no era propicia para ver ovnis. Eran unos cincuenta y estaban tomados de la mano. Una persona los guiaba, ellos respiraban con los ojos cerrados y el corazón inquieto. La sesión estaba por culminar, nuevamente sin visitantes a la vista. Sin embargo, un grito deja a todos petrificados: "¡allá, arriba, miren!". Más de uno lo vio y los que no también dicen que lo vieron. Puede que estuvieran sugestionados. Puede que no. Lo cierto es que todos se marcharon ilusionados por esa extraña luz. ¿Sería el sol? Quién sabe. Y es que en Cusco, enérgico y misterioso, cualquier cosa puede pasar.

SEPA MÁS

* El Tercer Congreso Mundial de Ovnilogía, Vida Extraterrestre y el Hombre en el Espacio fue auspiciado por la agrupación Alfa y Omega.

* En el encuentro de esta semana en Cusco estuvieron presentes el cosmonauta ruso Mikhail Kornienko, el religioso costarricense Higinio Alas Gómez, el investigador inglés Hugh Newman, el peruano Sixto Paz, además de militares, contactados, teólogos, científicos y otros.

MÁS EN LA WEB:

Encuentre más fotografías en:

* www.elcomercio.com.pe
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Version PDF: http://www.elcomercio.com.pe/edicionImpresa/pdf/2007/10/07/ECPE071007a28.pdf

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martes, 14 de agosto de 2007

Plagiarios - I


Bryce: copia y original

Por Giovanna Pollarolo
gpollarolo@peru21.com

Peru.21, Sábado, 7 de abril de 2007

http://www.peru21.com/Comunidad/Columnistas/Html/2007-04-07/Pollarolo0703479.html

Pierre Menard, nos cuenta Jorge Luis Borges, "no quería componer otro Quijote -lo cual es fácil- sino el Quijote. Inútil agregar que no encaró nunca una transcripción mecánica del original; no se proponía copiarlo. Su admirable ambición era producir unas páginas que coincidieran -palabra por palabra y línea por línea- con las de Miguel de Cervantes". El afán de Pierre Menard de escribir otro Quijote "con las mismas palabras" culmina en un nuevo Quijote; ambos son: "verbalmente idénticos, pero el segundo (el de Menard) es casi infinitamente más rico", explica el narrador de Pierre Menard, autor del Quijote.

La idea de un nuevo Quijote, igual pero distinto -escrito en el siglo XX y por alguien que no es Cervantes-, bien puede leerse como una típica ironía borgiana que abisma al lector en laberintos infinitos. Pero la crítica posmoderna ha visto en este juego autorial un excelente ejemplo que explica aquello de la 'intertextualidad', noción imprescindible para los teóricos que entienden la creación literaria como "la continuación de discursos, la cita explícita e implícita de textos previos". Es decir, no hay 'texto puro', 'original', 'inédito'. Todo texto remite a otro texto; la originalidad no existe; es una utopía de los románticos.

Frente a lo que para la prensa peruana es "la noticia cultural del año": las denuncias de plagio contra Alfredo Bryce Echenique, me pregunto si no estamos ante Pierre Menard y su sueño de escribir otro Quijote; y que, de ser así, podemos explicar 'los plagios' como casos explícitos de 'intertextualidad'. Es decir, si aceptamos la posibilidad de establecer una analogía entre Bryce y Menard -el plagiador del Quijote-, debemos preguntarnos si alguno de los textos originales, los 'plagiados' por Bryce, están a la altura del Quijote que Menard quiso copiar.

Sin duda, al genial Pierre Menard no se le hubiera pasado por la cabeza "producir unas páginas que coincidieran" con los escritos del ex embajador Oswaldo de Rivero, del señor Herbert Morote, o con los escritos de los periodistas españoles que han sido 'plagiados'. Pero tal como ha sido demostrado, Alfredo Bryce sí 'produjo páginas' que coinciden con las escritas por los autores antes nombrados.

Debo decir que me asombra que quien nos descubrió el mundo de Julius, quien nos contó la historia de Jimmy en Paracas o los tormentos de Martín Romaña y Octavia de Cádiz copie, se apropie, plagie, textos que no están a la altura de su talento creador, de su originalidad y de su capacidad para construir un estilo absolutamente propio e inconfundible.

Sin duda alguna, en este caso, la apropiación o 'plagio' no se puede explicar como un ejercicio de 'intertextualidad'. Pero tampoco, debo decir, me convence la idea de un Alfredo Bryce a la caza de los escritos de otros para apropiárselos y fingir que son fruto de su creación. ¿Cómo explicar entonces las descaradas similitudes entre los artículos publicados con su firma y los de sus autores originales? Muchos, con beneplácito, lo han acusado de inmoral, estafador, ladrón de ideas; y le han tirado piedras como los fariseos a la adúltera antes de que Cristo, deteniéndolos, les dijera: "El que esté libre de toda culpa, lance la primera piedra". Nadie se atrevió, cuentan los evangelios. Por limitaciones de espacio, continuaré reflexionado sobre este tema la próxima semana.

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De lo inverosímil a lo verosímil

Por Giovanna Pollarolo
gpollarolo@peru21.com

Peru.21, Sábado, 14 de abril de 2007

http://www.peru21.com/Comunidad/Columnistas/Html/2007-04-14/Pollarolo0707083.html


Cómo explicar las similitudes entre los artículos publicados con la firma del escritor Alfredo Bryce Echenique y los de sus autores originales, fue la pregunta sin respuesta de la semana pasada. La necesidad de buscar una explicación se debe a que resulta difícil aceptar que un escritor, cuyo talento creativo está fuera de toda discusión, se vea de pronto envuelto en una denuncia que, por otra parte, ha sido suficientemente documentada. Si estuviéramos en un universo ficcional donde se relatara un episodio similar, los lectores acusarían al autor de haber escrito una novela 'inverosímil'. Pero Aristóteles dijo que en la 'vida real' ocurren hechos inverosímiles y, por esa razón, aconsejó a los creadores de ficciones que entre lo "realmente ocurrido" pero inverosímil y aquello que no ocurrió pero que "podría haber ocurrido" optaran por lo que "parece verdadero". El reto para el escritor que elige narrar lo 'inverosímil' es que deberá crear las condiciones necesarias con el fin de convencer al lector de la 'verdad' del suceso.

Aun cuando sabemos que la vida 'real' es pródiga en hechos inverosímiles, también buscamos explicaciones para que resulten 'verosímiles'. Y en el 'caso Bryce', la apropiación de aquello que pertenece a otros resulta inverosímil aun después de leer los argumentos que intentan explicar el 'por qué' y el 'para qué'. Y es que las explicaciones no son convincentes. Muchas provienen de antiguas rivalidades, de viejos y nuevos sentimientos de exclusión que pueden ser válidos, pero que no contribuyen al objetivo que es hacer 'verosímil lo inverosímil'. Asimismo, muchos han visto en tal apropiación la oportunidad de demostrar sus valores morales y han levantado el dedo acusador temiendo que Bryce no sea suficientemente castigado. El viejo y siempre nuevo tema de la impunidad. Y otra vez estamos ante una reacción que no logra hacer 'verosímil lo inverosímil'.

Sea por ánimo acusatorio o revanchista, por viejas y nostálgicas lealtades amicales o por auténtica admiración a una obra novelística valiosa, o todo esto mezclado, es asombrosa nuestra incapacidad para elaborar explicaciones convincentes. Inclusive una víctima como el escritor José María Pérez Álvarez no se puede explicar el por qué: "Al principio me sorprendió y me soliviantó", ha dicho en una entrevista (publicada en La Jornada); pero, pasada la sorpresa, "puse en un platillo sobre la balanza el daño que me podría haber causado (Bryce) copiando mi artículo y el placer que me había causado como lector de sus obras". Y después de "con perdón, cagarme en sus muertos", el escritor plagiado declara que ha llegado a la conclusión de que "pesa muchísimo más el placer que me causó". Negándose a "sumarse a esa fiesta de locos" en la que quieren "fusilarlo como si fuera una especie de Saddam Hussein", da "el plagio por olvidado".

Ante la falta de explicaciones convincentes, las ajenas y las mías -y habiendo dicho antes que ante una trama ficcional inverosímil el escritor tendrá que crear las condiciones necesarias para convencer al lector de la 'verdad' del suceso- en este caso de la 'vida real', lo más razonable es pedirle explicaciones al propio Bryce con el fin de que 'haga verosímil lo inverosímil'.

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Acusar o confesar la culpa

Por Giovanna Pollarolo
gpollarolo@peru21.com

Peru.21, Sábado, 21 de julio de 2007

http://www.peru21.com/Comunidad/Columnistas/Html/2007-07-21/Pollarolo0757238.html

Cómo explicar las similitudes entre los artículos publicados con la firma del escritor Alfredo Bryce y los de sus autores originales, fue la pregunta que muchos lectores nos hicimos desde el asombro y la perplejidad luego de que aparecieran las primeras acusaciones de plagio.

"Los que admiramos a Bryce", escribió el escritor boliviano Edmundo Paz Soldán, "esperamos una explicación, una aclaración, unas disculpas, la asunción de la falta, algo más que el portazo con que Bryce ha respondido a todo esto, la simple respuesta de que una torpe secretaria que se equivocó de carpetas es la responsable de todo".

Luego de varios meses de silencio, Alfredo Bryce habló del tema con Caretas para revelar que la culpa no la tuvo la secretaria -tal como lo afirmó en marzo, cuando el embajador Oswaldo de Rivero denunció que había sido plagiado- sino Herbert Morote, quien está empeñado -afirma- en desacreditarlo: "Creo, pero no puedo afirmarlo", señala, que le paga al director de Perú.21.

Según Bryce, esto forma parte de una campaña de desprestigio: "La delincuencia periodística está instalada en Lima", sostuvo. A pesar de ello, "la gente en las calles me felicita, se solidariza"; y afuera a nadie le interesan estos provincianos "líos de peruanos".

"Pero La Vanguardia de España está evaluando entablarle acciones legales", advierte la entrevistadora recordando que algunos de los artículos plagiados fueron tomados de dicho periódico. Y Bryce, con delicioso humor: "No, han decidido no hacer más que un almuerzo de bienvenida para cuando yo regrese".

En su edición del miércoles, Perú.21 informa sobre nuevos casos de plagio de textos que pertenecen al periodista español Juan Carlos Ponce, a la filósofa Carmen Lloret, al médico Blas Gil Extremera y a los escritores José María Pérez Álvarez y Cristóbal Pera.

Frente a la contundencia de la denuncia, es evidente que resulta poco menos que delirante acusar a "la prensa" y a Augusto Álvarez, en particular, de ser una especie de orquestadores de tanta maledicencia; pero más preocupante es la falta de rigor de las respuestas.

Nuestro querido y admirado escritor debería, antes que amenazar y acusar, ensayar explicaciones más verosímiles, investigar y demostrar la verdad del 'complot' que denuncia o confesar la culpa y pedir, humilde y provincianamente, perdón.

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Dossier Bryce Echenique: todo sobre los plagios del autor de Un mundo para Julius.

Aquí un recuento de las notas publicadas por Perú.21 sobre los plagios realizados por Alfredo Bryce Echenique.

http://www.peru21.com/P21Impreso/Html/2007-07-18/ImP2Especiales0755937.html

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Plagiarios - II



En el Perú. Fernando Iwasaki y Álvaro Vargas Llosa, ambos escritores peruanos que sucumbieron ante la tentación del plagio. El primero pagó su error a un alto precio.

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Plagios al descubierto

Los plagios y fraudes en materia literaria o musical no son hechos esporádicos. El afán de notoriedad ha llevado a muchos, finalmente, a estropear sus carreras promisorias por haber quedado al descubierto luego de hurtar el trabajo ajeno y presentarlo como propio. Aquí algunos casos que bien pueden ser una lección para esos egos dominados por tanta pereza como ambición.

Por Edmir Espinoza

La República, suplemento "Domingo", Lima, domingo 8 de abril de 2007


Ana Rosa Quintana. Presentadora de TV sin talento literario.

Ana Rosa Quintana era una de las presentadoras más famosas y queridas de la televisión española. Andaba en la cresta de la ola cuando, muy oportunamente, decidió publicar su primera novela. La presentación de Sabor a hiel, en octubre del 2000, fue por todo lo alto, pero un incidente imprevisto hizo que toda la parafernalia cediera ante un escándalo mayúsculo. Quintana había plagiado. Varias páginas de su novela eran copias textuales de artículos y obras literarias escritas por las estadounidenses Danielle Steel y Colleen McCullough, y la mexicana Ángeles Mastretta. El hecho fue a parar a las portadas de los diarios más importantes de España, y la imagen de Ana Rosa cayó abuptamente. Las excusas que esgrimió la presentadora de TV, lejos de limpiar su alicaída imagen, ayudaron a acrecentar el escándalo. El responsable del plagio no habría sido Quintana sino un "estrecho colaborador". O un negro literario, como se les conoce en el ámbito académico a aquellos escritores sin mucho nombre que terminan escribiendo por encargo. Todo no había sido más que un fraude. Un error que a la postre no era más que un hecho calculado y premeditado. Lo único que no estaba en los planes, ni de Quintana ni de su colaborador, era que el plagio saliera a la luz. Los españoles, sin embargo, parecen haberla perdonado, de otra manera no se explica cómo la consideran la mejor presentadora de televisión en la Península.

Y es que el plagio, por increíble que parezca, se ha convertido en una práctica bastante común en ciertos círculos periodísticos, literarios y musicales, por supuesto. Quizá el caso de fraude musical más recordado es el del dúo Milli Vanilli. La agrupación, que gozó de amplia fama a finales de los ochenta y que llegó incluso a ganar un Grammy en 1990, resultó ser todo un engaño. En un concierto en Australia, los integrantes de la agrupación, Fabrice Morvan y Rob Pilatus, fueron descubiertos: ninguno de los dos cantaba los temas que los hicieron famosos y, en cambio, se limitaban a hacer la fonomímica del playback. Las verdaderas voces eran de cantantes anónimos que formaban parte del montaje. Luego de descubierto el fraude, Morvan y Pilatus fueron acusados por todos los medios de prensa, su carrera artística cayó en un abismo y el mundo entero pareció olvidarlos en un abrir y cerrar de ojos. Años más tarde, en 1998, Rob Pilatus, sería encontrado muerto a causa de una intoxicación con alcohol y drogas.

Pero los casos de fraude y plagio que más daños colaterales generan, son los que se dan en grandes medios de prensa. En Estados Unidos, quizá los dos periódicos más influyentes han sido presas de los engaños más alucinantes. Corría el año 1981 cuando el escándalo tocó la puerta del Washington Post. Resulta que Janet Cooke, reportera del medio, había inventado la historia con la que se había hecho acreededora al premio Pulitzer. El reportaje de Cooke narraba el caso de Jimmy, un niño de 8 años adicto a la heroína. Según la historia de la reportera, el conviviente de la madre de Jimmy solía inyectarle pequeñas dosis de heroína a fin de calmar sus llantos. Pronto el niño crecería y se convertiría en un adicto antes de cumplir los nueve años. El reportaje había sido portada en el Post y venía siendo seguido por todo el pueblo estadounidense. Luego el público pidió referencias de Jimmy. Y Cooke se vio obligada a aceptar que toda la historia de Jimmy y la heroína había sido inventada por ella, a raíz de las presiones de sus editores para que consiga una nota de impacto. La decepción del público norteamericano fue un traumática. Y la credibilidad del Washington Post se fue por los suelos. Días después, la reportera fue corrida del diario y, por supuesto, despojada de su Pulitzer.


Culpable. J. Blair, el peor error del New York Times. Inventó y copió más de 100 notas.

Algo similar ocurrió en The New York Times recientemente. En 2003, el corresponsal Jayson Blair fue acusado de escribir artículos falsos e inventar notas periodísticas. El periódico hizo una prolija investigación y se dio con la sorpresa de que Blair había inventado 36 artículos y otros 70 eran una suma de plagios y mentiras. Los editores de The New York Times no encontraron otra salida que presentar sus renuncias apenas el escándalo saltó a las primeras planas de los tabloides. Las críticas cayeron, una tras otra, sobre el diario más importante del planeta y, una vez más, la tan mentada credibilidad se estrelló contra el suelo.

Sucedió aquí

En nuestro medio el caso de Fernando Iwasaki fue uno de los más sonados. En mayo de 1989, el entonces novel intelectual Fernando Iwasaki Cauti tuvo que confesar que el artículo que apareció firmado con su nombre en el diario Expreso unos días antes, era un plagio de una texto escrito por el filósofo irlandés Eric Robertson Dodds. El plagio descubierto afectó tanto su carrera –hasta ese momento promisoria– que a Iwasaki no le quedó otro camino que dejar el país y empezar de cero en España.

Otro caso que tuvo impacto en los medios fue la acusación de plagio que hiciera la historiadora María Rostworowski. Según ella, Álvaro Vargas Llosa había plagiado varios de sus ensayos sobre Francisca Pizarro, la hija del conquistador, para la elaboración del libro La mestiza de Pizarro. En un principio Álvaro Vargas Llosa negó el plagio y hasta don Mario, su padre, salió a defenderlo, minimizando la acusación. Lejos de amilanarse, Rostworowski se cargó de tanta indignación que preguntada sobre si iba a demandar al impopular Alvarito dijo que no, que bastaba con "mandarlo a la mierda". Poco después el plagiario le envió un ramo de rosas con una disculpa.

Descubiertos o no, los plagiadores pululan por medios artísticos y periodísticos. En la conciencia de cada uno es donde finalmente quedará la verdad, esa palabrita que causa tantos dolores de cabeza, pero que para algunos no representa mucho que digamos. Basta con leer una columna de Alonso Cueto, publicada en Perú 21 el 18 de abril del 2005 en la cual recuerda detalles de un congreso dedicado a la obra de Bryce. Cueto hace referencia a los comentarios de Bryce sobre el plagio. "Bryce se preguntaba qué es, en el arte, un plagio y qué es original" y agrega, ya a título personal y entre paréntesis: "Todo artista, en cierto modo, plagia e imita el arte anterior al suyo". Con razón no se hacía problema en colocarle su nombre a los escritos ajenos.

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Ver: http://www.larepublica.com.pe/content/view/151382/

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miércoles, 4 de julio de 2007

Perú: Inventando Tradiciones (1992-2007)



Chaccu, la otra fiesta Inca


Representación del pago del Inca al dios Sol con fibra de camélido.

La Republica, Lima, martes, 26 de junio de 2007

• Congregó a miles de personas llegadas de 700 comunidades del país. Turistas nacionales y extranjeros gozaron del imponente espectáculo.

Texto y fotos: Miguel Mejía C .

Casi dos mil metros de soga vestida con flecos color arcoiris rodearon las vicuñas en un sector de 1,200 hectáreas de Pampa Galeras. Y aproximadamente mil 500 personas convirtieron este cerco en una red movediza que peinaba la pampa y asustaba a los camélidos hasta llevarlos a una pequeña meseta, bajo el Apu Ilacata sobre el que flameaba la bandera del Tahuantinsuyo.

En el llano se había preparado una rústica espiral de rejas por la que inocentemente circulaban las vicuñas hasta llegar al "corral permanente". Aquí, una joven vicuña fue escogida entre las miles que fueron capturadas, para que el Inca pueda ofrecer su sangre y fibra a los apus de Lucanas. En este momento del ritual se corta la punta de una oreja del animal para verter su sangre en un Kero, se esquila su pelambre y el Inca termina levantando entre sus manos la valiosa fibra de vicuña. El místico gesto hace que la tierra retumbe con las danzas. Los cánticos en lengua quechua que acompañan al rito se entonan con más fuerza y el hijo del Sol desciende de la plataforma de piedra donde culminó la ceremonia. Era domingo 24 de junio y en el distrito de Lucanas, Ayacucho, se iniciaba la XV edición del Chaccu Nacional.


Desde hace 15 años, cuando se revivió la milenaria tradición, el Chaccu ha ido ganando adeptos. Hoy se cuentan por miles, quienes llegan a ver la esquila de la vicuña.


Momento en que el cerco rodea a los camélidos.


Instante en que una vicuña es sacrificada de manera simbólica.

Tres horas de actividad

En el tramo de 6 km de la carretera Lima-Cusco que atraviesa Pampa Galeras, en el sector de Ceñigacucho a 3800 m.s.n.m., decenas de vehículos seguían el ritmo de la persecución que duró casi tres horas. Desde el borde del asfalto se desplegaba la soga que culminaba dos mil metros arriba. A esta altura el gélido viento y la falta de oxígeno estrujaban las sienes de los visitantes, que observan cómo hombres y mujeres surcan riachuelos y quebradas para no perder el paso "¡Chaccu!, ¡chaccu!", es el grito de aquella faena ancestral, que en estos días se practica en 700 comunidades campesinas del país.

Garcilaso de la Vega relata que el Inca ordenaba la participación de treinta mil indios según el tamaño del territorio. En la actualidad en Pampa Galeras la participación es libre, "todos son invitados a coger un tramo de soga y hacer el Chaccu, que significa atajar", afirma Wilfredo Poma, uno de los 48 trabajadores encargados de la conservación de esta reserva creada en 1964 por la Comunidad de Lucanas.

Estuvieron presentes los presidentes de Agrobanco y Sierra Exportadora, Manuel Noriega y Gastón Benza Pflucker, respectivamente. Rómulo Choccata, representante del distrito de Omacha (Cusco), dijo que busca lograr que las 30 vicuñas de su pequeña reserva se reproduzcan como en Pampa Galeras. Estas iniciativas tienen un motivo de peso: 850 dólares es el precio del kg de fibra de vicuña en el ámbito internacional, mientras que el kg de alpaca solo llega a los 15 dólares.

Pampa Galeras acogió el domingo a unas tres mil personas. La esforzada participación de los estudiantes de Puquio y Lucanas hizo posible que el rodeo de las vicuñas dure tres horas. Turistas nacionales y extranjeros participaron activamente en el Chaccu, algunos caminaron por la carretera o espectaron desde sus autos.

La comunidad es dueña de vicuñas

Según el médico veterinario Marco Antonio Zúñiga, jefe residente del Proyecto Vicuña Lucanas, en la Reserva Nacional de Pampa Galeras, "nos encargamos del manejo de 13 mil vicuñas, las cuales son propiedad de la comunidad campesina de Lucanas.

Sostiene que en todo el departamento de Ayacucho tienen 35 mil animales. "El año pasado recolectamos en Lucanas alrededor de mil kilos de fibra, pero este año la comunidad se ha propuesto lograr 1,250 kg de fibra y a nivel nacional se superará los 6 mil kg. De los 1,500 animales que hemos capturado en este Chaccu, vamos a esquilar 500 vicuñas, con lo cual tendremos unos 100 kilos de producción.

Explica también que anualmente en Lucanas se esquila alrededor de 4,500 vicuñas. "Una vicuña puede ser esquilada tres veces durante su vida que es de 12 a 13 años. Por cada esquila del animal se obtiene 200 gr. de fibra bruta.

A la vicuña se le ha dado un precio nominal que es de mil dólares, pero puede llegar a costar hasta 5 mil dólares.

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* Ver: http://www.larepublica.com.pe/content/view/163958/592/

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* Mapa tomado de la Biblioteca Virtual del Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible (UNMSM)

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lunes, 2 de julio de 2007

Perú: Tradiciones Inventadas (Junio 2007)

Los dos escenarios de la alegría

El Inti Raymi y el chaco hicieron vibrar a la población y los turistas

Perú de Fiesta. El homenaje al Sol tuvo un invitado especial entre su emocionado público

Por Renzo Guerrero de Luna y Javier Ascue Sarmiento

El Comercio, Lima, lunes 25 de junio, 2007

La historia ya es conocida, pero la emoción siempre es distinta. Al menos así lo demuestra la convocatoria que tienen cada año las celebraciones del Inti Raymi. Hugo Américo Ortiz de Zevallos lo sabe. Ha interpretado al Inca nueve veces y en todas ellas la sensación es nueva. Lo dijo antes de salir del Coricancha, lugar donde comienza la festividad. Lo dijo después, estupefacto, cuando la gente se volcó a la explanada para rendirle pleitesía.

Como todo 24 de junio, la gente salió a las calles con la esperanza de ver y escuchar --sí, escuchar-- al Inca. Desde temprano, casi las 8:30 a.m., la multitud empezó a llenar la Plaza de Armas del Cusco, lugar donde se celebra la festividad al dios Sol. En la época incaica, aquel lugar era el elegido para adorar y ofrecerle sacrificios a la divinidad, con el fin de que el astro rey no los abandone y, por el contrario, los proteja siempre. La masificación --y la modernidad dependiente del turismo-- trasladó la fiesta al parque arqueológico de Sacsahuamán. Hasta dicha zona sagrada arribaron cerca de cinco mil personas.

En el camino, vendedores ofrecían por un sol anticuchos, papa con huevo, libritos con la historia del Inti Raymi y artesanías. Ya en el lugar, aquellos que no tenían el presupuesto necesario buscaban el mejor lugar en las laderas aledañas. La vista no era la mejor, pero valía con tal de participar de la fiesta. Problemas con el audio no permitieron escuchar la escenificación completa y dejaron al Inca con la voz ronca de tanto gritar.

Lo anecdótico y mágico de esta festividad reconocida mundialmente fue el momento en que el Inca invoca al dios Sol. Y es que Cusco amaneció nublado. Triste, se podría decir. Pero en plena ceremonia, el profesor, ex jugador de Cienciano y padre de tres hijos, ahora fungiendo de Inca levantó los brazos y con solo nombrarlo el rey dorado apareció. Un brillo impresionante bañó a los asistentes que, estupefactos, celebraron el acto entre aplausos.

Al final, ya con el cielo azul sobre sus cabezas, el público no aguantó la algarabía, rompió las barreras de seguridad y se acercó lo más que pudo al Inca. Muchos querían agradecerle por el discurso que dio horas antes, en la plaza, cuando instó a las autoridades a trabajar más y a tratar de ser más honestos con su pueblo.

INVITADO DE LUJO

La festividad tuvo ayer entre sus invitados a uno de los hombres más ricos del mundo: Bill Gates, el magnate de las computadoras. Si bien en un principio el multimillonario no tenía entradas, luego logró conseguir cupo para él, su esposa y dos amigos más. Los organizadores lo sentaron junto a la alcaldesa del Cusco, Marina Sequeiros, y el resto de autoridades de la región.

Bill Gates pasó una tarde alucinada. Tomó mate de coca, comió chicharrón con la mano y vio maravillado cómo se le rendía reverencia al Sol. Más de uno intentó acercarse a él, pero la seguridad del magnate fue tal que era imposible. Tuvo que salir minutos antes de que terminara la festividad. A los quince minutos de su salida, culminó la celebración más importante que se desarrolla en el Cusco y que año a año tiene más adeptos. Y no es para menos.

El chaco con sorpresa

La fiesta del chaco este año vino con regalo para los comuneros de Lucanas, en Ayacucho. El padre Sol envió esta vez al ingeniero Gastón Benza Pfucker, presidente ejecutivo de Sierra Exportadora, para anunciarles que el Gobierno priorizará el desarrollo sostenible de la vicuña con la participación conjunta de las empresas privadas y organizaciones campesinas. Esto se logrará mediante la puesta en marcha de convenios de mejoramiento genético, crianza, esquila tecnificada y comercialización de la lana en el mercado mundial.

Los consorcios serán unidades de negocios que centralizarán los programas de asistencia técnica en el manejo de la vicuña con alianzas con los municipios y gobiernos regionales, pero respetando la organización de las comunidades campesinas.

Para hacer realidad este programa, el Gobierno ha dispuesto un fondo permanente de financiamiento hasta por un monto de dos millones de soles que permitirá valorizar la producción de esta fibra, favoreciendo procesos de comercialización transparente, más justo y en mejores condiciones económicas para las comunidades vicuñeras.

Para participar en el chaco llegaron delegaciones de campesinos criadores de vicuñas de Grau y Cotabambas (Apurímac), quienes estaban muy alegres, pues vienen produciendo vicuñas de excelente fibra. Informaron, además, que cercaron cinco grandes potreros para evitar que se perdiera el pasto mejorado con el que se alimentan las vicuñas.

A pesar de la gran noticia, se notó la ausencia de las comunidades vecinas que este año decidieron celebrar por su cuenta la fiesta. Sin embargo, esto no borró la esperanza del rostro de los comuneros de Lucanas.

Desde otro rincón

¡Viva San Juan!

- En Iquitos
Miles de personas se trasladaron hacia el distrito de San Juan para disfrutar la fiesta y saborear los juanes.

- Las víctimas
Las más tristes con esta fiesta fueron, sin duda, las gallinas, ingrediente principal del sabroso juane.

- En Pucallpa
Las orillas del lago Yarinacocha fueron las escogidas por la población para disfrutar de la alegría de San Juan.

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* Ver: http://www.elcomercio.com.pe/EdicionImpresa/Html/2007-06-25/ImEcNacional0744668.html

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miércoles, 6 de junio de 2007

Julio César Tello Rojas (1880-1947)


(Foto tomada de: National Foreign Language Center, University of Maryland)

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"El Dominical", suplemento de "El Comercio"
Lima, domingo 3 de junio de 2007

ESPECIAL

Historia de un pionero

http://www.elcomercioperu.com.pe/EdicionImpresa/Html/2007-06-02/ImEcDominical0732827.html

Verdadero "dínamo humano" lo llamó Alfred Kroeber. Porras lo calificó como "el primer arqueólogo científico peruano". Fundador de cinco museos y responsable de 34 expediciones arqueológicas, la imagen que nos ha llegado de Julio C. Tello a través del tiempo es la del hombre humilde que a base de estudio logra superarse. Una imagen que por generosa ha terminado ocultando al Tello que todo peruano debiera conocer.

Por Jorge Moreno Matos

En octubre de 1974 el desaparecido historiador Alberto Flores Galindo escribía en un diario local: "De la misma manera como en los periódicos y revistas se comentan los libros, deberían también comentarse las tesis. Es una manera de seguir el proceso intelectual de un país". Tal vez se refería a la vieja costumbre que más de medio siglo antes tenía El Comercio de insertar, a manera de pequeños avisos de sociales, la graduación de algún nuevo bachiller que su orgullosa familia mandaba publicar. Sólo en una ocasión ese aviso se extendió más allá del anuncio y se explayó en detalles como no lo había hecho antes.

El 17 de noviembre de 1908, al día siguiente de ser sustentada, 'El Comercio' comentó la tesis que Julio C. Tello defendió para graduarse de Bachiller en Medicina: "La antigüedad de la sífilis en el Perú". Resultó tan notable la sustentación que escribió: "El señor Tello ha merecido una distinción que no ha alcanzado estudiante alguno, pues tras dos horas de sostenida discusión sobre los puntos culminantes del trabajo, en que fue objetado por los doctores Avendaño, Lavorería y Castañeta, el decano de la facultad doctor Manuel C. Barrios, pidió que la tesis fuese aprobada por aclamación". Este mismo jurado recomendaría "que no solamente se insertase el trabajo en los 'Anales Universitarios', sino que la universidad hiciese una edición especial para darla a conocer al mundo científico". Pero apenas era el inicio de su brillante carrera científica. Diez años después, el 24 de junio de 1924, volvería a San Marcos para graduarse brillantemente de Doctor en Ciencias Naturales con una tesis de apenas 24 páginas y 41 acuarelas y fotografías: "El uso de las cabezas humanas artificialmente momificadas y su representación en al antiguo arte peruano". Hoy esa tesis constituye una de las joyas más preciadas del Archivo Histórico de esa casa de estudios.

Como estas, la vida de Tello estuvo salpicada de tantos viajes, avatares, polémicas y hasta anécdotas que incluso alguna vez alguien publicó un libro con el nombre de "50 anécdotas del sabio Tello" que muchos han leído, modificado y tergiversado en ocasiones. Y es que desde que nació para el público peruano, Tello siempre dio que hablar y suscitó tanta admiración como envidia.

Nació en Huarochirí el 11 de abril de 1880, lo que significa que perteneció a la generación inmediatamente anterior a la llamada 'Arielista' o del 'Novecientos' de la que formaron parte Riva Agüero, los hermanos García Calderón y V. A. Belaúnde, lo que no impidió que entablará amistad con algunos de sus miembros y que incluso comulgara con muchos de sus postulados. Aunque cursó la primaria en su pueblo natal y la secundaria, primero en el Colegio de Lima y el último año en el Colegio Guadalupe, lo verdaderamente trascendental fue su ingreso a la Facultad de Medicina de San Marcos, en 1900, en donde conoció a Hermilio Valdizán, Baltasar Caravedo, Julio C. Bernales y Ricardo Palma, cuyo padre, el famoso tradicionista, lo prohijó y le facilitó un puesto en la Biblioteca Nacional en cuyos viejos estantes ahondaría su interés por el antiguo Perú.

Lugo de su magnífica sustentación de 1908, obtiene una beca del gobierno y se embarca para los Estados Unidos a continuar sus estudios en la Universidad de Harvard. En este hecho, hay quienes han tratado de restarle méritos a Tello acusándolo de leguiísta. Nada más lejos de la verdad. El gobierno de Leguía le concede la beca a solicitud de la propia Universidad de San Marcos según consta en la Resolución Suprema del 21 de agosto de 1909. A su regreso, sus aportes al conocimiento de nuestro pasado serían fundamentales, la base de la naciente escuela peruana de arqueología. En 1919 funda el Museo Arqueológico de esa universidad; ese mismo año llama la atención sobre la importancia de la cultura Chavín y su enorme influencia; en 1925 descubre la Cultura Paracas, anterior a la era cristiana; y en 1945 funda el Museo Nacional de Antropología. Obras que bastarían por sí solas para escribir su nombre en la historia, pero Tello hizo mucho más.

Como hijo de su tiempo, y gracias a los laureles académicos que había logrado, fue muy natural que respondiese a la invitación que para integrarse a las filas del Partido Nacional Democrático, el de Riva Agüero, le hicieran. Fue elegido diputado por Huarochirí, ocupando un escaño desde 1917 hasta 1928. Sus intervenciones en el hemiciclo, que todavía esperan a alguien que los rescate para el gran público, revelan a un Tello en gran parte desconocido para todos.

En las páginas del Diario de los Debates de su cámara están impresas para siempre su denuncia de las empresas mineras que contaminan los ríos con los relaves que vierten en ellos, produciendo "graves daños a las sementeras y al ganado" (intervención del 20/11/1917), su demanda de auxilio al gobierno a los pueblos de la sierra "por el encarecimiento alarmante de los artículos de primera necesidad" (intervención del 21/11/1917); su denuncia de masacres de huelguistas mineros "que no registró carácter de agresividad o violencia" por parte de ellos (intervención del 6/12/1918). O más aún, su denuncia, sin ningún miramiento, de agentes del gobierno "incapacitados conforme a ley" implicados en estos hechos. Pero la verdadera gloria de Tello estaría lejos del recinto parlamentario.

Nombrado en 1913 Jefe de la Sección Arqueológica del Museo Nacional, presentó un plan de trabajo tan moderno para su época que se ganó la enemistad de aquellos a los que su plan dejaba fuera. El mayor encono contra él lo tuvo Emilio Gutiérrez de Quintanilla, Jefe de la Sección Histórica, representante máximo del viejo pensamiento que acusó a Tello de las mayores bajezas, de buscador de tesoros y hasta de traficante de nuestro patrimonio (él, que fue el que propició la Ley de Conservación de Monumentos Arqueológicos de 1929). Su malestar por tener que aceptar las propuestas para la administración del museo que un indio hacía desde el Congreso, lo volcó en un panfleto: "El Manco Capac de la arqueología peruana, Julio C. Tello, (Señor de Huarochirí)", que está repleto de las más increíbles lindezas y prejuicios: "Anticristo de quimérica reacción, contra hechura viviente de Huayna Capac", lo llama; "la campaña política que emprende ahora, para restablecer el predominio de los pongos y restaurar la autoridad incana", califica a sus propuestas para una nueva Ley Universitaria. Pese a ello y por increíble que parezca, Tello sólo logró que su Cámara aprobara una recomendación al Ejecutivo para abrirle proceso administrativo a Gutiérrez, ya que tuvo el desparpajo de mandarlo imprimir en los talleres del museo y con dinero del Estado, y que nunca se abrió, permaneciendo veinte años en su cargo. Tello se alejó del Museo en 1915, al igual que Uhle lo hizo en 1911 también por intrigas del mismo personaje.

Pero si algo habría que reprocharle a Tello fue el de no ser ajeno al destino de otros grandes historiadores peruanos que como él dejaron gran parte de su magnífica obra inédita o dispersa en publicaciones menores. Al igual que Raúl Porras o Riva Agüero, lo fundamental de su trabajo se publicaría años después de su muerte y, como en el caso del primero, durante años se anunciarían sus 'Obras Completas' que siempre tardaban en ser publicadas. Recién en el 2004 la Universidad de San Marcos ha empezado a publicar y reeditar sus trabajos inéditos y aquellos que eran difíciles de encontrar aún para especialistas como es el caso de su extraordinaria "Paracas I", publicado en 1959 por uno de sus discípulos y que es una auténtica obra de arte por el aparato gráfico que la acompañaba y que lamentablemente en su reedición de 2005 perdió gran parte de su atractivo.

Tello murió el 3 de junio de 1947 sabiendo que su legado por el que tanto trabajó estaba asegurado: un museo en el que reunió todo lo acumulado en tres décadas de exploraciones y descubrimientos y en el que pidió ser enterrado; una teoría del origen de la civilización andina que aunque superada le dio prestigio; y un archivo (que donó a la Universidad de San Marcos) en el cual las generaciones futuras de estudiosos, como predijo Porras, "por muchos años se nutrirá de sus hallazgos, descripciones y planteamientos", para continuar en la búsqueda que durante una vida dedicada a la investigación lo mantuvo ocupado a él: la esencia del Perú.

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Museo Nacional de Antropología, Arqueología e Historia (MNAAH, Pueblo Libre, Lima), fundado en 1945 por iniciativa de Tello, su primer director (Foto de Guy Vanackeren, Perou.Net)


Sala Chavín del MNAAH (Foto de Guy Vanackeren, Perou.Net)


Craneo trepanado procedente de Paracas (Ica) en el MNAAH (Foto de Guy Vanackeren, Perou.Net)

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Los archivos de Julio C. Tello comienzan a ser digitalizados.

De puño y letra

http://www.elcomercioperu.com.pe/EdicionImpresa/Html/2007-06-02/ImEcDominical0732828.html

Dicen que una de sus frases más célebres era "Pido la palabra para oponerme". Tello era un hombre de carácter, tenaz y de gran formación académica. El legado de su gran recorrido intelectual está depositado en un voluminoso archivo, administrado desde su muerte, por la Universidad de San Marcos. Próximamente serán publicados sus cuadernos dedicados a Pachacamac.

Tenía la letra desordenada, a veces ininteligible, y solo apuntaba lo necesario. Pero los cuadernos de su archivo guardan una asombrosa pulcritud. Diagramas de restos, cerámicas, telas, mapas, animales y plantas aparecen dibujados con extremo cuidado, y reproducidos en cada detalle y color.

Julio C. Tello caminó el Perú por más de tres décadas, y siempre se hizo acompañar por un equipo de dibujantes y caligrafistas que pusieron en cuadernos -que ahora lucen amarillos y llevan el color ocre del pasado en las hojas- el legado de un hombre que vivió intensamente y creyó en el poder civilizatorio de los antiguos peruanos, tesis revolucionaria para su época, cuando se aceptaban las ideas de Max Uhle sobre las influencias centroamericanas de nuestra cultura.

A su muerte, sucedida en 1947, Tello no había publicado más de seis libros e innumerables artículos periodísticos, pero la mayor parte de sus investigaciones, teorías y hallazgos de sus excursiones científicas se encontraba en su inmenso archivo documental, que desde entonces, y de acuerdo al pedido expreso de su testamento, pasó a formar parte del patrimonio de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.


LA PUNTA DEL ICEBERG

¿Cuántos cientos o millares de cuadernos con información de campo, fotos, notas, acuarelas, placas de vidrio con imágenes, conforman el archivo Tello? Hasta el momento se ha develado solo un 20 por ciento de su totalidad. El resto sigue ahí, en un cuarto climatizado, envuelto simétricamente en bolsones de papel, que se asemejan a decenas de fardos funerarios a la espera de su recuperación.

Su contenido es variado. "Se nota el clásico desorden intelectual", dice Carlos Del Aguila, actual director del Museo de Arqueología de San Marcos. Está compuesto de notas, trabajos originales, recortes periodísticos de la época, contribuciones de Tello como de otros autores, dibujos, acuarelas, registros fotográficos y cuadernos de campo con manuscritos. El archivo no está conformado solo por el material que Tello trabajó, sino están reunidos también los cuadernos de varios de sus asistentes, como Félix Caycho, Luis Cossi, Julio Espejo Núñez, Oscar Santisteban y Toribio Mejía Xesspe, quien fue el más importante de todos, y el que más trabajó en organizar la inmensa documentación. También se hallan materiales de Rebeca Carrión Cachot, quien fue su seguidora y más esforzada discípula.

Lamentablemente, Mejía Xesspe murió repentinamente y gran parte de su archivo fue cedido por su viuda al Instituto Riva-Agüero de la Universidad Católica, donde es conservado.

En San Marcos el primer inventario del archivo Tello fue hecho en 1966 por Carlos Daniel Valcárcel. Luego, fue prácticamente dejado en los anaqueles, mantenido solo con los exiguos recursos de la universidad. Después de un silencio de cuarenta años, a fines de 1997, se realizó una verificación total de los documentos, iniciándose la publicación de los cuadernos de Tello, impulsada por la entonces directora del Museo de Arqueología y Antropología de San Marcos, Ruth Shady. El primero de ellos estuvo dedicado a la Arqueología del Valle de Lima. Después vinieron los cuadernos referidos a sus investigaciones en el valle de Asia y la Huaca Malena, en la cuenca del Río Grande de Nasca y en el Valle de Nepeña.

Carlos Del Aguila, actual director del Museo de Arqueología, anuncia la aparición en los próximos meses del primer cuaderno dedicado a Pachacamac, el cual viene siendo trabajado y digitalizado por un equipo de jóvenes profesionales sanmarquinos. La idea es editarlo en color y con un CD de ilustraciones y fotografías. "Tello fue muy criticado en su momento por sus trabajos en Pachacamac", comenta Del Aguila, "e incluso se le acusó de haber inventado lo del Templo de las Mamaconas, pero lo que vamos a publicar testimonia lo contrario. Aunque no concluyó este proceso, Pachacamac termina siendo el último trabajo integral e intensivo del maestro".

Tello interrumpe sus investigaciones en Pachacamac en 1945, un año después se agrava su salud y cae en una depresión muy fuerte hasta su muerte, un 3 de junio de 1947. "En los últimos meses de su vida se dedicó a escribir cartas, a reclamar al Estado para que no abandone los museos, y a tratar de ordenar su gran archivo documental, aunque como es natural después de su muerte el archivo sufrió algunos desmembramientos", dice Del Aguila.


EN LA RED

El archivo Tello se encuentra actualmente repartido en tres instituciones. La mayor parte está en San Marcos, pero existen también copias y protocolos de desenfardelamiento de momias en el Museo de Arqueología, Antropología e Historia de Pueblo Libre y otro tanto en el Instituto Riva-Agüero, sobre todo lo correspondiente a Mejía Xeespe.

El trabajo de apertura del archivo ha sido un proceso lento y se realiza mediante un proceso manual. Una comisión abre un paquete y levanta un acta de lo encontrado, después comienza la clasificación y la transcripción del material. "Lamentablemente", agrega Del Aguila, "las condiciones de registro y de informatización recién se están implementando. Ahora estamos tratando de armar una base de datos digitalizada, que nos permita realizar búsquedas en diversos sentidos. Porque la información encontrada es tan rica y variada que implica varias líneas temáticas, recuerda que Tello no solo se dedicaba a la arqueología, sino también le interesaba la lingüística, la etnografía y la antropología".

La tarea más urgente del equipo del Museo de San Marcos es continuar las publicaciones de los cuadernos que Tello dejó ya terminados, y no lo que requiere ser completado. "Por ejemplo", cuenta Del Aguila, "encontramos un paquete que decía 'Quipus' y pensamos inicialmente publicar dicha información, pero después nos dimos cuenta de que había mucha gráfica y análisis, pero no era un trabajo concluido. Por eso nos inclinamos por Pachacamac porque había un conjunto de paquetes con ese título, y se trataba de un contexto cerrado. Esto no implica que después se encuentren más cosas sobre Pachacamac o sobre otros temas ya publicados, porque muchas veces un paquete lleva un título, pero en su interior aparece información sobre otras materias".

A pesar de que se ha avanzado poco en el conocimiento del archivo, Del Aguila dice que lo trabajado es significativo, dado los exiguos presupuestos del museo y de la universidad. "Otro proyecto mayor es masificar toda esta información vía electrónica. La idea es colgar en la página del Museo un enlace con la información del archivo en PDF".

Abrimos al azar uno de los cuadernos del paquete de Pachacamac y nos encontramos con una caligrafía fina e inclinada, y con los dibujos a colores de un ave costeña y de una especie de iguana. El tiempo no ha afectado los colores ni la nitidez del trazo. Los dibujos de los animales no tienen que envidiar en nada a una fotografía. (JPL)

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Cuadernos y publicaciones

Los cuadernos de investigación del Archivo Tello publicados hasta la fecha son:
- Cuaderno No. 1: Arqueología del Valle de Lima.
- Cuaderno No. 2: Arqueología del Valle de Asia: Huaca Malena.
- Cuaderno No. 3: Arqueología en la cuenca del Río Grande de Nasca.
- Cuaderno No. 4: Arqueología del Valle de Nepeña. Excavaciones en Cerro Blanco y Punkurí.

Además el Fondo Editorial de la UNMSM ha reeditado el libro "Paracas. Primera parte", cuya primera edición data de 1959, (culminada por Toribio Mejía Xesspe) sobre las investigaciones en Río Grande, Acarí, Pisco, Chincha y Cañete.

También ha publicado "Arqueología de Cajamarca - Expedición al Marañón 1937". Material que registra las exploraciones científicas en los departamentos de Cajamarca, Amazonas y La Libertad.

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Títulos digitalizados en la Biblioteca de la UNMSM:

http://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtual/Autores/Tello_J_C.htm

- Paracas. Primera parte (2005)

- Arqueología de Cajamarca: Expedición al Marañón - 1937 (2004)

- La antigüedad de la sífilis en el Perú (1909)

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Julio C. Tello dirige excavaciones en Sechín (Ancash) en 1937; ilustración de Hernán Ponce Sánchez, publicada en 1956 en "Arqueología del Valle de Casma" (Tomado de http://www.arqueologia.com.ar/peru/sechin.htm)

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El legado del maestro

Rescatando el Perú

http://www.elcomercioperu.com.pe/EdicionImpresa/Html/2007-06-02/ImEcDominical0732831.html

Reconocidos intelectuales opinan sobre el legado más importante que nos dejó Julio César Tello Rojas a 60 años de su muerte. La vigencia de una vida y una obra dedicadas a rescatar una visión del Perú del futuro, desde los escombros y restos de un pasado que entonces era desconocido. Así se rescata sus aportes sobre el autoctonismo de la cultura andina, su labor en el fomento y la construcción de museos, y su perseverancia por la conservación de nuestro patrimonio cultural.

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Luis G. Lumbreras
Arqueólogo y ex director del Instituto Nacional de Cultura

"Su contribución más importante fue cambiar la imagen que teníamos respecto al Perú. En su tiempo, a raíz de las ideas del doctor Max Uhle, se creía que nada de lo que existía aquí había sido elaborado por los peruanos. Uhle le había dado forma científica y sistemática a la vieja idea de que nuestra cultura era producto de otras civilizaciones. Tello contradijo esa hipótesis, algo que no era fácil en su época, y rescató la tesis del autoctonismo, es decir que la civilización peruana era producto de los peruanos. Este es un punto de partida fundamental para entender la importancia de Tello. Él le dio a la arqueología un sentido diferente, de rescate de nuestra propia identidad, de autovaloración, que fue muy importante en su momento. Él planteó la tesis de una evolución, de un crecimiento de la civilización peruana. Esa fue su primera gran contribución. Y la segunda, que está ligada a la primera, fue establecer que nuestra civilización fue fundamentalmente el producto de la capacidad de los peruanos para someter un medio duro y difícil, y que esto se hizo a base de un progresivo dominio sobre el territorio. Consideraba que este proceso se inició con la agricultura en una zona de montaña y de ahí pasó a los llamados andes orientales, luego a los andes occidentales, donde se tuvo que intervenir el medio ambiente, para cambiar la tierra, crear canales de riego, construir andenes e implantar la agricultura, con lo cual surge la civilización. Por eso le puso tanto interés a Chavín, que se convirtió en una suerte de icono de esta civilización triunfante, que finalmente llega al litoral, donde el dominio es básicamente tecnológico. Por eso andaba buscando en toda la costa la presencia de Chavín. Se imaginaba una suerte de invasión de la sierra a la costa y en ese proceso se encontró con la cultura Paracas. A raíz de esto hizo el enunciado de la diversidad de culturas en el Perú.

En su momento, contra Tello se fueron todos, peruanos y no peruanos. Lo veían, además, como un indio metido en temas que usualmente eran abordados por extranjeros. Por eso su contribución más importante fue construir una visión del Perú, algo que le costó mucho trabajo y perseverancia".

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Rafael Vega Centeno
Profesor de la Escuela Académico Profesional de Arqueología de la UNMSM

"Lo que más me interesaría resaltar es su figura. Él es un intelectual bastante singular, pues tiene una formación de primer nivel para su época, con una maestría en la Universidad de Harvard. Pero nunca se convierte en un intelectual de alta productividad, que escribe libros y publica investigaciones, tanto así que muere dejando muchas cosas inéditas. Por eso su mayor legado no está ahí. Su gran obra fue consolidar los museos en el Perú. Él había visto los museos en Europa y se indignaba de ver lo famélico que era nuestro Museo Nacional de entonces. Gran parte de sus expediciones a Paracas o Nasca fue para incrementar nuestra colección museística porque su mayor preocupación era hacer llegar este conocimiento al público y sabía que el lugar estratégico para que se produzca este encuentro era el museo.

Por eso me atrevería a decir que su legado más notorio es haberle ofrecido al Perú museos de arqueología y antropología, como el de San Marcos, y crear conciencia entre los arqueólogos peruanos de que el museo es el lugar indicado para albergar sus hallazgos y descubrimientos".

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Mariana Mould de Pease
Historiadora

"Más allá de cualquier hallazgo específico, la mayor contribución de Tello a la arqueología peruana es haber luchado por una metodología de trabajo a través de la cual la conservación arqueológica es tan importante como la investigación. Ese, para mí, es el gran legado de Tello: la idea de que conservación e investigación son parte de lo mismo; indesligables e imprescindibles. La mayor prueba de la clara percepción de Tello sobre estos asuntos es la colección que él mismo trabajó y organizó para que viajara por el Perú con fines didácticos, pero que arbitrariamente fue enviada a la Exposición Panamericana de Sevilla, en 1929. Cuando se dio cuenta de que era inevitable el viaje de la colección al exterior, Tello documentó y catalogó muy bien cada una de las piezas que se enviaban, con el firme propósito de que regresaran. Lamentablemente, muchas de estas obras nunca volvieron, por una serie de avatares políticos tanto del Perú como de España. Hay documentos que cuentan cómo Tello luchó hasta su muerte por la repatriación de esos bienes, y cómo su discípula Rebeca Carrión hizo lo mismo".

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Pedro Novoa Bellota
Arqueólogo, Proyecto Especial Arqueológico Caral-Supe

"Julio C. Tello fue un hombre de obras. Un ejemplo para todos los arqueólogos peruanos que desean aunar a la investigación rigurosa una práctica que impacte positivamente en la sociedad.

Tello sumó a su fundamental aporte académico -fue el primero en establecer la profundidad y originalidad de la sociedad andina- las actividades necesarias para que las evidencias del pasado permanecieran seguras pero asequibles al público general: impulsó leyes a favor del patrimonio arqueológico, contribuyó a la puesta en valor de sitios arqueológicos y creó museos para albergar y exponer los materiales arqueológicos que recuperó de coleccionistas y en sus investigaciones.

Tello tuvo el mérito, además, de haber hecho una obra -que aún podemos apreciar y disfrutar, sesenta años después de su muerte- en un tiempo en el cual el desprecio hacia nuestras raíces andinas era abierto e intenso. Tello, maestro andino, fue un ejemplo de entrega y trabajo en condiciones adversas. Su obra es fundamental para comprendernos, identificarnos y valorarnos como peruanos".

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Trayectoria vital de Julio C. Tello

1880 - Nace en la provincia de Huarochirí el 11 de abril.

1908 - Se gradúa de Bachiller en Medicina con la tesis "La antigüedad de la sífilis en el Perú".

1911 - Obtiene un Master en Antropología en la Universidad de Harvard, EE.UU. Inicia su periplo europeo [1911-1912]. Estudia en las universidades de Cambridge, París, Berlín y Londres.

1912 - Representante del Perú en el XVIII Congreso de Americanistas [Londres, Inglaterra]. Se casa con Olive Nabel Chessman. Regresa al Perú.

1913 - El gobierno lo nombra su representante en la expedición arqueológica que Alex Hrdlicka realiza en la costa. Es nombrado Jefe de la Sección Arqueológica del Museo Nacional.

1916 - Integra la Misión científica de la Universidad de Harvard que explora el Marañón.

1917 - Es elegido Diputado por Huarochirí en las filas del Partido Democrático Nacional.

1918 - Se gradúa de Doctor en Ciencias Naturales con la tesis "El uso de las cabezas humanas artificialmente momificadas y su representación en al antiguo arte peruano".

1919 - Emprende la expedición a Chavín por encargo de la Universidad de San Marcos. Organiza el Museo Arqueológico de esta universidad.

1920 - Organiza la colección Larco Herrera, adquirida por el Estado el año anterior, base del Museo de Arqueología de la avenida Alfonso Ugarte.

1921 - Publica "Introducción a la Historia del Antiguo Perú", en donde propone por primera vez una cronología de las culturas prehispánicas.

1923 - Publica su famoso ensayo "Wira Kocha" en la revista 'Inca'.

1925 - Incia la exploración de los valles costeños de Chincha y Pisco. El 26 de julio descubre las cavernas de Paracas.

1926 - Expedición a los valles costeños del norte (Santa, Virú, Moche y Chicama).

1927 - En este año y hasta 1930 explora la costa sur y estableciendo la fase Paracas Necrópolis.

1929 - Publica "Antiguo Perú. Primera época".

1931 - Explora la Hoya del Mantaro encontrando las ruinas de Huari-Huacaurara y Conchopata.

1933 - Exploración al Valle de Nepeña.

1934 - Nueva expedición a Chavín.

1935 - Expedición a los valles de Chancay, Chillón y Rimac. Publica su importante estudio "Kotosh".

1937 - Expedición al Valle de Casma auspiciada por la Universidad de San Marcos y Nelson Rockefeller. Descubrimiento del Templo de Sechín.

1939 - Publica su estudio "Las primeras edades del Perú por Guaman Poma. Ensayo de interpretación".

1940 - Nueva expedición a Chavín.

1941 - Descubre en Urubamba, cerca de Machu Picchu, las ruinas de Huiñay-Huayna, el último de sus grandes descubrimientos.

1942 - Publica "Origen y desarrollo de las civilizaciones prehistóricas andinas", en donde rectifica su cronología de la cultura andina.

1944 - Publica "El descubrimiento de la Cultura Chavín".

1945 - Se crea el Museo Nacional de Antropología (hoy Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia) y Tello es nombrado su primer Director. Estudia las Necrópolis de Ancón.

1947 - Muere de cáncer al estómago en la clínica del hospital Loayza el 3 de junio.

(Jorge Moreno Matos)

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Bibliografía [1906-1967] de Julio C. Tello, padre de la arqueología peruana

Por Lizardo Tavera

Tomada de: http://www.arqueologia.com.ar/peru/bb-tello.htm

1906 "Craniectomía prehistórica entre los Yauyos". El Comercio. Diario Independiente. Lima, 5 de mayo. p.3.

1908 "La antigüedad de la sífilis en el Perú". Revista Universitaria. Organo de la Universidad Mayor de San Marcos. Año IV, Vol. IV, pp. 180-212. Lima.

1912 "Prehistoric trephining among the Yauyos of Peru". XVIII International Congress of Americanists. Actas y trabajos, pp. 75-83. Londres.

1914 "Las antiguas riquezas del valle de Lima (para el doctor Urteaga)". La Crónica. Diario de la mañana. Lima, 30 de diciembre. p. 5.

1915 "El uso de las cabezas humanas artificialmente momificadas". El Comercio. Lima, 29 de agosto.

1915 "El diagnóstico diferencial entre las aberturas craneales por trepanación y las practicadas en las cabezas trofeos". La Prensa. Lima, 7 de octubre.

1917 "Los antiguos cementerios del valle de Nasca". Proceedings of the Second Pan American Scientific Congress, Washington 1915-1916. Section I: Anthropology. Vol. I, pp. 283-291. Washington.

1918 "El uso de las cabezas humanas artificialmente momificadas y su representación en el antiguo arte peruano". Revista Universitaria. Organo de la Universidad Mayor de San Marcos. Año XIII, Vol. II, pp. 477-533. Lima.

1918 "Arqueología y primitiva religión del Perú". La Prensa. Diario de la mañana. Lima, 11 de julio.

1921 'Introducctón a la historia antigua del Perú'. Lima.

1923 "Wira Kocha". Inca. Revista trimestral de estudios antropológicos. Organo del Museo de Arqueología de la Universidad Mayor de San Marcos. Vol. I, No. 1, pp. 93-320; Vol. I, No. 3, pp. 583-606. Lima.

1924 "Observaciones del Editor al discurso del profesor Seler". Inca. Vol. I, No. 2, pp. 375-382. Lima.

1924 "Arte Antiguo Peruano: Album fotográfico de las principales especies arqueológicas existentes en los Museos de Lima. Primera Parte. Tecnología y Morfología". Inca. Vol. II. Lima.

1926 "Interesantes descubrimientos arqueológicos en Cerro Colorado (Paracas)". El Comercio. Lima, 6 de febrero.

1926 "Los descubrimientos del Museo de Arqueología Peruana en la península de Paracas". XXII Congreso Internacional de Americanistas, Roma. Actas y memorias. Vol. I, pp. 679-690. Roma.

1927 "Bibliografía antropológica del Perú". Boletín Bibliográfico. Biblioteca de la Universidad Mayor de San Marcos. Vol. III, No. 3, pp. 31-36. Lima.

1928 "Andean Civilization: Some problems of Peruvian Archaeology". XXIII Congress Intemational of Americanist, New York. Actas y trabajos. Vol. I, pp. 259-290. Nueva York.

1928 "Los restos arqueológicos recientemente descubiertos en la península de Paracas". La Prensa. Diario de la mañana. Lima, 7 y 8 de junio.

1928 "Los descubrimientos del Museo de Arqueología Peruana en la península de Paracas". Actas del XXII Congresso Intemazionali degli Americanisti, Roma, settembre 1926. Vol. I, pp. 679-690. Roma.

1929 'Antiguo Perú. Primera época'. Editado por la Comisión Organizadora del Segundo Congreso Sudamericano de Turismo. Lima. 183 pp.

1931 "Las ruinas de Wari son, por su extensión, el enorme material arquitectónico, la piedra tallada, los edificios subterráneos, estatuas, etc. superiores, en ciertos aspectos, a las de Tiawanaku y semejantes a las de Chavín...". El Perú. Diario de la mañana. Año I. Lima, jueves 27 de agosto. p. 1.

1931 "Un modelo de escenografía plástica en el arte antiguo peruano". Wira Kocha. Revista peruana de estudios antropológicos. Vol. l, No. l, pp. 89-l12. Lima.

1933 "Importante descubrimiento arqueológico en el valle de Nepeña. El señor Julio C. Tello anuncia el hallazgo de un notable monumento antiguo". El Comercio. Lima, l de setiembre. p. 20.

1933 "Las ruinas del valle de Nepeña". El Comercio. Lima, 5, 6, 9 y 14 de octubre.

1934 "El oro en el antiguo Perú". El Comercio. Lima, 1 de enero.

1934 "Las excavaciones arqueológicas en el departamento del Cusco". El Comercio. Diario de la mañana. Lima, 12 y 13 de marzo.

1934 "Perú prehistórico: Origen, desarrollo y correlación de las antiguas culturas peruanas". Revista de la Pontificta Universidad Católica del Perú. Tomo II, No. 10, pp. 151-168. Lima.

1935 "Las civilizaciones pre-incaicas, su antigüedad y sucesión cronológica". La Crónica. Lima, 30 de mayo.

1935 "Culturas arcaicas del Horizonte inferior". El Universal. Lima, 13 de junio.

1936 "Indumentaria de los incas". Letras. Organo de la Facultad de Letras de la Universidad Mayor de San Marcos. No. 2, pp. 413-419. Lima.

1936 "Los monumentos arqueológicos de Magdalena Vieja y la necesidad de conservarlos". Gaceta Municipal. No. l, pp. 5-6. Magdalena Vieja, Lima.

1937 "Los trabajos arqueológicos en el departamento de Lambayeque". El Comercio. Lima, 29, 30 y 31 de enero.

1937 "La búsqueda de tesoros ocultos en las huacas de Lambayeque". El Comercio. Lima, 11 de marzo.

1937 "El oro de Batán Grande (algunos apuntes de la reciente conferencia del doctor Julio Tello)". El Comercio. Lima, domingo 18 de abril. pp. 3, 6.

1937 "Importante hallazgo arqueológico en la huaca Cerro Sechín de Casma". El Comercio. Lima, 28 de setiembre.

1937 "La civilización de los inkas". Letras. Organo de la Facultad de Letras de la Universidad Mayor de San Marcos. Tomo III, No. 6, pp. 5-37. Lima.

1937 "Objeto y propósito de la expedición arqueológica al Marañón". El Comercio. Díario de la mañana. Lima, 31 de octubre.

1938 "Los resultados de la expedición arqueológica al Marañón de 1937". El Comercio. Diario de la mañana. Lima, 9 de enero.

1938 "El strombus en el arte Chavín". El Comercio. Lima, 18 de abril.

1938 "Las excavaciones que se efectúan en Pachacamac". El Comercio. Lima, 13 de setiembre.

1938 "La gran muralla del norte del Perú es un camino de penetración de la costa a la sierra de caracter comercial y principalmente religioso". El Comercio. Diario de la mañana. Lima, 11 de octubre.

1938 "Objeto y propósito de la Expedición arqueológica al Marañón". Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima. Tomo LV, Trim. 2-3, pp. 123-131. Lima.

1938 "Una notable insignia de oro del Antiguo Perú". Turismo, No. 133. Lima (Noviemre) s.p.

1939 "El cóndor en el arte antiguo peruano". Turismo. No. 136. Lima (Mayo) s.p.

1939 "Algunos monumentos arqueológicos existentes entre Lima y Paramonga". El Comercio. Edición de la mañana. Lima, 26 de setiembre.

1940 "El descubrimiento de esculturas monolíticas en la Waka Cerro Sechin, valle de Casma". La Prensa. Diario independiente. Lima, domingo 7 de enero, p. 3.

1940 "Descubrimientos realizados arqueológicos en las ruinas de Pachacamac". El Comercio. Lima, 18 de julio.

1940 "Los recientes descubrimientos arqueológicos en las ruinas de Pachacamac". Turismo. No. 140. Lima (julio).

1940 "Los recientes descubrimientos arqueológicos en las ruinas de Pachacamac". Turismo. Organo del Touring Club del Perú. No. 153. Lima.

1940 "Un vaso de piedra de Nasca. Primeros indicios de una Cultura Megalítica semejante a la de Chavin en la región central del Perú". Chaski. Organo de la Asociación Peruana de Arqueología. Vol. I, No. 1, pp. 27-48. Lima.

1940 "Pachacamac". Chaski. Organo de la Asociación Peruana de Arqueología. Vol. I, No. 2, pp. 1-4. Lima.

1940 "Un ejemplar de cerámica de Cajabamba". Chaski. Vol. I, No. 2, pp. 77. Lima.

1941 "La ciudad Inkaica de Cajamarca". Chaski. Organo de la Asociación Peruana de Arqueología. Vol. I, No. 3, pp. 3-7. Lima.

1942 "Origen y desarrollo de las civilizaciones prehistóricas andinas". Actas y trabajos científicos del XXVII Congreso Internacional de Americanistas, Lima 1939. Tomo I, pp. 589-720. Lima.

1942 "Sobre el descubrimiento de la Cultura Chavín del Perú". XXVII Congreso Internacional de Americanistas, Actas de la Primera Sesión, celebrada en la ciudad de México en 1939. Tomo I, pp. 231-252. México.

1943 "Memoria suscita sobre los trabajos arqueológicos realizados en las ruinas de Pachacamac durante los años 1940 y 1941". Memoria de la Junta Departamental Pro-Desocupados de Lima, 1939, 1940 y 1941. Lima.

1943 "Discovery of the Chavin Culture in Peru". American Antiquity. Vol. IX, No. 1, pp. 135-160. Menasha.

1943 "Sobre el descubrimiento de la cultura Chavin en el Perú". Letras. Organo de la Facultad de Letras y Pedagogía, Universidad Mayor de San Marcos. No. 26, pp. 226-373. Lima.

1945 "El país de los inkas". Peí en entras 1944-45. pp. 592-613. Lima, Empresa Gráfica Scheuch S.A.

1946 "Los tesoros arqueológicos de Ancón". El Comercio. Lima, 17 de marzo.

(*) Publicaciones póstumas:

1955 "El país de los inkas". Revista del Museo Nacional de Antropología y Arqueología. Año II, No. 2, pp. 24-45. Lima.

1956 'Arqueología del valle de Casma. Culturas: Chavín, Santa o Huaylas, Yunga y Sub-Chimú. Informe de los trabajos de la Expedición Arqueológica al Marañón de 1937'. Lima, Editorial San Marcos, 344 pp.

1959 'Paracas. Primera parte'. Vol. 1. Publicación antropológica del Archivo "Julio C. Tello" de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima. 129 pp.

1960 'Chavin. Cultura matriz de la civilización andina. Primera parte'. Publicación antropológica del Archivo "Julio C. Tello" de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Vol. II. Lima. 364 pp.

1967 'Páginas escogidas'. Selección y prólogo de Toribio Mejía Xesspe. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima. 241 pp.

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